Me hallaba en paz.
Estaba en vacaciones de verano y había elegido pasar el día en una de las playas más solitarias del Caribe con el fin de bucear serenamente, lejos de la molesta multitud que se acumulaba cuando el clima era favorable - es decir, la mayor parte del año -.A pesar de que mi reloj de pulsera marcaba las 6 p.m, el sol no daba indicios de querer ocultarse en el horizonte.
Había estado toda la tarde sumergido en el mar, únicamente admirando la belleza de sus profundidades y, de vez en cuando, algún que otro pez curioso se acercaba tímidamente hacia las aletas de mis pies, pero bastaba un simple movimiento para que huyeran.
Me encontraba en una especie de burbuja flotante e ignoraba la razón de mi extrema felicidad.Era un paraíso.
Desde que tengo memoria siempre me ha interesado el mundo marino y los misterios ocultos en sus entrañas.
Todos los años en los que me encontré debajo de la superficie del mar nunca me he dejado de asombrar.¿No te imaginaste, alguna vez, las criaturas terroríficas o hermosas que podría esconder su inmensidad?
Luego de unos minutos hundido en mis pensamientos, caí en la cuenta de que mi tanque de oxígeno estaba vacío y, sin embargo, sorprendentemente podía ser capaz de seguir respirando. ¿Acaso permanecer tanto tiempo en este mundo submarino me había convertido en un pez?
Qué ridículo, sólo ocurría en fantasías; con esta idea fui adentrándome en la infinita oscuridad. De repente, mi visión se vio entorpecida por diferentes luces blancas, absurdamente atrayentes, y una a una fueron bloqueando el panorama, cegándome por completo.Sentía mi cuerpo elevándose hacia ellas, como parte de un hechizo. No obstante, en medio del magnífico espectáculo, unas ásperas manos se aferraron a mis pies y otro par a mi torso, jalándome hacia el abismo.
En ese instante me tensé y el pánico congeló mis músculos. Pude distinguir escamas en lo que pretendían ser manos.
Era una situación desesperante, por más resistencia que pusiera no podía evitar descender en garras de estos enormes peces con extremidades humanas.Maldición, ¿qué estaba ocurriendo?
Las uñas de esos monstruos se clavaban en mi piel y un tinte rojizo pintó el paraíso. Cerré mis párpados con fuerza, como si eso fuera a salvarme de la pesadilla.
Todo era confuso, un dolor punzante atravesó mi cien y, sin explicación, imágenes se mostraban espontáneamente en frente de mis ojos.La primera vez que mis pies desnudos tocaron la espumosa agua salada, la visita al acuario de mi ciudad, mi querida familia, mis primeros amigos a quienes veía como hermanos, el atardecer en la playa, mi primer amor y el primer corazón que rompí.
Recordé los sueños y metas que aún me faltaban alcanzar.Lloré.
Lloré como un niño perdido que no encuentra a su madre.
Súbitamente, todo se encontraba en silencio. Permanecí de la misma manera hasta que decidí abrir mis ojos: el ambiente aterrador había desaparecido en absoluto. La sala donde me encontraba se vestía completamente de blanco puro.
Inexplicablemente, me hallaba en paz.
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・゚。Realidad Acromática
Short StoryUn día de verano en el Caribe puede resultar fatal. Nunca confíes en la profundidad ilimitada del paraíso.