...Y ella actuaba como si no se diera cuenta.
De que podría haber sido su último respiro.
Decidió no decir nada, pero en cambio despedirse.
Pero ella lo sentía.. Sentía esa noche que lastimosamente..
Se estaba acercando su hora... De partir.
Ella era muy feliz. Y ya había cumplido su misión.Su sonrisa..
Aquella sonrisa que opacaba a cualquiera. Aquella sonrisa que era contagiosa para cualquier persona. Que si todo el mundo parara de hacer lo que hacía, y admiraran, sería lo suficiente para que todos fueran felices.
Aquellas risas, aquellas carcajadas.. Que cambiaron la vida de muchos.
Los pequeños saltos que daba por doquier. Su alegría al ver a las personas que amaba correr, y abrazarlas, querer hacerlas sentir..
Amadas. Bienvenidas.
Aquella positividad, aquella energía. Esperando a que el mundo se contagiara de ellas.Vivía apasionadamente, y amaba profundamente.
Aquella chica cuyo brillo de sus ojos permaneció hasta que ya no pudo más, hasta que sus pestañas largas, gruesas y oscuras dieran una pequeña y última brisa.
Y hasta que los músculos de la sonrisa dibujada en su rostro ya no pudieran dar para más.
Y las fibras de su cuerpo decidieran descansar.
Se fue en paz. Se envolvió en luz. Después de un largo viaje presencio lo más divino, que era el cielo, y el creador del universo.
Ella permaneció bella. Y no vivió para que su presencia se notara, si no para que su ausencia lo hiciera.