one shot

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Otra vez un reinicio, otra vez tendría que separarse de Papyrus. Le estaba contando un cuento, seguramente el ultimo antes de ser masacrado otra vez cuando una presencia ingrata apareció cerca de la puerta escuchando. Sans se apareció ante ella - los niños como tu deberían estar durmiendo - trato de ser todo lo brusco y cortante que pudo sabia lo que venía ahora. Todo acabaría en una ruta genocida tarde o temprano. Sus ojos se volverán rojos y los aniquilará - un poco tarde para estar liando ¿querías algo? - ella se veía nerviosa miraba a otra parte jugando con sus dedos cuando se lanzó a hablar, casi parece una niña normal de verdad. Pero ella es un pequeño monstruo sádico y no hay que dejarse llevar por las apariencias.
- Me... ¿Me podrías contar un cuento para dormir también?- Esta inocente petición dejó helado al mayor ¿para que? Ella nunca habia estado interesada en algo así, al menos no las rutas genocidas mientras asesinaba a todos - Nunca he tenido uno antes... - Agachó la cabeza con nerviosismo sonrojada como si estuviera avergonzada ante su propia pregunta - ¡da igual! - Salió corriendo repentinamente, Papyrus estaba dormido no tenía escusa para no hacerlo incluso si era una asesina todavía no lo había demostrado en esta línea y tenía que aguantarla asta entonces. Dando vueltas a todo ¿que clase de niño no había tenido un cuento para dormir? Hizo un gesto de desagrado, esa niña no le importaba nada. Ni ella ni su pasado y mucho menos su desagradable futuro.
Llego asta el sofá y ahí estaba la pequeña asesina envuelta en la manta fingiendo dormir. Sans suspiró cansado, acercó una silla y comenzó el cuento a desgana, ella enseguida abrió los ojos y comenzó a prestar atención tapándose hasta la nariz con las mantas. A pesar del desanimo de Sans ella escuchaba como si fuera lo mejor que le había sucedido nunca. Parecía una verdadera niña inocente, se portaba educada incluso algo retraída, temerosa. Conforme el libro avanzaba los castaños ocelos de la niña se iban cerrando cada vez por más largos periodos de tiempo.
¿Y si la mataba ahora?
Todo acabaría antes de empezar y tendrían la séptima alma. Sin darse cuenta su ojo brilló en respuesta a todo su dilema interior, si la mataba ahora no habría problema futuro. Un blaster se formó tras el apuntando a la niña dormida. Sans hizo el gesto para comenzar a cargar el ataque y estaba dispuesto a matarlo pero entonces Frisk abrió los ojos y al ver el panorama comenzó a gritar aterrorizada. ¿Porque no había atacado entonces?
- Shhh no hay nada, todo ha sido un mal sueño - Trataba de calmar a la niña pero esta en lugar de calmarse se alteraba sobremanera al ser tocada por Sans. Trataba de huir como una presa al ver al depredador, se movía sin un sentido logico. - De acuerdo, no te toco. - Se volvió a sentar pero la chicha ya estaba muy alterada.
- Esta vez lo he hecho bien - Su infantil voz estaba afligida y temblorosa, no le hablaba a Sans, se hablaba a si misma abrazada a sus rodillas y sollozando en silencio. - Tengo miedo - las lágrimas se engrosaron dejando pequeños surcos humedos en el rostro de la niña. - Morir duele - Se cubrió la cabeza consiguiendo remover algo en el, realmente se comportaba como una niña perdida y asustada. Casi parecía inocente - Morir duele - repetía esas expresiones que en ese pequeño cuerpo rompían el alma. Antes de que reaccionara Frisk había echado a correr fuera de la casa entre sollozos y aunque sintió algo de lástima por ella el solo prometió no matarla. Por su parte estaba cumplido. Pero tenia curiosidad por saber que pasaría ahora ¿volvería a su rutina genocida?

