Me es casi imposible no meter referencias a bandas que me gustan... De verdad había MUCHAS y me las tuve que guardar...
—¡Alex! —Chilla Penny abalanzándose hacia mí y escondiendo su cabeza entre mi cuello —Dios, te extrañé tanto, enano. —Siempre me ha llamado así, a pesar de que le saco alrededor de cabeza y media.
—Yo igual. —Suspiro con una sonrisa desganada. —¿Cómo va todo en Omaha? —Ella se alza de hombros y sonríe un poco.
—El colegio es pesado siempre, no importa en dónde vivas. —Estoy a punto de responder algo cuando siento una presencia detrás mío.
—¡Penny! —Mi madre aparece y abraza a mi amiga. —Preparé lasaña.
—Genial.
—Lo sé, linda, pero aún está en el horno, así que mientras, pueden subir a la habitación de Alex y ver televisión o algo.
Mi madre es la única que permitiría que chicas suban a mi habitación sin supervisión alguna. Bueno, también ella ya me conoce, ni siquiera mi madre podría considerarme un ser pervertido y lleno de deseos sexuales. Más bien me ve como su pequeño niño, incapaz de verle los pechos a alguna chica. En parte cierto, en parte no.Penny y yo entramos a mi cuarto y cerramos la puerta, miro sus ojos azules enormes, con brillo de diamante y su cabello rubio con raíces castañas. Ella siempre se ha arreglado, desde la primaria que llevaba listones rosados en la cabeza y labiales de brillitos que cada niña le envidiaba. No me imagino a una Penny sin un maquillaje 'casual'. Además, siempre viste bien. Hoy trae un pantalón de cuero, una blusa rosa y una chaqueta del mismo material del pantalón. Aunque calza unos botines con tacón, sigue siendo más baja que yo.
La miro mientras ésta se acomoda en el piso, cruzando sus piernas en forma de cazuela. Me observa unos momentos ansiosa, pero al no decir nada, suspira encorvándose, mirándome con decepción y apoyando sus brazos en sus muslos.—Ya, dime. —Alzo las cejas y ella frota sus manos entre sí, haciéndome notar el frío de mi habitación.
—¿Qué? —Pregunto sentándome junto a ella, apoyando mi espalda contra la orilla de mi cama.
—No vine hasta aquí para nada. —En ese momento supe a qué se refería y me entraron unas ganas de correrla de la casa de mi madre. Sé que tiene derecho, viajó no sé cuántas millas para venir a Ohio, merece una explicación respecto a porqué su mejor amiga de toda la vida ahora está muerta. Pero es difícil. No puede venir y preguntárselo al que era su novio. —Sé que te duele lo de Aria.
—Pero claro que sí. —Bufo virando mis ojos y siento cómo su mano se posa en mi muslo izquierdo, el cuál se tensa ligeramente por el contacto.
—Eres tan, pero tan imbécil.
—Gracias por el complemento.
—Es que sabes que estás mal, pero ya sé cómo eres, Alex. —Ruedo discretamente los ojos y exhalo pesado. —Yo sé que empujaste todo lo que sentías a la mierda y quisiste superar a Aria casi al día siguiente de... de lo que ocurrió.
—Ya lo he superado, estoy bien, ¿Sí?
—No me hables así. —Exhala frustrada.
—Lo siento, pero quiero dejar el tema ahora.
—No. —Se opone con firmeza. —Sé que te estás reprimiendo, expresa todo de una buena vez. Porque no puedes simular que nada pasó cuando alguien muere, no lo olvidas así como así. ¿Crees que a ella le gustaría eso? ¿Crees que le gustaría que la dejes de lado? Ella fue todo para ti.
—Ya cállate. —Digo con un tono pesado, demasiado tal vez, lleno de repulsión y orgullo. Mis respiraciones se hacen cada vez más densas y siento que si no me esfuerzo lo suficiente, podría desmayarme ahora mismo.
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ARIA
Teen FictionEs triste que este libro se llame "Aria". Porque este libro no es sobre Aria. Aria está muerta. Este libro es sobre Alex. Alex, un simple adolescente más a quien se le murió la novia. Un chico confundido y preocupado. En fin. Un chico más sin releva...