Somos vástagos de un sistema,presos de nuestra propia mente,esclavos de una vida rutinaria y desolada.
Siempre caminamos tan cansados,tan hartos de la vida misma.
Miramos hacia todos lados sin saber a dónde huir.
Ciegos por el deseo tan rebuscado de la libertad.
Vamos en busca de una paz y plenitud interior,que muchas veces preferimos abandonar ese espíritu rebelde y ceder una vez más ante el sistema que nos quiere sumisos frente a sus reglas y leyes.