AQUELARRE DE BRUJAS

Prólogo

— ¿Qué aburrida me encuentro?— ¿Por qué no me narras algunas de tus historia abuelo?

— ¡ja,ja,ja! — ¿Cómo me podría resistir con esa mirada tan tierna mi querida nieta Lise?

— El antiguo sillón cómodo de mi madre, el cálido fuego de la chimenea y la luz resplandeciente de la luna llena roja. Hacía una extraordinaria velada junto a mi nieta; me pareció que era el momento ideal para narrarle una historia de hace algunos años atrás. Muchos de mi generación desean olvidar lo ocurrido incluyéndome; sin embargo; es una manera de enseñar a lo más jóvenes a respetar este hermoso mundo.

— El anciano miro fijamente a su nieta y le pregunta: ¿Qué quieres ser cuando seas grande Lise? — Ella responde con un tono algo infantil, todavía no lo sé, pero me gustaría seguir la profesión de papá, convertirme en la mejor maga de todo los nueves reinos.

— Me siento desilusionado que mi nieta haya elegido ser maga; sin embargo, estoy completamente seguro serás la mejor, aunque hubiera preferido, que elijas la profesión de tú abuelo legionario.

— Esta es la Historia de las Nueves Brujas, orden mágico y la Maga del aura blanca.

— Las Nueves Brujas eran los seres más respetado y venerados por todos. Ellas ocupaban el estatus más alto de todos los reinos e incluso eran más queridas que los propios reyes. Su nivel de prana era extraordinario, por lo tanto, su magia no tiene competencia con nadie. como sabes lise el prana es la fuente de energía para poder convocar cualquier tipo de magia como por ejemplo: hechizos, conjuros, encantamientos, invocaciones etc.

— Nadie sabe exactamente qué sucedió, pero cierto día, ellas se volvieron malignas comenzaron a destruir todo a su paso. Atrás había quedado la bella imagen, que todos teníamos sobre ellas. Luego de la guerra de los cien años, finalmente, pudimos conocer porqué ellas habían cambiado su conducta gracias a los escribanos y alquimistas.

— «Un noble mercader y su armada, de nuestro reino de London, tuvieron la gran estupidez de reunir los nueves grimorios y las nueves espadas de las brujas, se dice que esos objetos es la fuente de prana de ellas».

— Lise pregunta: ¿Cómo se llamaban aquellas Brujas abuelo?

— ¿Qué pregunta demasiada interesante Lise?— Pero este anciano legionario, ni siquiera, conoces los nombres de todas. Sin embargo; puedo decirte como nosotros lo representábamos: Bruja de la Ira, Bruja del orgullo, Bruja de la vanidad, Bruja de la envidia, Bruja de la avaricia, Bruja del miedo, Bruja de la gula, Bruja de la lujuruia, Bruja de la pereza.

— "Es cierto ahora lo recuerdo el nombre de la Bruja de la Lujuria era Ginebra y la bruja de la Ira conocida como Artemisa, también se le conocia como la bruja de la luna".

— Todas las brujas y su orden mágico, se habían dispuesto a desaparecer a todo los seres humanos. Ellas no estaban dispuesto a perdonarnos, sin embargo; para suerte de nosotros teníamos en nuestro bando a la maga con el aura blanca y reina de London, llamada Elizabeth Howard.

— Elizabeth, era la única persona, que tenía el mismo nivel de prana que las brujas. Sin embargo; poder batallar contra todas ellas y su orden mágico, era absolutamente peligroso. Además, por más maga extraordinaria, su cuerpo seguía siendo de una simple muchacha de veinte años de edad. Si ella superaba su nivel de prana, la energía para convocar la magia, arriesgaría su propia vida, aun conociendo sus propios límites estaba completamente decidida.

— ¿Qué acabo de escuchar?— Mi lady Elizabeth, usted va partir al Castillo de las Brujas. Esto es una completa locura; porqué, no prohíben esa decisión de su reina guardianes. Debe existir otra opción para derrotar a las brujas. En ese instante Elizabeth se acerca a su sirvienta y le abraza fuertemente. Me debes prometer que cuidaras al joven príncipe y las bellas amapolas del castillo.

— Elizabeth, el rey de London y sus guardianes, se pusieron en marcha directo a los campos elíseos, ubicado en el reino de Burdeos, el lugar más bello de todo los reinos. La Batalla final contra las Brujas, sucedió en aquel lugar.

— ¡Toc!¡Toc!¡Toc! — Alguien toca la puerta del salón Lise.

— El abuelo se preguntó: ¿Quién Será?— La pequeña niña saca de su bolsillo una varita, no hay necesidad, de pararse abuelo. Aunque mi prana es algo débil, algún día voy a superar a pápa, y lanza el siguiente conjuro: ¡Ábrete Puerta!, para asombro de su abuelo.

— La persona que se encontraba cerca de la puerta era la sirvienta. Ella pidió las disculpas del caso, por la interrupción; sin embargo, los padres de Lise estaban ordenando a ambos, bajar al comedor porqué la cena estaba listo.

—¿Quiero saber cómo término la última parte de tu historia abuelo? —dijo Lise.

— Por supuesto, voy a narrarte, la última parte de esta historia. Sin embargo, es todo por el día de hoy. Mientras la silueta de mí nieta y de la sirvienta desaparecía de aquel salón. Estaba pensando, que ojala esos hechos, nunca más volvieran a suceder en este mundo. La oscuridad se había apoderado del mundo durante cien años y solo la voluntad de una chica de veinte años logro darnos una nueva esperanza.