Cuentan las leyendas urbanas, que existe un juego para pasar miedo en el que a través de un ascensor viajas a otro mundo u otra dimensión, ¿Pero cómo saber si esta leyenda es real o no? esto es lo que se preguntaba nuestro amigo Pablo.
Pablo era un chico inquieto, curioso y no parecía temerle a nada, miraba programas sobre temas paranormales como fantasmas y ovni estilo "Cuarto Milenio" o "caza fantasmas". El se sentía atraído por ese mundo y tenía pensado algún día hacer algo por el estilo. Deseaba poder grabar una psicofonía o investigar algún lugar tenebroso, sus amigos siempre bromeaban con que nunca haría algo similar a lo que él deseaba, pero un día Pablo se armó de valor.
Últimamente estaba bastante interesado en las leyendas urbanas que encontraba por internet, la última que había visto era la de Slenderman, según las veía y se informaba pensaba que era una lástima que ninguna de ellas estuviera cerca de su entorno ni de su pequeño pueblo. Una leyenda urbana llamó poderosamente su atención, se trataba de un juego en el que usando un ascensor viajas a otra dimensión, Pablo no se creía mucho lo de que pudieras lograrlo pero quería probarlo, después de todo, quería empezar con algo poco llamativo e ir poco a poco aumentando la importancia de sus hallazgos e investigaciones.
Pablo empezó a navegar por los foros de internet buscando información sobre como poder realizar el juego, encontró varios creepypastas sobre el asunto y aclaró los pasos que debía seguir para lograrlo. Necesitaba un ascensor con 10 pisos o más, lo cual era difícil porque en su pueblo no había muchos edificios altos y mucho menos de 10 pisos. No se dio por vencido y buscó un modo de poder hacerlo.
Encontró en un pueblo cercano unas antiguas oficinas de 11 pisos, era un pueblo que estaba a 25 km del suyo, si quería ir debía prepararse para ello, no encontró muchos relatos sobre gente que hubiera podido hacer bien el juego correctamente, así que no sabía muy bien que pensar sobre el juego.
Pablo se dedicó toda una semana a indagar sobre el asunto todo lo que pudiera, llevaría una mochila en la cual llevaría cuerdas, una linterna, agua, un cuaderno y una videocámara. Llevaba anotado los pasos para hacer bien el juego y en caso de que saliera bien los pasos para volver, solo tuvo que esperar a que fuera el lunes de la semana que viene.
Al fin llegó el esperado día por el que había estado tiempo esperando, Pablo se montó en su bicicleta y partió hacia el pueblo, era un viaje largo ya que tardaría un rato en hacer 25 Km en bicicleta. Pasado un rato llegó al pueblo indicado, era un pueblo muerto, ya no quedaba gente que habitara en aquel inhóspito lugar, se podía ver como la naturaleza estaba reclamando lo que fue suyo, el musgo y los arboles estaban creciendo por donde se les antojaba, la mayoría de las casas estaban cayéndose y las que no lo estaban les faltaba poco para ser derrumbadas, había una plaza con lo que parecía ser una fuente, las enredaderas ocupaban el lugar donde antiguamente debía contener agua, se podía observar la iglesia la cual estaba en el noroeste del pueblo y por ultimo estaban las oficinas en las que se realizaría el juego.
Pablo se bajó de la bicicleta y la llevaba de la mano mientras andaba, todo estaba en silencio con excepción del aire que momentáneamente soplaba en aquel desolado lugar, se empezó a oír un chirrido y un sonido que resonaba con el eco de aquel lugar desierto, PUM... PUM... PUM... PUM...
Pablo giro rápidamente la cabeza buscando a lo que fuera que provocara esos sonidos y pudo advertir que el chirrido provenía de unos columpios, el aire debía mover los columpios que tiempo atrás habían entretenido a muchos niños, en cuanto al PUM encontró que había muchas puertas que estaban entreabiertas, el viento le había jugado una mala pasada.
Pablo continuo dando una vuelta por aquel pueblo, no sabía porque ese pueblo había acabado abandonado, lo único que sabía era que desde la época de sus abuelos ese lugar fue abandonado y no se intentó repoblar. Mientras caminaba observaba si podía encontrar alguna persona que tal vez estuviera curioseando como el, pero no encontró nada, ni siquiera animales. El paseo concluyo cuando llego a las oficias, el edificio consistía en una especie de gran cubo en el que parecía que antiguamente llevaba el control de las fincas de ese lugar. Había unas escaleras que lo llevaban a la puerta principal la cual estaba caída y rota por la mitad, Pablo dejó allí su bicicleta y se apresuró a entrar a las oficinas.
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Juegos a los que no deberias jugar
HorrorEstas son historias de juegos a los que no deberias jugar y mucho menos solo, en estos relatos habrá historias de personas que se atrevieron a jugar a alguno de estos juegos...