Es gracioso cómo, después de todo este tiempo, aún no sé tu nombre; pero no importa siempre y cuando te conozca. Me imagino que esto podría confundirte, pero que no lo haga. He estado contigo por los últimos años. Te he visto dormir, te he oído hablar con tus amigos y sé qué es lo que almorzaste esta tarde o cualquier otra.
Casi me viste un par de veces. Me tuve que esconder de ti con frecuencia. ¿Recuerdas esos momentos en los que sentiste a alguien detrás de ti y, al darte vuelta, no había nadie? Bueno, lo había, solo que no me viste.
Durante mi tiempo observándote, me di cuenta de que en realidad eres una buena persona y me apegué mucho a ti. Los últimos días he estado tratando de encontrar una forma de hablarte, pero sabía que te daría miedo escuchar mi voz, como la última vez. En su lugar, tuve una mejor idea.
Vi que usas este aparato mucho. Y vi que te gusta leer estas historias. Así que te escribí el mensaje que ahora tienes frente a ti con la esperanza de que lo leyeras pronto. Ahora que lo estás haciendo, te dije lo que quería decirte. Creo que estás preparado para verme. Al fin podremos ser amigos.
Te mostraré mi rostro esta noche.