Prólogo

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""Cuando uno esta viviendo un momento que marcará la historia, uno ni si quiera es consiente de ello, es esta una de las ironías más grandes de la vida en mi opinión.

Era una tarde como cualquier otra en el pueblo, no era particularmente calurosa ni fría, el sol ya comenzaba a ocultarse tiñendo de anaranjado el cielo, nunca fui fan de ese color realmente. La pequeña estación de trenes estaba casi vacía aunque realmente no me fijé, ya que en ese momento en el mundo solo existía una persona. El tú de aquel entonces que aun atesoro, ese muchacho de primer año de preparatoria que ni si quiera sabia como atar una corbata. Ese tú que me miraba con una sonrisa fingida y llena de lagrimas, parecida a la que me diste el día que nos conocimos. Siempre fuiste un llorón Yuu-chan.

- Dijiste que no llorarías - suspiré
- ¿Quién llora? - refunfuñaste refregándote la cara con brusquedad, siendo igual de infantil que siempre me sacaste una sonrisa.
- Esto no es una despedida.- aseguré. Asentiste.

Hubo un incomodo silencio, jamás fui muy bueno con las palabras y tú eras aún peor, así que solo nos miramos mientras tratábamos de convencernos  de que esto realmente estaba ocurriendo. Sería muy extraño no verte todos los días, hasta extrañaría que me avergonzaras frente a mi compañeros como cuando ibas a buscarme al salón.

Me miraste sonrojado y te acercaste un poco con tus ojos clavados en mis labios, por impulso desvié la mirada, viendo como tus ojos se cerraban con dolor y bajabas la cabeza apenado. Me mordí el labio sintiéndome realmente culpable.

Sin quejarte ni nada comenzaste a jugar con el anillo, que junto a una correa de cuero, colgaba de tu cuello. Captando la indirecta lleve la mano a mi bolsillo sacando el anillo que le hacia juego a el tuyo, tu rostro se iluminó de inmediato.

-Aún lo tienes - susurraste lleno de emoción, asentí regalándote una sonrisa mientras me colocaba el cursi anillo. Solo eso bastaba para verte feliz.

- Te amo, Mika. - dijiste de manera tan sencilla, con una radiante sonrisa haciéndome sonrojar y ponerme extremadamente nervioso.  Soltaste una risilla por ello.

Me vengué revolviéndote los cabellos de manera brusca tú te quejaste gritándome, así evité también que vieras mi sonrisa y las lagrimas que amenazaban con salir.

En ese momento sonó la campana del tren, el maquinista anunció que partiría pronto y que todos debían subir. Te mordiste los labios. Yo suspiré.

- Cuídate mucho, Yuu-chan.
Prométeme que no estarás triste.

- Lo prometo.

Extendí mi mano hacia a ti mientras que con la otra tomaba mi maleta. Tú la agarraste de golpe y me jalaste hacia ti para luego abrazarme como si tu vida dependiera de ello.  Solté la maleta y me quede paralizado mientras sollozabas en mi hombro, atiné a corresponder el abrazo lentamente.

- Te extrañaré mucho- susurre.

-Yo también... pero tú lo dijiste, no es una despedida.

Nos separamos sin muchas ganas, cuando me incline a recoger mi maleta tuviste el descaro de darme un fugaz beso en la mejilla, dejándome atónito.

-Yuu-chan.... - te reprendí sin hacerlo realmente. Solo sonreíste traviesamente, mostrándome todos tus dientes. Como amaba esa sonrisa.

-Nos vemos pronto, Mika.

-Es una promesa.

Que dulce e ingenua mentira.

El maquinista dio el último llamado, tú no dejaste de sonreírme, fue eso lo que me dio los ánimos para subir al tren sin mirar atrás.

Durante el tiempo que estuvimos juntos hubieron muchas cosas que siempre quise decirte pero simplemente no fui capaz, cada día me reprendo por ello. ¿A que demonios le temía? ¿Porque nunca pude ser honesto? ¿Cuanto daño te hice, Yuu-chan?""

El cielo anaranjado que se ve por mi ventanal pareciera estar burlándose de mí.

-Oh Mikaela, ¿te encuentras bien? - dijo Lacus sin voz preocupada realmente, más bien curioso de saber que tanto miraba.

¿Cuanto del tú de aquel entonces quedará hoy, Yuu-chan? ¿Aún quedará algo de tu amor para mi? Es egoísta desear que sí.

Te amo, siempre lo he hecho.

Pero...

Jamás te lo dije ¿verdad, Yuu-chan?

-Ya se acabó el descanso, lo mejor será volver a ensayar- dijo René levantándose del Sofá.

-De acuerdo. -suspiré encaminándome a la otra habitación

-Estas muy distraído hoy ¿En que tanto piensas, Mi-chan? - preguntó Lacus de manera juguetona.

-Estaba tratando de decidir si me agrada el anaranjado o no- contesté como si nada. Dejándolos aún más confundidos entre ellos.

-Serás un genio de la música, pero muchas veces no tengo idea de lo que hablas.- suspiró René. Lacus asintió riendo.

-¿Algún color en especial que te gustaría ver en este momento?- se burló Lacus. Sonreí, eso lo tenía más que claro.

-Verde esmeralda.




Hola -w- vengo a dejar esto por aquí que vendría siendo el comienzo de una larga historia, sin embargo también puede quedar así como está, tengo escrito por ahí la continuación pero ustedes diganme si les interesa que continue este fic. Si llegaste hasta aquí muchas gracias y espero te haya gustado. Nos leemos pronto (ω)💕

La canción olvidada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora