Las sospechas

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Mikel Wiston vive en Lorna, un mundo mágico donde nada es imposible. Un lugar donde predomina la magia.

Mike tiene 14 años, pelo rubio, ojos azules, estatura normal para su edad, viste con jerséis de marca buena, pantalones largos (normalmente marrones), zapatos negros, es inteligente, curioso, amigable...

Vive con sus padres (Clara y Gerard), sus abuelos (Mar y Enrique) y su hermana menor, de 5 años (Tara)

Pero a pesar de tener tan poca edad, Mike conoce a la perfección su mundo, cada rincón (incluso los más tenebrosos), cada calle, distrito...

En realidad, eso es lo que se cree él porque hay un sitio que no conoce. Un lugar misterioso que se encuentra en su casa. 

                                                                           . . .

Era un día de lluvia, toda la gente de la casa de los Wiston estaba ocupada.

En realidad casi toda, Mike no, él estaba aburrido mirando como caían las gotas de la lluvia. Pensando en que pasaría en las otras casas en un día como este.

De vez en cuanto dirigia una mirada a la pared que tenia delante, era un trozo de muro con una cortina delante. ¿Extraño verdad? ¿Por qué no hay ventanas y si una cortina? Se preguntaba.

Estaba tan tranquilo e intrigado por ese misterio  hasta que su madre le llamó para cenar. Que remedio, pensó y se fue sin rechistar.

 Al encontrarse todos juntos en la mesa, la familia, empieza a comentar sobre como les ha ido el día, los problemas que han tenido con la lluvia...

Hasta que sonó el transmirror.

- ¡¡¡RING, RING!!!

El transmirror, digamos que es la mezcla de un móvil espejo. La gente llama tecleando el número en el espejo, el que llama se tiene que poner delante el espejo esperando a que contesten, el que contesta se pone delante y empiezan ha hablar como si tubieran a esa persona delante. Resumiendo, es como si hablarás con una persona solo que separados por un vidrio.

- Voy a ver quién llama - Dice la señora de la casa.

Después de unos minutos la madre regresa.

- Es para ti Mike, es tú amiga - Mike duda unos segundos - ¡Vamos! - Grita ella.

Nuestro protagonista se levanta de la silla de un salto y va corriendo al transmirror. Al situarse delante ve la imagen de su amiga Lucy, compañera de clase.

- Hola Mike. 

- Hola.

- Quería comentarte una cosa.

- Dime.

- ¿Te acuerdas del trabajo que hay que hacer por parejas mixtas sobre algo desconocido? - Dice sonrojada

- Sí, por supuesto.

- ¡¿Podría i-ir, contigo?!

- Claro

- ¡Perfecto, nos vemos dentro de dos días! - Contesta llena de felicidad - Adiós

Se apaga el transmirror, ha cortado.

Mike vuelve a la mesa, dónde su familia continua hablando tranquilamente.

Que aburrido, piensa, todo es tan normal, pero normalmente lo normal es lo extraño. Sonrió para sus adentros, era como una historia de detectives, le pareció emocionante.

Empezó a examinar a cada miembro sentado en la mesa, sus padres con una sonrisa en la cara, su hermana dando la lata con que no quiere comer verdura, su abuela atenta y seria a las explicaciones de su hija y el abuelo, el abuelo está algo raro, normalmente habla sin parar, pero hoy está absorto en sus pensamientos.

Mike se da cuenta de que oculta algo, la mayoría de los días, Mike, se va pronto a dormir, pero hoy será distinto, se quedara en la cama despierto hasta que todos se hayan dormido.

Hoy no era Mike Wiston, era el Detective Wiston.

Su hermana la vuelve a liar y se va a su habitación enfadada. Adiós a sus geniales pensamientos.

Al final consigue acabar el plato y sube a su habitación, dispuesto a no dormirse, se tuba en la cama, son las once de la noche. Algo tarde para unos niños según su madre.

Pero esta vez se quedará despierto, está seguro. 

Despierto, despierto, despierto...

Y cayó muerto de sueño.

                                                                     . . .

CLOC, CLOC, CLOC

El joven abre los ojos, aturdido por una brecha de luz que llega desde la puerta a él.

¡CLOC, CLOC, CLOC!

Ese sonido suena más fuerte, algo se acerca. 

Mike dirige una leve mirada hacia la puerta, le da tanto palo levantarse. 

Al final consigue reunir las fuerzas para ponerse en pie y se acerca con cautela a la puerta, atraido por ese hilo de luz. 

Agarra una linterna (situada en la mesita de al lado de la puerta) y se dispone a salir.

En ese momento él no era consciente de lo que le esperaba era un misterio inexplicable.




El libro de los cien mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora