Capitulo V - LAS BASES ECONOMICAS DE LA EXTINCION DEL ESTADO

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La explicación más detallada de esta cuestión nos la da Marx en su "Crítica del Programa de Gotha" (carta a Bracke, de 5 de mayo de 1875, que no fue publicada
hasta 1891, en la revista "Neue Zeit", IX, 1, y de la que se publicó en ruso una edición aparte). La parte polémica de esta notable obra, consistente en la crítica del
lassalleanismo, ha dejado en la sombra, por decirlo así, su parte positiva, a saber: su análisis de la conexión existente entre el desarrollo del comunismo y la extinción del Estado.

1. PLANTEAMIENTO DE LA CUESTION POR MARX
Comparando superficialmente la carta de Marx a Bracke, de 5 de mayo de 1875, con la carta de Engels a Bebel, de 28 de marzo de 1875 examinada más arriba, podría
parecer que Marx es mucho más "partidario del Estado" que Engels, y que entre las concepciones de ambos escritores acerca del Estado media una diferencia muy
considerable.
Engels aconseja a Bebel lanzar por la borda toda la charlatanería sobre el Estado y borrar completamente del programa la palabra Estado, sustituyéndola por la palabra
"comunidad". Engels llega incluso a declarar que la Comuna no era ya un Estado, en el sentido estricto de la palabra. En cambio, Marx habla incluso del "Estado futuro de la sociedad comunista", es decir, reconoce, al parecer, la necesidad del Estado hasta bajo el comunismo.
Pero semejante modo de concebir sería radicalmente falso. Examinándolo más atentamente, vemos que las concepciones de Marx y Engels sobre el Estado y su
extinción coinciden en absoluto, y que la citada expresión de Marx se refiere precisamente al Estado en extinción.
Es evidente que no puede hablarse de determinar el momento de la "extinción" futura del Estado, tanto más cuanto que se trata, como es sabido, de un proceso largo.
La aparente diferencia entre Marx y Engels se explica por la diferencia de los temas por ellos tratados, de las tareas por ellos perseguidas. Engels se proponía la tarea de
mostrar a Bebel de un modo palmario y tajante, a grandes rasgos, todo el absurdo de los prejuicios corrientes (compartidos también, en grado considerable, por Lassalle)
acerca del Estado. Marx sólo toca de paso esta cuestión, interesándose por otro tema: el desarrollo de la sociedad comunista.
Toda la teoría de Marx es la aplicación de la teoría del desarrollo — en su forma más consecuente, más completa, más profunda y más rica de contenido — al capitalismo moderno. Era natural que a Marx se le plantease, por tanto, la cuestión de aplicar esta teoría también a la inminente bancarrota del capitalismo y al desarrollo futuro del comunismo futuro.
Ahora bien, ¿a base de qué datos se puede plantear la cuestión del desarrollo futuro del comunismo futuro?
A base del hecho de que el comunismo procede del capitalismo, se desarrolla históricamente del capitalismo, es el resultado de la acción de una fuerza social
engendrada por el capitalismo. En Marx no encontramos ni rastro de intento de construir utopías, de hacer conjeturas en el aire respecto a cosas que no es posible
conocer. Marx plantea la cuestión del comunismo como el naturalista plantearía, por ejemplo, la cuestión del desarrollo de una nueva especie biológica, sabiendo que ha
surgido de tal y tal modo y se modifica en tal y tal dirección determinada.
Marx descarta, ante todo, la confusión que el programa de Gotha siembra en la cuestión de las relaciones entre el Estado y la sociedad.
"La sociedad actual —escribe Marx — es la sociedad capitalista, que existe en todos los países civilizados, más o menos libre de aditamentos medievales, más o menos modificada por las particularidades del desarrollo histórico de cada país, más o menos desarrollada. Por el contrario, el 'Estado actual' cambia con las fronteras de cada país.
En el imperio prusiano-alemán es completamente distinto que en Suiza, en Inglaterra es completamente distinto que en los Estados Unidos. El 'Estado actual' es, por tanto, una ficción.
Sin embargo, pese a su abigarrada diversidad de formas, los diversos Estados de los diversos países civilizados tienen todos algo de común: que reposan sobre el terreno de la sociedad burguesa moderna, más o menos desarrollada en el sentido capitalista.
Tienen, por tanto, ciertas características esenciales comunes. En este sentido cabe hablar del 'Estado actual' por oposición al del porvenir, en el que su raíz de hoy, la
sociedad burguesa, se extinguirá.
Y cabe la pregunta: ¿qué transformación sufrirá el Estado en la sociedad comunista?
Dicho en otros términos: ¿qué funciones sociales quedarán entonces en pie, análogas a las funciones actuales del Estado? Esta pregunta sólo puede contestarse
científicamente, y por mucho que se combine la palabra 'pueblo' con la palabra 'Estado', no nos acercaremos lo más mínimo a la solución del problema. . ."
Poniendo en ridículo, como vemos, toda la charlatanería sobre el "Estado del pueblo", Marx traza el planteamiento del problema y en cierto modo nos advierte que,
para resolverlo científicamente, sólo se puede operar con datos científicos sólidamente establecidos.
Y lo primero que ha sido establecido con absoluta precisión por toda la teoría de la evolución y por toda la ciencia en general —y lo que olvidaron los utopistas y olvidan
los oportunistas de hoy, que temen a la revolución socialista— es el hecho de que, históricamente, tiene que haber, sin ningún género de duda, una fase especial o una
etapa especial de transición del capitalismo al comunismo.

El Estado y la revoluciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora