Prologo

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-Cuentame lo que pasó hija- el policía se sentó frente a mi en el sofá. No abrí la boca, pues sabía que si lo hacía, ellos iban a volver a terminar el trabajo que habían empezado. Y esta vez no dudarían. -Niña... No puedo ayudarte a menos que me cuentes que pasó.

-Y yo no puedo contarle a menos que quiera estar muerta- respondí fría y distante.

-Laurel... Dejame ayudarte- intentó acercarse pero me levanté de un salto y me alejé de él.

-La última vez que alguien dijo eso terminé secuestrada.- miré sus ojos. Eran verdes, y tan profundos que hasta se le veía el alma. Su pelo que anteriormente era negro, ahora era gris gracias a las canas. Era alto, mucho al lado mío, fácilmente me sacaba dos cabezas. Su cara estaba con arrugas y ojeras por el trabajo, no dudaba que había sido hermoso en su juventud.

-Laurel no voy a lastimarte...- se levanta del sofá, tranquilamente me pasa por una cabeza.

-Si le cuento lo que pasó ellos van a venir por mi de nuevo.

-Eso no va a pasar. Estas conmigo, nadie puede lastimarte.

-Bien... Pero va a tener que esperar a que las palabras salgan... No puedo obligarlas.

-Esperaré.- se sentó nuevamente en el sofá con los brazos cruzados y me observó.

Historia De Un SecuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora