Capítulo 2

27 6 0
                                    



-Qué te pasa? Por qué has llegado tarde? Ady? Va todo bien? Qué ha pasado?- pero ella seguía sin contestarme, estaba cansada, mirándome con esos ojos maravillosos que tiene, aunque en ese momento estaban vidriosos. Algo raro le pasaba, algo no iba bien. Ella nunca lloraba por cosas absurdas, algo muy grave tenía que estar pasando.

Ella aun seguía respirando con dificultad, lloraba desconsoladamente, y aun no me había contestado a las preguntas que le había hecho. Aún tenía mil y una más por hacerle, así que su silencio me ponía de los nervios.

-Oscar....- tartamudeó en un instante, pero después de pronunciar mi nombre, se bloqueó otra vez, y su silencio volvió a invadir el espacio que había entre los dos.

- Oscar...,- volvió a pronunciar.

-Oscar, no puedo más. Esta semana es la tercera vez que tus amigos de clase me atacan- mientras escuchaba cada palabra que formaba mientras por fin me iba explicando con dificultad lo que pasaba, yo no podía creer lo que mis oídos tenían derecho a escuchar. Eso no podía ser verdad. Ella era la chica mas maravillosa, no podía estar pasándole eso solo por mi culpa.

Mi corazón se heló en un gran suspiro de aquel frío aire que había llegado en el mes de noviembre. Estábamos a principio de mes, pero el frío ya se notaba en aquel otoño descomunal.

-Ady, pero por qué te tienen que atacar? Qué tienes tú que ver con ellos? Ni siquiera te conocen. No te conocen tanto como yo, pero es obvio que eres una persona metida en lo suyo. No entiendo nada. No entiendo como esta gente puede pasarse tanto de la raya. Esto ya ha pasado el límite- comenté en un tono reconciliador.

-No lo sé. Yo tampoco tengo nada que ver con ellos. El miércoles me estaban esperando en el portal de mi casa. Los reconocí al instante, así que les pregunté qué hacían allí

-Y luego? Qué pasó?- pregunté precipitadamente.

- Luego...., me empujaron al suelo y me patearon hasta que una mujer les vio y ellos, asustados, se fueron corriendo- explicó con sinceridad -por eso vine tan tapada a nuestra cita- concluye con un anhelo cansado.

Mis neuronas no dan crédito a lo que mis oídos escuchan. Nunca pude imaginar nada así. Mis compañeros de clase no tienen derecho a maltratar a gente que ni siquiera conocen. Esto me ponia al limite.

Ella seguia jadeando por el cansancio y la acumulación de sucesos. Los dos seguíamos meditando sobre los últimos días. Las últimas horas. Los últimos hechos. Cosas muy peculiares habitant pasado en los últimos acontecimientos.

- Tenemos que hacer algo, Ady, esto no puede continuar así. Algo tendremos que hacer-sugerí.

- Pero qué?- pregunto ella -Oscar?- yo estaba totalmente sumergido en mis pensamientos.

¿Quién es el culpable?  #PremiosLiteraturaAngel2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora