101. Max

72.6K 8.8K 4.7K
                                    

—Raoundem... Rapundel... —dije, riendo—. ¿Rapunzel, deja caer tu cabello? Eso es... déjalo caer.

Aunque lo dije bien esa última vez, no recibí ninguna respuesta de Suhail. Da igual. Cansado, empecé a trepar el árbol.

No parecía difícil desde abajo. 

Miré mi reloj. Ya marcaba las once de la noche a pesar de que apresuré a Polo y a Eric a salir del bar...  Y me reí tontamente al recordar lo rápido que llegamos a mi casa. O a casa de Bill y Suhail. Da igual de quién es.

Aunque ellos a dicen que también es mi casa...

Y me reí más. Maldito porro, me hacía sentir feliz. Hice amigos con facilidad y, entre Eric, Polo y yo, conseguimos nuevos y mejores contactos para Raptor.

Me tambaleé y casi caí al césped:
—Esto no está funcionando —le dije al árbol, apoyándome sobre una rama ancha.

Sentí la necesidad de sentarme ahí mismo y dormir un rato, pero tenía que entrar antes de que Miranda se diera cuenta de mi ausencia.

—Rafuuunzel... —insistí, bostezando. Tenía mucho sueño.

Pensé en que de haber sabido cuánto me iba a relajar y poner alegre "María juana" la hubiera fumado antes.

Veterinario... Sí... No, no dijo qué días...

Reconocí esa voz. ¿Suhail estaba al teléfono? Me incorporé y continué escalando el árbol.

No creo que tengan sus datos... ¿En serio?... Sí, sí, busca Aitor... No sé su apellido.

¿Aitor?, me pregunté. Suena a diagnóstico dental.

Dentista: ¿Qué muela es la que la duele?

Paciente: Esta...

Dentista: ¡Ay no, por Dios, usted tiene Aitor! Lo tendremos que desahuciar.

Me reí. Por otro lado, ¿desde cuándo creció tanto este mendigo árbol? Sin ninguna prisa, me acomodé sobre otra rama y saqué un par de astillas de mi mano... Wow, ¿todos tenemos dibujada una "M" en la palma de nuestra mano?
Miré con fascinación la mía. "M de Max". Genial. Y también me pregunté si Suhail tendría una "S de Suhail".

Hasta el quince del próximo mes... No, ¿cómo crees? me da pena... Tal vez si... Sí. Mañana asisto a un seminario. A lo mejor...

Intenté escuchar con atención a Suhail. Sin embargo, el sonido de los grillos me distrajo.

Cri cri. Cri cri. Cri cri.

Me pregunté qué pedirían los grillos que cantaban tan emocionados. ¿El rescate de la Biosfera Maya? ¿La abolición del capitalismo?
O tal vez sólo querían compartir con nosotros el sentido de la vida y dar respuestas al por qué de nuestra existencia.

Cri cri. Cri cri. Cri cri.

—Wow —dije, sacando de mi bolsillo una última colita de porro—. Vamos por la vida viendo sin ver en realidad nada de lo que realmente deberíamos ver, y no comprendemos por qué nadie ve lo que es importante ver —reflexioné y fumé otra calada.

Cri cri. Cri cri. Cri cri

Asentí. Los grillos estaban de acuerdo.

—Es que lo que no vemos siempre resulta ser lo que desde el principio debimos ver, pero no lo vimos por ver lo que da igual ver —concluí, dejando caer mi porrito.

Los grillos aplaudieron. Maldita sea, de no tener éxito en la Música optaré por la Filosofía.

—¿Qué haces ahí, idiota, y hablando solo? —escuché.

Max & Suhail ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora