Amanece otro día negro en este aburrido y repetitivo mundo. Todos los días se suceden las mismas personas pasando al otro lado de la ventana de mi habitación. Como todos los días, llega el camión de la basura a las siete en punto de la mañana y es a partir de ese momento, donde la ciudad empieza a moverse dejando atrás el odioso silencio de la noche.
Creo oportuno explicaros primero cómo he llegado hasta aquí. Hasta ese momento de mi vida, donde las noches y los días se eternizan y la vida pierde todo el sentido que le podamos dar. Duele oír estas palabras, pero es la pura verdad.
Primero creo conveniente presentarme. Mi nombre es Holden, y vivo en una pequeña ciudad española llamada Burgos. Mi vida al principio transcurría normal en sus primeros años, pero al llegar a primaria empezaron los problemas. Algunos compañeros decidieron hacer de mi estancia en el colegio una pesadilla. Terminé la primaria muy mal.
Al llegar al instituto, parecía que todo iba a ser diferente, pero no lo fue. Mis padres de separaron ese verano, y eso afectó gravemente a mi comportamiento y, sobre todo, a mi vida. En clase empezaba a costarme mantener la concentración, me pasaba grandes espacios de tiempo llorando y, para colmo, aquellos que me lo habían hecho pasar tan mal antes, seguían en la misma línea.
Mi vida era un completo desastre. Suspendía muchas asignaturas y luego me veía forzado para recuperarlas. Esto fue así hasta tercero ya que, viendo que mis padres no mostraban ningún interés por mí y mi rendimiento académico, dejé siete asignaturas y me negué a recuperarlas. Fue así como llegué hasta aquí.
Ahora estoy en tercero de la ESO, enfrentándome de nuevo al curso que ya afronté en su día y que no pude o, no quise más bien, sacar a delante.
ESTÁS LEYENDO
Diario de un Suicida Arrepentido
Non-FictionLa vida es dura para todos. Nadie es capaz de comprender el porqué de tanto dolor. Tanta ciencia y filosofía pero el sentido de la vida se queda en la hipótesis. Yo ahora sólo quiero morir, o tal vez no. No lo sé.