Noelia era una niña tierna y dulce, tan tierna que podía ser lastimada fácilmente y tan dulce que siempre perdonaba a aquellos que le hacían daño, era hija única, y cualquiera pensaría que la tendrían consentida y mimada, que su personalidad vibrante, su brillantez, eran estimuladas por un entorno familiar sano y pacífico, que su madre le leía cuentos antes de dormir, y su padre la cuidaba y mimaba por ser la niña de sus ojos, eso anhelaba Noelia, el cariño de una madre al decir “Te amo” a su pequeña hija, la seguridad que le ofrecían los brazos de un padre al sentarte en su regazo, eso anhelaba cada vez que iba a casa de sus amiguitos de la escuela, y la elogiaban por su manera de ser tan singular, tan peculiar su vocabulario extenso a pesar de su edad, y es que…
¿Qué niño en la flor de su niñez, prefiere ponerse a leer un libro en lugar de ir a jugar?
Noelia era así, siempre concentrada en cosas complejas para un niño, fascinantes de ver para un adulto, los padres de sus amigos la usaban de ejemplo a seguir para sus hijos, aquella niña de piel pálida, mejillas sonrosadas, con unos ojos tan oscuros que reflejaban la tristeza que inundaba su alma, una niña que a su escasa edad, hablaba con la dureza y la madurez que solamente una vida dura te puede dar.
Qué difícil es que mamá y papá peleen, que siempre sea tú culpa, que mami no te quiere, y te diga que eres tonta, y es que papá, por no pelear con mamá le dé la razón en todo, y tengas que esconder los moretones bajo esa ropa bonita, que por más que trates de complacer a mami te diga que te odia, que se arrepienta de que hayas nacido, que seas la razón de que sigan juntos, pues de ser por ellos, no se dirigirían la palabra pero, quieren que tengas una “familia”.
Un día al volver del colegio, encuentras a papi tirado en la sala, un charco de sangre bajo su cuerpo, mami te habla como nunca, la dulzura en su voz, suena falsa para ti, tantas veces que te ofendía y ahora simplemente llega y quiere abrazarte, ese instinto de supervivencia que te ha salvado aquella vez que el tío Andrés quería jugar contigo, te indica que algo anda mal, y es que mami viene con una mirada perdida símbolo de que ha perdido la cordura, manchas de sangre adornan su cara, y ese vestido azul claro que tanto le gusta usar, ves el cuchillo en su mano y empiezas a correr, te escondes en tu cuarto y echas el pestillo, corres a tu casita de muñecas, y abrazas a tu oso “Quito” aquél que tu padre bautizó el día que te lo regalaron, había cosas buenas en la vida de Noelia después de todo, aunque eran contados los recuerdos felices que tiene con ellos.
Mami golpea la puerta y empiezas a llorar, escuchas que su voz, suena un poco desquiciada, escalofríos recorren tu cuerpecito y estás aterrada, de pronto oyes un grito desgarrador en voz de ella, te cubres los oídos y cierras los ojitos, tratas de no pensar, al rato te quedas dormida, despiertas entrada la noche, y con mucho miedo y abrazada a tu osito empiezas a caminar, rumbo a la puerta de tu habitación, abres y la parte de afuera está manchada con sangre, las luces están prendidas, y todo se ve con claridad, en las escaleras hay sangre y por poco resbalas, sin darte cuenta las lágrimas corren por tus mejillas, empiezas a temblar, papi ya no está la sala, en su lugar sólo hay un charco de sangre, te acercas a la cocina y ves, el desastre, papi apuñaló a mami porque ella iba tras de ti, están abrazados, ambos en el suelo en un charco de sangre, al menos te salvó, o eso es lo que piensas, quizá el sólo buscaba venganza pues ella cegó la vida de él, en el suelo lucen tan pacíficos, tan tranquilos, que te imaginas que están dormidos, hasta parecen felices, aliviados, de salir de ese terrible circulo vicioso, de odio, golpes, ira y desesperación, sonríes aliviada, terminaron los golpes, el maltrato, terminó el dolor que sentías en el alma, porque mami no te quería, la policía llega después, no sabes quién los llamó, también está la abuela, llora al verte ahí, y aunque todos te preguntan mil veces, tú, sólo observas.
Noelia era así, una niña que después de eso no volvió a decir una palabra, sólo se abrazaba a su oso de peluche y lloraba en silencio, una niña que se volvió solitaria, una niña en la que a veces puedes ver en su rostro el atisbo de una sonrisa, sin embargo hay una tristeza infinita en su oscura mirada, una niña a la que su abuela le lloraba todas las noches sintiéndose culpable por no sacar a su nieta de ese entorno antes, porque al saber lo que ella vivía, la gente que antes la elogiaba, ahora la rechazaba por ser hija de la pareja de suicidas, porque pende de un hilo la vida, porque no todo es lo que parece, a veces la vida más perfecta puede ser la más tormentosa, y la más tormentosa, la más perfecta.
Noelia era así, ahora estaba tranquila, en su imaginación era feliz, en su imaginación mami la quería, y papi la salvó, en su imaginación estaban ambos y su oso, estaban para cuidarla, y no la dejarían nunca.