Las Pequeñas Cosas

Un vuelco inesperado

Carolinaaaa- me llamaron desde el portón de metal del colegio. Volteo y esa cara amigable de Isabella me acogió en seguida. La había extrañado tanto.

Isaaaa!!!!- le grito abriéndole los brazos para que me de esos abrazos asfixiantes típicos de ella.

Caro ¿Cómo te fue todo en las vacaciones?- me pregunta con esa sonrisa que por alguna nunca se le va.

Tranquilo, tu sabes, hice un poco de Vóley y Básquet, para bajar de peso y nada más, y ¿qué tal tus vacaciones?- le pregunto  caminando hacia las escaleras al lado del portón.

No hice mucho con Tamara salía casi todo el tiempo y bueno… no era lo mismo sin ti Caro- me dice con los ojos muy abiertos y moviendo mucho las manos. Se notaba que no le gustaba que ya no fuéramos amigas. En verdad yo también la extrañaba, pero era ella muy arrogante y no dejaba que me acercara a ella y había alejado a Isabella de mí. Más bien me parecía extraño que no estuviera jalando a Isa en estos momentos de seguro no había llegado.

Estuvimos hablando de un montón de cosas hasta que Roció se nos unió y nos comensó a sacar risas con sus ocurrencias.

En la clase, la profesora nos dijo que como era nuestro último año de secundaria nos íbamos a confirmar en el colegio María Reina así que en la tarde teníamos que ir al colegio a separar nuestra vacante para poder asistir a las preparaciones de confirma.

¿Vas a ir?- le pregunto a Karen.

Depende Caro,  pero creo que no, está muy lejos de mi casa, lo hare en otro lugar cerca de mi casa- me dice con esa cara de ya tu sabes que no iré.

A bueno es cierto, vivir por el aeropuerto te trae ciertas desventajas ¿verdad?- le digo ladeando la cara.

Algunas, pero no muchas- me dice escribiendo en su cuaderno lo que se encuentra en la pizarra, como siempre Karen la estudiosa, no puede quitarse ese rol ni por un minuto.

Igual hubiera sido lindo que fueras parte de eso- le digo volteando la mirada a la pizarra.

Sí, yo también creo eso- me dice dejando de escribir y volteándose para mirarme mejor.

En la hora del segundo recreo, mi grupo de amigas se dirige al comedor para poder almorzar más tranquilas. Yo como es costumbre voy con ellas para no quedarme sola en el recreo.  Por el camino tengo que pasar por el patio de juegos, donde los chicos juegan. Estaba apresurándome,  cuando  de repente me cae una pelota en la cabeza y me deja un poco atontada.

Estas bien, lo siento, se me escapo de las manos- levanto la mirada y me encuentro con unos ojos color caramelo, con ese pelo con rulos de color castaño oscuro totalmente alborotado y con la piel un poco encendida por la situación.

Ah… si estoy bien solo que a la próximo ten más cuidado- le digo aceptando su mano que me extendía.

Él era Francisco, un chico por donde lo mires muy atractivo, pero no solo en apariencia sino también en corazón. La gran mayoría de las chicas del colegio se morían por él,  y la otra cantidad por Jorge, que también estaba en mi salón, pero él era muy diferente a Francisco (polos opuestos), él tenia novia era Paola, chica muy alta y guapa.

Cuando entro en segundo grado de primaria, me enamore de por vida de él. Pero era una niña, y ahora lo veo como un amigo.

¿Quieres que te lleve a la enfermería?- me dice, buscando mis ojos.

Ah… no, no es necesario, ve a jugar – le digo tocándome la cabeza.

¿Segura?, te veo un poco aturdida- me dice agarrándome el hombro.

No, no te preocupes, es por el golpe- le digo enderezándome mejor.

Bueno, cuídate- me dice caminando de espaldas y haciéndome un gesto con la mano.

Comienzo a subir las escaleras para entrar al comedor, todavía con ese dolor.

Caro, ¿Por qué te demoraste?-me dice Pamela dejando su plato al lado para atenderme.

Bueno sucedió un pequeño accidente- le digo sentándome en el asiento separado.

¿Te cayo la pelota verdad?- me dijo Karen.

Si, Ultimamente me cae todo