Say Something - Larry Stylinson one shot

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Punto de vista de Harry:

Estaba durmiendo pero no del todo. Es como cuando estas despierto pero a la vez no. Esto suele suceder por incomodidad o nerviosismo en la persona. Y es así como me sentía esa mañana de un Lunes cualquiera, que para ser francos, para mí no iba a ser tan cualquiera que digamos.

Básicamente daba vueltas y vueltas por la cama, aún era temprano pero yo sentía esa incomodidad en el estómago que no me dejaba descansar por lo menos una hora más de lo que podía permitirme. Esa asquerosa sensación ya era parte de mí desde hace un par de días atrás, cuando tuve noticias de mi pronto cambio de rutina. Más claramente dicho: Mis padres me cambiarían de colegio.

A la edad de 17 años yo vivía en una gran casa de tres pisos, con mis padres y mi gato Videl. Era único hijo y por lo tanto el centro de atención de aquel hogar. Iba a una escuela pública, al último año de preparatoria. Pública porque era barata y había sido a pedido propio ya que no deseaba ser una carga a mis padres que suficiente tenían con sus vidas de adultos con mucho trabajo; lo que técnicamente significaba que no pasaba mucho tiempo de calidad en familia, así era.

 La escuela era buena, es decir, lo de siempre: los profesores enseñaban y yo me esforzaba por obtener mis casi-perfectas calificaciones como había sido en todo mi transcurso allí desde jardín de infantes hasta prepa. Tenía el mejor promedio del establecimiento y  era por ello el orgullo de mis padres.

El problema en todo lo anterior es que no tenía amigos, literalmente. Me pasaba las horas de clases  atendiendo detalladamente a los profesores, y en el recreo leía (que por cierto era mi hobbie) y es por eso que recibía muchos insultos, bromas, humillaciones, etc. Al principio no fue un problema, solo era cuestión de ignorar a las personas que me molestaban y volver al mundo de los libros que tanto me atrapaban.

Solían gritarme, hacer bromas y crear rumores sobre mí, y solo por el hecho de que tenía más neuronas que todos allí juntos. Todo para mí era normal, cosa del día a día que me tocaba, de millones de personas en el mundo, a mí soportarlo. Por supuesto mis padres no sabían nada, no podía darme el lujo de crearle más stress del que tenían. Sabía guardarme bien las cosas y aprender a enfrentarlas completamente solo; por lo que entonces quería demostrar que violencia con violencia no soluciona nada y mantenerme pacífico.

De ese lugar lo mejor que podía rescatar era a una persona muy especial, que de hecho era hombre como yo. Si, éramos novios, y sí, era gay. Él me había enseñado la parte oculta sobre mi sexualidad que tanto intentaba negar. Nadie más que él sabía de mi homosexualidad.

Robbie era el único que aceptaba mi aspecto de nerd y me amaba tal cual era, y yo a él. Habíamos comenzado a salir cuando yo tenía 14 años y él 15, por lo que íbamos a cursos diferentes. Durante el transcurso de los dos años que duramos decidimos atesorarlo como nuestro secreto; nuestro primer amor.

Robbie era consciente del bullying que sufría y cuando podía y tenía la oportunidad me defendía a puño y espada. Era como mi príncipe que me salvaba todos los días. Un príncipe que se disfrazaba de "mejor amigo" solo para estar junto a mí, porque claro, nadie tenía que saber que éramos más que eso.

Pero cuando todo parecía ser perfecto en nuestra burbuja llena de amor, alguien tuvo que asomarse con una aguja y romper nuestro secreto. Yo 16 y el 17. Sucedió que por nuestra estupidez de andar a besitos y abrazos, alguien del colegio que hasta ahora no deduzco quien, nos vio en pleno acto de ternura y cariño. Un simple beso en los labios se convirtió en un tormento para mí, no por ser de Robbie el beso, si no que estaba al margen de lo que sucedería. Sería destructivo. Y sucedió.

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