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Disclaimer: Owari no Seraph no es una obra de mi autoría. El presente One Shot es ficcionario y no pretende modificar la historia original, tampoco tiene fines de lucro.

Pairing: Guren Ichinose y Shinya Hīragi.

Advertencia: 4155 palabras de puro dolor y agonía. (?)

N/A: No está editado, so, lamento cualquier error (y me harían un favor si los señalan).

...

Sin nombre.

No existe nombre para esto. El dolor, la ausencia, la nostalgia que parece nunca querer irse; que se resume en algo tan simple, pero a su vez complejo, como lo es el vacío en el pecho.

...

-Guren, es tarde... -murmuró, estirando ambos brazos hacia adelante.

Al querer empujar a su esposo, sus manos no tocaron nada. O quizás, realmente era algo peor que la nada misma. Sus manos alcanzaron el lado desocupado de su cama, frío, señal de que hacía tiempo que nadie estaba ahí.

«¿Cómo llegué hasta este punto?», se preguntó Shinya, como cada mañana.

Sus ojos recorrieron vagamente el panorama de su habitación desordenada.

La ropa que solía mantener ordenada y lavar siempre, estaba amontonada sobre la silla que estaba frente a su escritorio; el mismo que tenía una gran pila de papeles encima. Cajas de cartón que no se atrevía abrir, descansaban en un rincón de su cuarto, junto algunos libros, cd's y revistas. Las largas y oscuras cortinas azules, cubrían casi por completo la luz que buscaba colarse por la ventana, las cuales estaban cerradas y aseguradas.

El viento no corría, los rayos del sol no penetraban, sus ojos permanecían abiertos; sus brazos tiesos, al igual que su cuerpo. El timbre de la alarma resonaba en la habitación, las agujas del reloj seguían avanzando... Pero el tiempo no parecía correr.

No cuando miraba el estado en el que se encontraba todo a su alrededor, y en su interior.

¿Hace cuánto todo se había detenido ahí? ¿Hace cuánto todos los días eran iguales? ¿Hace cuánto se sentía así?

Finalmente, la alarma se apagó. Y de esa forma, empezaba su rutina.

Eludiendo cualquier clase de pensamiento que lo perjudicara, trataba de recuperar -aunque sea un poco- el ánimo que perdió en los últimos años. El justo y necesario para poder levantarse de la cama... y sonreír.

Así lo hizo.

Lavó sus dientes, se colocó algo de ropa limpia, acomodó lo mejor posible su cabello.

Bajó por las escaleras, al mismo tiempo que escuchaba un ringtone irritante provenir de la habitación de Yūichirō. Eso daba pie a su nueva tarea: preparar el desayuno.

Tostó pan, preparó un tazón de cereal para Yuu, y dos tazas calientes de café. La segunda fue desechada al momento, puesto que no había nadie que la tomara. Shinya maldijo a sí mismo por no poder deshacerse de esa maldita costumbre.

-¡Yuu, cariño, baja! ¡El desayuno está listo! -gritó, mirando al interior de la heladera, para buscar su amado frasco de mermelada de frambuesa.

-¡Ya voy! -Fue lo que recibió como respuesta, y nuevamente la madera de las escaleras crujió, cuando el azabache bajaba los escalones, casi corriendo-. Buen día.

Sin nombre ✧ gureshin osDonde viven las historias. Descúbrelo ahora