Me mire detenidamente en el espejo, unas pocas greñas que no llegaban al moño caían sobre mi cara, resople, llevaba una semana llena de exámenes finales, antes de que llegara mi esperadísimo verano, donde lo único de lo que iba a preocuparme era de no faltar a ninguna fiesta que celebraran.
Voltee mi cuerpo y al ver nuevamente mi escritorio lleno de libros y de apuntes volví a la realidad.
- Maldita sea la vida del estudiante.- dije para mí misma.
Llevaba unas tres horas estudiando, unos pocos minutos descansando no iban a hacer que me olvidara de todo lo aprendido, o eso espero.
Baje las escaleras de dos en dos hasta llegar perezosamente a la cocina. Abrí la nevera y me quede unos segundos observando todo lo que había en ella, hasta que decidí coger una botella de agua.
Salí de la cocina en dirección al salón en cuanto me di cuenta que mi padre estaba entrando en casa con unas cuantas maletas y detrás de él un chico con tatuajes por todo el cuerpo.
Me quede en shock en medio del pasillo con la botella de agua en las manos mientras los miraba sin entender una mierda. En cuanto colocaron bien las maletas en el recibidor y cerraron la puerta detrás de ellos me miraron; mi padre con una gran sonrisa en su rostro y el misterioso chico sin emociones, como si fuera un robot.
- Joder papá, avisa si viene alguna visita- dije casi en un susurro, deseando que solo lo escuchara él, pero mis deseos fueron en vano.
- Tranquila, me acostumbrare a verte con esas pintas.- dijo el misterioso chico.
¿Con estas pintas? ¿Qué le pasa a mis pintas?
Me mire de reojo en el espejo que había en el pasillo de la entrada, un moño mal hecho y una camiseta larga de baloncesto, tampoco iba tan mal, o eso quiero pensar.
- Bueno.- dije saliendo de mis propios pensamientos.- ¿De qué va esta mierda?
- Alexa.- llamó la atención mi padre.- Cuida ese lenguaje.- dijo mientras con su cabeza disimuladamente señalaba al misterioso chico, a lo que apreté mis labios para no soltar otra "mala palabra".- Mike, si quieres puedes coger las maletas y acomodarte en la habitación que está arriba, la segunda a la derecha, mientras le explico de que va a ir esto.
- Claro.- dijo Mike, cogiendo sus dos maletas y con su mirada penetrante e intimidadora fijada en la mía paso por mi lado en dirección a lo que supongo que sería su futura habitación, y no tengo ni idea de por qué iba a ser su futura habitación.
Cuando estuve segura de que ese tal Mike estaba fuera del alcance de escuchar la conversación que íbamos a tener dije: - Ahora sí, ¿Qué mierda está pasando, papá?
- Debería de haber tenido esta conversación contigo antes.
- ¡Vaya! Si en eso estamos de acuerdo.- dije burlonamente.- Ahora dime, ¿Qué cojones hace instalándose en casa?
Probablemente estuviera siendo un poco dura hablando así, pero segundo a segundo los nervios y la furia de no saber qué estaba pasando apoderaba mi cuerpo tan lentamente que lo notaba.
- ¿Y si nos sentamos?- preguntó, intentando de alguna manera tranquilizarme.
- No me apetece.- dije cortante y seca.
- A ver cómo te lo explico.- susurró para sí mismo mirando el suelo.
- Pues explícamelo desde el principio.
- ¿Te acuerdas cuando hace unos meses me llamaron para atender a un chico en el orfanato que estaba causando muchos problemas?
- Si...- dije mientras en mi cabeza comenzaron a formarse demasiadas ideas de lo que podía decirme a continuación.- Oye papá, eres psicólogo, no niñera, puedo llamarles y decirles que no se puede quedar aquí.- concluí.
- No, no ha sido idea de ellos, ha sido mía, pienso que causa todos esos problemas para llamar la atención, para que se preocupen por él. Alexa, este chico no ha tenido padres nunca, ¿sabes lo que eso puede causarte interiormente? Por eso he llegado a la conclusión que tal vez trayéndolo a un entorno totalmente diferente, viviendo como un adolescente normal su comportamiento pueda cambiar, ¿No crees?
- La verdad es que no papá ¿Tienes pensado hacerte cargo de él? ¿Cuidarle como si fuera tu hijo? Creo que has llegado 19 años tarde, ni aunque le des todo el amor paternal del mundo va a cambiar, y lo peor de todo es que va a seguir causando problemas y no solo sus propios problemas, nos va a meter a nosotros en ellos.
Al acabar de decir todo lo que pensaba me di cuenta de que todo lo que había dicho había sido muy egoísta.
Tal vez todo haya sido fruto de los celos, ser hija única solo me ha enseñado a no compartir nada, ni el amor de mi padre, y sinceramente me cuenta mucho abrir las puertas de mi casa y de mi vida e incluso me cuesta pensar que mi padre tiene que preocuparse de alguien más que no soy yo.
- Lo siento papá, pero tienes que entender que para mí es muy raro todo esto, no es lo mismo convivir con un niño de 11 años a uno que tiene mi misma edad.
- Lo sé Alexa, pero para él es más difícil vivir en un lugar con mil personas más que lo único que le recuerda es que esta en ese lugar porque no tiene padres.
Suspiré y asentí ligeramente con la cabeza a lo que mi padre respondió con un breve beso en mi frente.
- Voy a hacer la cena, díselo a Mike para que lo sepa.
- ¿Yo? ¿No puedes subir tú? Tengo que estudiar.
- Vamos Alexa, si vas a poner alguna escusa que sea más buena, ni que tuvieras que explicarle los ingredientes de toda la cena, no te va a llevar más de cincuenta segundos.
Puse mis ojos en blanco mientras giraba sobre mis talones y subía las escaleras de dos en dos hasta llegar a lo que sería el cuarto de Mike.
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Lo que nunca imaginaria.
Teen FictionNunca me hubiera imaginado tener que compartir casa, vida, padre, comida, baño... con un chico huerfano, inegablemente atractivo, mujeriego, borde y no nos olvidemos de completamente inaguantable. Mi vida era envidiable antes de que Mike aparecier...