Se defendía contra Undyne una y otra vez, trataba de huir y volvía a ser alcanzada, las lanzas se clavaban en su carne y ella no atacaba. Moría una y otra vez, volviendo a la misma táctica. En alguna de las muchas veces que su frágil cuerpo cedió algo cambio. Su mirada de un cálido castaño se volvió color sangre y su mueca de lloro en una sonrisa lunática. Esa vez no solo se defendió, también atacó con gran maestría matando a Undyne ¿que había pasado? Justo cuando Sans iba a reaccionar algo pasó, justo delante de él. Esa niña pareció desdoblar , espíritu de verde semitransparente y Frisk, la cual se clavó su propio cuchillo en el estómago. Volvió a antes de la pelea y esta vez decidió escapar.
"No hay miedo" Se repetia con la mirada perdida "no hay miedo" mientas su cuerpo temblaba y luchaba por no paralizarse de puro terror "no hay miedo" era alcanzada por una de las lanzas de Undyne "no hay miedo" esa fue la última vez, pues cayó inconsciente y fue asesinada reiniciando otra vez. "no hay miedo" Ahí iba otra vez, asustada pero decidida. Esta vez no sobrevivió al primer ataque. Otra vez volvio, se quedó sentada en el suelo sabiendo que tarde o temprano iba a volver. Miraba sabiendo que tarde o temprano Undyne volvería a matarla.
- Tengo miedo - Susurraba mientras otra vez la chica de verde aparecía, esa chica poseía los ojos rojos y una sonrisa escalofriante igual que la de la Frisk genocida. - Tengo miedo - volvía a susurrar encogiéndose sobre si misma, temblando de puro pavor. Una niña pequeña sola ante el peligro sin más opcion que pelear o morir.
- Aquí es matar o morir cariño . ¿O crees que Sans te habría dejado vivir?... Iba a matarte, tu lo sabes y no es la primera vez que lo hace. - ese ser comenzó a reír de una forma que helaba la sangre
- Quiero salir de aqui...
- La única manera es matarlos - Sans no podía creer lo que veía, la chica de verde no paraba de incitarla - Ya lo hemos hecho otras veces - tendió un cuchillo a la niña Frisk estaba a punto de ceder ante la otra cuando Sans entró en escena para sacarla de ayí, fue tocarla y usar un "atajo" para salir de ahí camino a alguna cueva de Waterfall alejada de Undyne y su ruta.
- Esto me trae de cráneo... - la niña estaba horrorizada miraba a Sans como si fuera el peor monstruo del mundo - kiddo - intento huir pero no sabia donde se encontraba o donde ir. Comenzaba a entrar en pánico. - No pasa nada kiddo, ya te suelto
- Yo no...no he echo nada - La niña parecía enfrascada, repitiendo una y otra vez las mismas frases, quizás con esperanza de que algo cambie. Temblaba violentamente a su vez, estaba en shock.
- Lo se kiddo, nadie te va a hacer daño - Sans sabia que se estaba metiendo en un gran fangal, sabia que había algo detrás de ella pero de momento no podía más que tratar de ganar la confianza de la chica que tan concienzudamente había destruido en cada ruta mostrándose sádico e imaginativo a la hora de matarla.
- No he echo nada malo... - Se sentó en el suelo susurrando se abrazó las rodillas. No conocía a los humanos pero parecía más joven que los humanos anteriores. Estaba asustada, un cachorro perdido atemorizado. Cierto sentimiento de remordimiento llegaba a su mente por lo sucedido en el sofá.
- ¿Vendrías con este tonto saco de huesos?- Ella hizo el silencio seguramente hubiera huido si los pesados pasos de Undyne no hubieran roto aquel silencioso ambiente haciendo que la niña le cogiera tímidamente la punta de los dedos del esqueleto con un agarre casi etéreo. Estaba claro que estaba dispuesta a huir al menor indicio - Muy bien pensado kiddo - Justo antes de usar el atajo pudo verlo, ese brillo en sus ojos esa reacción. ¿Que le había pasado a esa niña? Solo por una frase lo miraba como perro apaleado agradecido por la falsa caricia de egoísta altruismo, como si por esa simple frase fuera a seguirle al fin del mundo. Pensó que  los niños humanos son extraños, demasiado callados y temerosos como para ser una raza dominante.
Dejó a la niña otra vez en el sofá, ella seguía en silencio sepulcral apenas roto por algún sollozo esporádico. - Bueno kiddo se que esta situación es... Costilluda - trato de aligerar el ambiente pero pareció tener el efecto contrario - ¿Duermes sola? - Se atrevió a preguntar, ella solo desvío la mirada. ¿Como iba a dormir sola? Una niña sola y asustada, si se parecía mínimamente a Papyrus ni siquiera iba a dormir. - ¿Quieres que traiga un amigo para dormir? Así no estarás sola - Sans silbó un par de veces y un pequeño perro blanco salió de algún rincón y se acercó asta el esqueleto. - Te presento a Tobi, es un poco revoltoso pero es un buen perro - la niña lo cogió como si fuera un peluche y recordandose apoyó su cabeza en el acariciando su pelo con la mano. Sans le acarició un poco el pelo y le dejó un "beso" de buenas noches. Puede que esta ,por fin , fuera la ruta pacifista que tanto había soñado en sus largas noches en soledad.

Undertale : Un cuento para dormir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora