« indefinido »

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La espesa niebla se metía en el camino visual que Lee Taemin tenía desde el asiento de conductor en su auto. Era una hora demasiado temprana como para estar afuera de las oficinas de Prism Fashion, esperando que el director se dignara a aparecer y rogando por tener dinero suficiente para un café decente.

Había recibido una llamada de su manager y hermano mayor, Lee Jinki. Él trabajaba de cerca con la industria de la moda, fue fotógrafo por años hasta que descubrió el asombroso visual del menor de la familia. Rozando por días su decimoctavo cumpleaños, lo llevaron a una audición para modelar ropa de un almacén local.

Por supuesto, fue elegido.

En poco tiempo, Taemin había sido la imagen de al menos diez compañías. La paga no era estratosférica, pero le bastó para comprar un vehículo en buen estado y seguir pagando su renta. Había dejado de asistir a la Universidad prácticamente el segundo semestre, la administración contable no era precisamente su taza de té. *

La cortina metálica del edificio fue levantada por una chica de cabello rubio. Tenía la nariz roja por el frío y sus manos enfundadas en guantes no vacilaron al asegurar la protección en la parte superior de la puerta. Reuniendo los gramos de voluntad que le quedaban, salió del auto, con el celular y la cartera bien guardados en los bolsillos de su pantalón de mezclilla.

A pesar de ser modelo, el sentido de la moda de Taemin era inexistente.

Su guardarropa estaba lleno de jeans, camisas interiores blancas y decenas de sudaderas cómodas y con gorro. El atuendo de ese día no era diferente, solamente había sustituido la raída sudadera por una chamarra de cuero con parches de estrellas. Su cabello negro estaba perfectamente acomodado en un estilo de recién despertado. La boca esponjosa enrojecida y las mejillas de igual manera, el flequillo le cubría las cejas y ni siquiera se había molestado en maquillarse. De todas formas, le pedirían que se presentara con la cara lavada.

Cruzó unas cuantas palabras con la recepcionista y ésta le indicó que esperara en las sillas fuera de la oficina del director Kim. Taemin era tan conocedor del mundo de la moda nacional como lo era de la astrofísica. Apenas y sabia distinguir el turquesa del aguamarina, por lo tanto, esperaba que el tal Kim Kibum fuera otro intento de Karl Lagerfeld coreano; mayor, tal vez con calvicie, extravagante y con una voz irritante y aguda, pesado y con la capacidad de hacer que se le quebraran los nervios.

Se entretuvo en su celular por unos minutos, hasta que una voz exquisita y melodiosa lo llamó por su apellido.

—¿Lee Taemin? — preguntó un joven, que parecía apenas haber llegado al lugar.

Cargaba un maletín color vino y vestía como un verdadero modelo de revistas internacionales. Sus cabellos eran del color de la miel y tenía los pómulos más altivos y perfectos que hubiera visto en su vida. Había un corazón en su rostro, haciendo las veces de apetecible boca. Una de sus cejas tenía una cicatriz, le daba balance a ese rostro tan fantástico.

A punto de limpiarse la saliva de la boca, Taemin hizo una pequeña venia hacia el recién llegado, haciéndole saber que él era Lee Taemin. El hombre, que no se veía mucho mayor que él mismo, sonrió de una manera cegadora. Tenía hoyuelos, joder. Se marcaban tan adorablemente en esas mejillas blancas y suaves.

—Genial, voy a dejar mis bolsas en la oficina y empezaremos la entrevista, ¿de acuerdo? — comentó y acto seguido entró por la puerta que rezaba en una placa dorada con negro "CEO Kim Kibum".

Con apenas un par de segundos para procesar la situación, el joven modelo se agarró la cabeza entre las manos. Por supuesto, acababa de comerse con la mirada a su posible jefe. Quiso desaparecer, que la tierra lo tragara y lo escupiera al otro lado del mundo, hacerse invisible e irse corriendo de allí. Obviamente, ninguna opción era viable. Tendría que aguantarse la vergüenza, comportarse como un adulto e intentar arreglar su imagen ante el diseñador.

Indefinido  ☆ 【 TaeKey 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora