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3. Hasta el día en que nos volvamos a ver.

Ya era hora, la voz de la anunciante me lo hizo saber. Nosotros estábamos en el aeropuerto de Ciudad Luminose, lugar donde oficialmente terminaría nuestro viaje en la región de Kalos, me quedé frente a las escaleras mecánicas mientras me despedía de mis amigos. Mis ojos brillaban amenazando caer en lágrimas, mas la determinación de cumplir mis sueños afueras de la frontera de mi hogar era más fuerte. Vi como Bonnie y Clemont se quedaron atrás un momento, dejándonos a Ash y a mí un pequeño rato a solas.

—Ash —comencé a hablar, posando una de mis manos en mi listón—, estoy feliz de haber hecho este viaje. —Vi como él sonrió, entonces, mi corazón comenzó a palpitar con frenesí—. Tú eres mi meta.

Ash abrió sus ojos y la boca de la impresión, pero no tuve temor de un rechazo, ya que yo sabía perfectamente que, si no lo decía ahora, me iba a arrepentir. "Ahora o nunca", como dicen algunos.

—Cuando nos encontremos de nuevo... —continué—... Me volveré una mujer más y más atractiva.

Eso último lo dije guiñando el ojo. Ash me respondió afirmativamente, y segundos después procedí a bajar la escalera. Pero, a mitad de camino, levanté la mirada decidida, mirándoles por sobre el hombro.

—¡Ash! —exclamé—. ¿Puedo decirte una última cosa?

Mis piernas se movieron por sí solas, andando por el sentido contrario de la escalera mecánica, era peligroso, mas fue algo que no tomé en cuenta en el momento. Cuando llegué hacía él, mi corazón se detuvo por completo cuando me incliné y nuestros labios se tocaron, pasaron cinco segundos y la maquina me quiso bajar otra vez. Mis mejillas ardían, pero la sonrisa del rostro no me la quitaba ni el mismísimo Arceus. Ash estaba paralizado y mis amigos sonrojados, volviendo en sí cuando grité.

—¡Muchas gracias!

Vi cómo se despedían y me deseaban un buen viaje. Y ahora que lo pensaba mejor, ninguno de los dos había besado a alguien antes... ¡Era nuestro primer beso! Esa idea me hizo sonrojar como tomate cuando entraba en mi avión, aunque, ¿qué importaba ser la primera o la decimosexta? Sé que, en su mente, hay un rincón que le hará recordarme, sin importar que tan separados estemos.

Y espero que, en un futuro, nuestros sueños se cumplan. Y cuando llegué ese día, nos volveremos a ver. 

¿Y quién sabe? Quizá ese día él corresponda mis sentimientos.