¿Era fácil desprenderse de algo que simplemente no te va...?
Algo innecesario, dañino.
Que te perjudica en todos sentidos.
Resultaba más fácil sólo quererte a ti misma, más que a los prejuicios, aunque eso implicara decir "basta", ponerle un alto y saber hasta cuándo autodañarte.
Seguir adelante.
Era una pena que yo no podía.
¿Por qué?
Porque pertenezco a ese tipo de personas, que cuando ama de verdad, se entrega al máximo.
Y uno sabe que cuando se entrega por completo a alguien, jamás regresa entero.
¿pero qué más da?
Es mejor dar, que recibir.
Aunque eso implique sufrir y llorar a mares, por ejemplo tras una ruptura.
A pesar de que no, no es solamente una ruptura.
Es la ruptura.
Algo tiene ésta que la hace especial, que la hace diferente a todas las rupturas pasadas y las que están por pasar.
¿Pero qué era?
¿Fue ese beso que nos dimos durante la cuenta regresiva para despedir al año? ¿o el resto de los besos?
¿Era su abrazo que me brindó calor cuando yo moría de frío? ¿o fueron la suma de éstos?
¿Sus "te quiero" acompañados de cosquillas?
¿Su presencia durante cada cena con mi familia? ¿o su ausencia?
Su ausencia, era su ausencia.
¿Los momentos que vivimos?
No, los momentos que no vivimos.
ESTÁS LEYENDO
Castaño
RomanceMillones de personas, millones de latidos. Millones de sonrisas, millones de ilusiones. Millones de castaños. Uno era especial. Mi castaño.