Capítulo Uno

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Cuando murió, yo también lo hice.
Desapareció y todo mi ser escapó.
Intenté seguirle, mi miedo no cedió.
Quise volver a vivir, pero se llevó todo de mí y no volví a sonreír.

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Es de noche, muy tarde y la luz de la Luna ilumina mi habitación. El único ruido que mis oídos perciben es el cantar de los grillos y mi serena respiración. En la oscuridad, mis ojos no miran nada en específico sin embargo, no logro cerrarlos y perderme en el mundo de los sueños, ese maldito malestar lo impide.

Aquello que me ha estado molestando es un misterio, recuerdo que comenzó un día de escuela que recuerdo por cierta particularidad.

El día comenzó como siempre, me levanté con más pesadez que de costumbre, me vestí con mi horrible uniforme café y desayuné un simple plato de cereal con leche para volver a llegar tarde a la escuela.

Como tal vez se preguntarán, o no, vivo sola con un perico por razones familiares algo complicadas de explicar que solo una persona conoce.

Al entrar me observó un grupo de chicas.

Mis amigas Yuuki, Yuno y Rin (cualquier parecido con alguien real no es coincidencia XD [paréntesis dentro del paréntesis, lo que esté entre paréntesis solo son anotaciones mías]) me saludaron en cuanto entré al salón. Y no, no somos japonesas, solo son apodos, es más, todas tenemos el cabello castaño y ojos color caca típicos de México.

-- Llegas tarde, de nuevo -- me resalta lo que ya sabía. -- Acordamos llegar a las 7:00 y llegas a las 7:30, solo nos queda media hora -- me regaña dándome un ligero golpe en la nuca mi queridísima amiga Yuno mirándome con molestia.

-- ¿Recuerdas que a primera hora íbamos a terminar la tarea? -- me cuestiona Yuuki.

-- ¡A no má si cierto! -- exclama Rin al darse cuenta. En respuesta todas la fulminamos con la mirada.

-- Bien, empecemos -- dije para comenzar el trabajo en lo que esperábamos a que llegara la maestra.

El trabajo no era muy complicado, solo era redactar un corto ensayo sobre el tema que vimos en clase, claro, conmigo como la líder del equipo nada podía salir mal, era de las pocas que podría decir que era buena, dar órdenes (mentira) y redactar. Terminamos gran parte, el resto lo terminaría yo sola en el receso, ¿por qué? Porque llegué tarde y ellas me castigaron .

Al llegar la maestra, las tres que me acompañaban regresaron a sus lugares lejos de mí, los maestros me separaron de ellas porque "somos muy ruidosas", patrañas, son más ruidosos ese grupo de chicos de hasta el fondo y no les dicen ni pío. Cuando todos se sientan me fijo en que un chico nuevo se sentaba atrás mío, no soy alguien muy social pero de cierta manera me dolía ver a la gente sola, me recordaban a quien era antes, entonces me dí la vuelta y saludé.

-- ¡Ho... Achuuu! -- en ese momento me dio unas repentinas ganas de estornudar, estaba un poco enferma pero ese estornudo me jodió la existencia, aparte, estornudé en su cara y de plano se me salió un moco, iugh.

-- ... -- no dijo nada pero su cara decía todo lo que pensaba.

-- ¡Lo siento mucho! -- grité llamando la atención de todo el salón. Mierda. No solo grité, sino que seguía con el moco colgando. Buena presentación, Rei.

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⏰ Última actualización: Jan 29, 2017 ⏰

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El Día que extrañamos a NadieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora