Capítulo 2
Desperté en la mañana, fui al baño me cepille los dientes, me bañe y me vestí, lo primero que pensé al despertar fue en Richard, tome las llaves de mi auto y del apartamento. Me apresuré a llegar al hospital donde atendían a Richard para llevarle su caja y ver cómo se encontraba.
Cuando llegue pregunte por el en recepción y me dieron el piso y número de su habitación tome el ascensor hacia el piso 5, camine hacia dónde estaba su habitación, cuando estuve cerca escuche quejas del hombre con quien hable anoche.
— Tiene que comer Señor Cummings — dijo la enfermera que cuidaba de el.
—No voy a comer esa basura que llaman aquí comida — dijo Richard quejándose.
—Tiene que comer Sr. Cummings es la única forma en la que va a mejorar. — dijo la enfermera.
— Soy viejo tuve un infarto al corazón, reemplazo de cadera y cirugía en ambas rodillas,moriré de todas maneras, estoy acabado — dijo Richard a la enfermera.
—Toc Toc — dije tocándo la puerta.
— ¡Katie! — dijo Richard con alegría.
— Hola cariño, me tendrás que ayudar para que coma este hombre ya que se alegró al verte — me dijo la enfermera con cariño.
— Veré en que puedo ayudar — dije sonriendo y la enfermera se fue.
—Hola Richard ¿Cómo te haz sentido?
— Bien con unos rasguños y ya. — dijo Richard sonriendo.
—Sabes que tienes que comer ¿verdad?
—Esa comida es un asco.
—¿Eso querría Adeline? — dije con tono de regaño.
—¿ Y como tú sabes acerca de Adeline?
— Y que te importa estás acabado — lo mire a los ojos esperando su reacción — Y creo que esto te pertenece.— dije levantando la caja y entregándose la en sus manos.
— Bien, comeré.. — levanto su plato y tomó varios sorbos de su sopa, levantó sus lentes y sacó una carta — hace años que no he podido leer una carta, incluso con los lentes.
—¿Quiere que se las lea?
—Claro, me encantaría — dijo con brillos en los ojos de alegría.
Para: Adeline Karamakov.
De: Richard Cummings.
Mayo 22, 1939.
Mi querida Adeline, hoy esperaba que el servicio de la iglesia durara más de lo normal, te acercaste a mi y fuiste la primera en dar el paso que lo cambiaría todo.
—¿Alguna vez vas a hablar conmigo?
—¿ Perdón?
—Yo siempre te veo ahí, al acecho— me dijiste.
—Yo no acecho.
—Oh si lo haces, Pero entonces nunca me hablas ¿Soy tan aterradora? ... ¿Quieres acompañarme a casa? — me dijiste y yo solo puede asentir y caminar a tu lado.
Cuando caminábamos a tu casa hablabas tanto de todo lo que te pasaba por la mente del arte, la música, Dios, tu familia y cualquier cosa la cual tuvieras conocimiento. Tú sabiduría, tu interés, tu pasión por la fotografía y la pintura de la época y eso me hacía amarte, aunque no te conocía, sabia que tarde o temprano te amaría hasta con mí alma. Cuando llegamos a tu casa, no me podía despedirme, pero tenía que hacerlo.
— Adiós.— dijiste, me di la vuelta para irme pero no pude y me devolví.
— Adeline espera!.. Te gustaría salir alguna vez conmigo?— te reíste de mí y me sonreíste.
—Estoy libre después de la iglesia— me dijiste y caminaste a la entrada de tu casa.
—¿¡Espera... quieres salir ahora!?
—¡No nos estamos haciendonos más jóvenes Cummings! — me dijiste sonriéndome.
Me enamoré y me enamoro de ti con cada detalle nuevo que conozco.
Siempre tuyo, Richard.
—Son hermosas Richard — se me escapó una pequeña lagrima por la belleza de una simple hoja de papel.
— Gracias, a ella le encantaban que se las escribiera y leyera.
—¡¡Abuelo!! — escuche un grito que me sobresaltó, me volteo y es un chico muy guapo alto, piel clara, cabello negro y ojos verdes con un tono de cafés, que jamás había visto y no lo podía negar este chico es sexy.
—No grites Ezra es un hospital no un campo de fútbol — dijo Richard alterado, me imagino que tendría jaqueca.
— Perdón Abuelo, vine lo más rápido que pude. Y quién eres tú! Anda a buscar a un doctor, enfermera.
—¡Disculpa! — dije un poco molesta aunque es sexy, se cree mucho.
— Anda es para hoy o es que tienes un retraso mental. — me dijo.
—No soy enfermera imbécil, ten un poco más de respeto la próxima vez.— lo mire a los ojos y al parecer se molesto por mi respuesta — Adiós Richard,vendré mañana a leerte, mejórate — me acerqué a Richard para darle un beso en la mejilla y camine hacia la puerta.
— Adiós Kat, gracias por la lectura.
— De nada,hasta mañana. — dije sonriendo, cuando me volteé vi el rostro del imbécil y borre mi sonrisa, estaba parado en la puerta y al salir le golpeé el hombro solo por ser odiosa y como era sábado mi rutina era estudiar, comer y noche de chicas con mis dos mejores amigas Sarah y Johana.
Qué imbécil, era lo único que pensaba desde que salí del hospital de haber visitado a Richard, era un patán como pudo haberme dicho esa cosa ¡Yo no tengo un retreso mental!.
Entre a mi auto y maneje hasta mi apartamento, cuando llegue abrí la puerta y tire la puerta una vez que cerré la puerta detrás de mí me recosté contra ella me deslicé hasta el suelo por el imbécil del chico que me creyó que era una enfermera con un retraso mental y podía hablarme como le diera la gana.
—Guaw me imagino que tuviste un día difícil ¿Verdad? — dijo Johana. Uh se me olvidó decir que vivo con mis dos amigas, ya que dividir el alquiler es mucho más fácil que pagarla yo sola.
—Ni te imaginas — le dije levantándome de la puerta y yendo a mi habitación.
—Vamos cuéntame, ayer no te vi porque estaba con John y hoy es día de chicas — dijo Johana suplicando para que le contara lo que me pasó ayer y hoy, John es el novio súper sexy de Johana.
— En que cuarto nos quedamos hoy? El sábado pasado fue en el de Sarah. — pregunte mientras me desvestía para irme a bañar.
— ¿En el tuyo o en el mío? — pregunto Johana, mientras veía mis películas que compre esta semana — ¡Compraste Hogar Dulce Infierno! Leí que en esta película el esposo tiene sexo con su empleada, la deja embarazada y ahora la esposa la quiere muerta y la matan. Y pasan unas partes donde tienen sexo candente y súper caliente. Mejor la pasamos en el tuyo para ver esta peli.
Amo a Johana como ni se imaginan es mi amiga del alma pero tiene una mente más sucia que tan solo decir "palo" dice: Así es que te gusta. No la soporto algunas veces por eso mismo pero es mi mejor amiga y la quiero tal como es.
—Dile a Sarah que es en mi habitación este sábado y que traiga todas las provisiones para pasar la noche. — dije y entre al baño.
—¡Okey! — grito Johana saliendo de mi cuarto.
Cuando Johana salió me vi en el espejo y recordé las cartas que Richard le escribió a Adeline. Ellos estuvieron más que enamorados como Richard compartió sus sentimientos en una hoja de papel en blanco con tinta pudo haber expresado un millón de cosas y espero que Richard hubiera hecho feliz a Adeline por todo el tiempo que vivieron juntos.
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Cartas a Adeline
RomanceÉl es la felicidad que le faltaba a mi vida.... Y yo soy la luz de su oscuridad. Dos historias de amor, separadas en el tiempo. Conectadas por el destino. Averigua más, agrega a tu biblioteca y ve mi perfil.