— Samantha, ¿estás lista? —preguntó el doctor, luego de haber sedado a la pobre chica.
Samantha no dijo ni una palabra, apenas alcanzó a asentar con la cabeza antes de caer en un profundo sueño.
— Procedamos entonces —se colocó unos guantes quirúrgicos para comenzar el largo y delicado proceso: destruir su memoria.
Antes de comenzar, se alteró su ritmo cardíaco.
— ¡Doctor! ¡Ha dejado de respirar! —gritó una enfermera al tomarle los signos vitales.
El grupo de enfermeras comenzó a reanimarla. Luego de varios intentos nulos, lograron hacerla respirar. Todo esto hizo se que detuvieran, así que sólo esperaron a que reaccionara.
— ¿Cómo ha podido pasar esto? La han enviado sin examinarla, seguro —el doctor le replicó a sus ayudantes—. ¡Llévenla y háganle un estudio más preciso!
Luego de todo esto, esperaron a que Samantha despertara para realizarle otro estudio psicológico. Este era el cuarto que le hacían en el transcurso del mes, pues ha presentado varias irregularidades a nivel emocional (alucinaciones, bipolaridad, euforia). Los doctores creyeron que la mejor opción era destruir la mayor parte de sus recuerdos, así podría vivir en paz. Para esto tenían que recurrir a una delicado proceso, la cual sólo era aplicado en jóvenes de su edad.
Un par de horas después del intento de salvarle la vida, Samantha despertó y fue enviada al mejor psiquiatra de todo el país. No recuerdo muy bien su nombre, pero creo que era de apellido Hudson. El Dr. Hudson llevaba más de 25 años trabajando en el hospital, ayudando a miles de pacientes a lo largo de su carrera. Al ver a Samantha tembló un poco, pues al escuchar el testimonio de su tutora no esperó encontrarse con una chica de 17 años que se encontraba aún somnolienta.
— Tome asiento, por favor —el Dr. Hudson revisó el registro médico, un poco exaltado.
Samantha no quería hacerlo, sólo miró fijamente al afamado doctor y se acercó un poco al escritorio.
— No estés nerviosa, no te haré daño —la miró e indicó el asiento.
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I'm Not A Psycho
Teen Fiction«Sé que no estoy loca. No entiendo por qué llevo acá dos años sin saber el motivo exacto. ¿Por qué estoy internada en un hospital psiquiátrico? No soy una psicópata.»
