Hot Chocolate

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Victor se encontraba recostado en el sofá verde de nuestra sala de estar, sostenía un libro verde pálido con un grabado dorado que brillaba gracias al reflejo de la pequeña llama que tomaba vida en la chimenea, tras de él había una ventana de cristal que se comenzaba a teñir de blanco por los pequeños copos de nieve que bailoteaban por el aire.

Yo estaba al otro lado de la sala, en la cocina, donde preparaba un par de tazas de chocolate caliente.

El apartamento estaba en silencio, lo único que se escuchaba era el pasar de las páginas del libro de Victor, el sonido de sorpresa que salía de los labios de Victor cada vez que leía algo en el libro, y por supuesto, la leche hirviendo en la olla blanca en la que preparaba el chocolate caliente.

Cuando terminé de preparar la bebida fui directamente hacia el sofá. Me senté frente a Victor y dejé su taza en la pequeña mesa que estaba frente al sofá.

Victor despegó sus ojos del libro por primera vez y me sonrío como siempre lo hace. Mis mejillas se tornaron rojas como de costumbre.

"Yuuri" me dijo mientras cerraba el libro verde de letras doradas.

"¿Q-qué estabas leyendo?'' pregunté para hacer a un lado mi patética timidez.

"Leía sobre una pareja que se enamoró mediante el deporte que tanto amaban... Me recuerdan a alguien.'' En ese momento tomó la taza de chocolate caliente, me sonrío con dulzura y le dio el primer sorbo.

"¿Es necesario decir cosas tan vergonzosas...? Yo te quiero y no digo cosas tan... así''.

"Yuuri"

"¿Hmm?"Lo miré fijamente mientras terminaba mi chocolate caliente.

Tras eso todo pasó en cámara rápida, y lo único que sé es que unos cálidos y dulces labios sostenían los míos con delicadeza, como si se tratasen de la flor más delicada y especial del mundo. Cerré los ojos y coloqué mi mano sobre su mejilla mientras intercambiaba el beso más dulce de mi vida. Con el tiempo nos separamos y ahora era Victor quien sostenía mi rostro en sus suaves manos.

"Yuuri"

"¿Sí?" le respondí con las mejillas hechas fuego.

"Te amo."

"Y... Yo a ti, Victor, sabes que es así."

Finalmente nos unimos en un cálido y placentero abrazo, y más tarde se nos unió Makkachin, quien ladraba de vez en cuando para llamar la atención de Victor, quien ahora estaba dormido bajo mi cuerpo. 

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