''Shadows into the lights'' (Sombras en las luces)

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SIPNOSIS

Jane es la típica chica adolescente. Su vida dará un giro por completo cuando conozca a Devon, un layder que se encargará de poner su vida patas arriba, además de protegerla de los cojers, la gente de niebla.

¿Cómo se lo tomará Jane, cuándo se entere que Devon es realmente su guardián?

Su vida no correrá peligro, a no ser que algo se complique, y ahí empezará a darse cuenta de lo que realmente está sucediendo.

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Mi vida no es una de esas de las que podrías desear vivir. Es más, yo la definiría como ''no muy divertida''. Mis padres, Emma y George, són los poseedores de una de las indústrias de colchones más conocidas del mundo, así que nunca están en casa.

Yo vivo con mi tía Rosa, que es una señora muy amable y atenta, se le podría confiar cualquier cosa. Por esa razón le tengo tanta confianza.

Nos lo contamos todo, no creo que exista el mínimo secreto entre nosotras, pero a veces las cosas entre nosotras se complican. Eso de tener tanta confianza con tu tía tiene sus desventajas. 

Todos me dicen que les gustaría tener una relación tan buena con algún familiar, cómo la tengo yo con mi tía, pero que es muy difícil encontrar a alguien de la familia que te entienda tal y cómo tu lo haces.

Yo siempre digo que en la vida no todo es perfecto, que cada cosa tiene su defecto.

En mi caso, la imperfección de la perfección en mi vida, sería que mis padres cobran suficientemente bien como para comprarse todo lo que quieran, pero el inconveniente es que casi ni los veo. Antes, venían cada fin de semana a verme, que para mi gusto era muy poco, pero ahora vienen cada dos o tres semanas. Hasta puedo pasar un mes sin llegar a verlos.

Es bastante dificil enfrentarse a los problemas de la vida cotidiana sin tus padres apoyándote. Encima, soy hija única y diréctamente es cómo si hubiese un vacío en mi mundo que, ni mi tía pudiera llenar.

Capítulo 1.

Cuando miré el reloj, daban las 2.00hs de la mañana. Era bastante raro, ya que desde mi ventana se veían los rayos de luz entrar. Así que miré la hora en el móvil.

Definitivamente eran las 10.38hs.  Mi reloj se había quedado sin pilas a horas de madrugada.  ''Que suerte que se le hayan acabado las pilas hoy, y no mañana lunes'' pensé aliviada.

Salí de la cama de un salto, tenía una resaca de mil demonios. Eso me pasaba por hacerle caso a Mary y salir un viernes por la noche, envés de quedarme en casa mirando una película y comiendo helado.

Mary era mi mejor amiga desde los 10 años. Con el paso de los años fue cambiando mucho. Hubo un tiempo, en el que el pelo se le volvió negro carbón, y eso era bastante raro siendo una chica pelirroja. Era más alta que yo, más o menos me llevaba 5cm. También era más flaca y bonita.

Siempre quise saber cómo se mantenía tan flaca con todo lo que comía, parecía que su estómago hiciese desaparecer la comida del estómago o algo parecido. Yo siempre la acusaba de brujería y vivía gastándole bromas sobre eso, ya que Mary no es una persona obsesiva con su peso cómo las demás adolescentes, y cuando digo ''las demás adolescentes'', me refiero a las fúrcias de mi instituto. 

Vamos a llamarlas ''manzanas'', por no llamarlas de otra manera no muy sutil.

Esas ''manzanas'' son las chicas más populares del instituto, obsesionadas con sus cuerpos y sus caras embadurnadas de maquillaje. Yo creo que tanto maquillaje podría llegar a ser delito. 

Pero no solamente compran maquillaje, sino que compran a los chicos. Chico que ven, chico que quieren. Obviamente, finalmente los consiguen.

Yo siempre pienso que para estar tirándose a todos los chicos del instituto, que se vayan a una esquina, que allí conseguirán mucho más que aquí.

Volviendo al tema de Mary, 6 años a su lado me hacían conocerla más que ella a si misma.

Después de reflexionar un rato bajo la ducha, me fui a desayunar. Rosa no estaba. Era raro, ya que no había dejado ninguna nota avisando que salía. Pero no me preocupé, seguramente había quedado con alguna amiga para tomar un café o algo similar.

El día se pasó volando, pero Rosa seguía sin llegar. Tal vez fuese hora de irme preocupando, pero no creía que le hubiese pasado nada, ya que no era ese tipo de mujer que no se resistía a nada en caso de emergencia.

Rosa había vivido muchos altibajos en su vida, pero nunca había dejado que la derrumbasen.

El reloj ya marcaba las 21hs. Ya bastante preocupada por Rosa, la llamé, pero no me respondía. En eso, oí un ruido en el piso de arriba, como de ventanas abriéndose, pero no le di importancia.

De repente sonó el teléfono, era Rosa:

-Hola cariño, escúchame, esta noche la pasaré en casa de una amiga. Su madre ha fallecido y encima se quedó viuda hace unos años, ¿te importa? -Me dijo en voz baja. Seguramente estaba ya en casa de su amiga y no quería que la escuchase.

-No, tranquila. –Le dije con voz pasiva – Por cierto, ¿habías dejado preparado algo para cenar, o me lo debo preparar yo? – ‘’por favor, que haya dejado algo’’ me dije a mi misma cruzando los dedos.

-Me temo que te lo deberás de preparar tú solita. Hay unos fideos instantáneos en el armario de la cocina. Ponles agua y déjalos reposar 5 minutos. – Rosa y sus fideos, le encantan. No hay manera de hacerle sacar de la cabeza lo de comprar fideos cada vez que los ve en el escaparate o las estanterías de las tiendas.

-Bueno vale, gracias. Adiós, te quiero!

Cuando colgué el teléfono, fui a hacerme los fideos ya que, me estaba muriendo de hambre.

Mientras comía, el ruido de la ventana se volvió a repetir. Y esta vez seguido de un ruido de una puerta abriéndose. Rápidamente dejé el bol con fideos en la mesa, cogí un bate de baseball y subí, asustada, a ver que había provocado ese ruido.

Al llegar a la planta de arriba, vi que la puerta de mi habitación estaba entreabierta. El ruido había sido allí, ya que cuando salí por última vez de mi habitación, la puerta estaba cerrada. Lentamente me fui acercando. Las manos me sudaban, y tenía la respiración acelerada. Mis pies temblaban al igual que mis manos. Caminé por el pasillo, intentando hacer el menos ruido posible. El pelo se me iba erizando a medida que me iba acercando a la puerta.

Con la mano, empujé la puerta y eché un vistazo. Cuando entré miré de reojo la habitación.

Definitivamente la ventana se había abierto. Cuando me acerqué a cerrarla, un gato se me cruzó y se me quedó mirando fijamente. Respiré profundamente. Fue culpa de un gato.

-Ven minino! –Cogí al gato y cerré la ventana.

 Cuando me di la vuelta, una figura estaba de pie en la puerta. Parecía un hombre mirándome fijamente.

Un grito salió instantáneamente de mi garganta.

-¿¡QUIÉN ERES!? ¿¡ QUE QUIERES!? –Le grité al supuesto okupa que me estaba mirando fijamente.

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⏰ Última actualización: Dec 28, 2013 ⏰

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