MI DIARIO O MI TRABAJO?

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Cuando mi madre entró en casa, dio un paso y resbaló con el detergente, salió disparada hasta la cocina (Moló un montón), "bueno pongámonos serios" Que si, que mi madre salió disparada y al ver el desastre, puso esos ojos que pone cuando la cosa se pone "calentita", (osea, que se enfada un montón), bueno que Claudia y yo nos asustamos. Y de repente, nos empezamos a reír ?? PUÉS SI! Estábamos entre reír o llorar y elegimos la opción incorrecta esto supondría la muerte segura, de repente mi madre empezó a fijarse en nuestro pastel; CLARO! A mí madre le encanta el pastel igual que a mí, corriendo cogí el pastel y le tuve que contar una mentirijilla:
-Tooooooodoo para ti mami, te lo hicimos para darte una sorpresa, mientras que te ibas a la compra, y todo este desastre era solo para hacerte un rico bizcocho.
-(y mi madre contestó):
-Ñam, con lo que me gusta a mí el pastel, rico, rico, te perdono y te regalo la mitad de mi pastel. (OJALÁ ESO FUESE LO QUE DIJO) en realidad esto es lo que contestó:
-Daniela, tú crees que puedes hacer un pastel sin mi permiso?! Y aún encima te ríes !
(Y yo le contesté ):
-Si no no sería una sorpresa
(Y me contestó ):
-Me da igual! Podrías haberte hecho daño con el horno, o si se te cae el cuenco de cristal.... Pero como soy muy buena (ya me lo agradecerás ), te voy a perdonar, pero si me prometes que no vas ha hacer nunca más algo así y me tienes que dar todito el pastel y además Claudia se va a ir a su casa, ahora mismo.
-Algo más mamá?!
-Pues si, tienes que limpiar todo esto.
La madre de Claudia vino en seguida y yo me quedé limpiando la cocina.

Al siguiente día, como todos los días, menos los sábados y domingos, me fui al colegio, los martes para mí, empiezan fatal, tengo que ir en un bus raro en el que no conozco a nadie, sinceramente, ni siquiera he intentado hablar con nadie (todos me caen fatal), cuando llegué al cole Claudia le había contado a todo el mundo lo de ayer, y cuando entré en clase, pasé muchísima vergüenza, porque todos se estaban riendo de mí y, aún encima, Claudia dijo, haciéndome quedar mal, que yo había armado solita todo ese lío, me senté en mi silla y me escondí un poco, porque no quería que nadie me viera. Cuando llegó la hora del recreo, yo cogí mi merienda y me fui corriendo, Claudia me preguntó que si quería bailar con ella nuestra coreografía de mejores amigas (a mí personalmente me encanta bailar, hasta tengo un baile que es súper chulo, con Claudia ), y yo le dije:
-No!  porque estoy  muy enfada contigo. No te voy a dirigir la palabra nunca más.
Claudia se fue corriendo a clase y cuando volvió tenía en una mano mi diario y en la otra mi trabajo de sociales.
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El mejor año de la historia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora