Acabo de llegar a casa, hogar dulce hogar. Ya huelo la comida que prepara mamá para celebrar que en una semana empiezo la universidad. Estoy deseando empezar en Harvard, la mejor universidad de Estados Unidos. Mi madre está un poco triste porque mientras esté en la universidad me mudaré a Cambridge, pero es normal. Tengo 17 años, algún día tendré que irme de casa y ... ¿Porque no empezar ya? Seguro que conoceré mucha gente guay y haré muchos amigos. Quiero ser abogada y debo prepararme muy bien. Mi padre siempre me dice: para hacerlo mal, no lo hagas. Y me vaso en eso.
- Holaaa - oigo taconear a mi madre hasta llegar a mi - ¿Qué tal está la princesa de esta casa?
-Mama - me quejo - tengo 17 años, ya no soy tu bebé.
Mi madre sonríe.
- Para mi siempre serás mi bebé Jenevitte. Ya lo sabes.
- Lose - arrugó la nariz y la doy un beso a mi madre en la mejilla - y bien ... ¿qué hay de comer?
Mi padre baja corriendo las escaleras en chándal y con una playeras Nike azules.
- ¡Hay lasaña, calabacín rebozado, paella, revuelto de gambas y gulas y trata de manzana o de zanahoria!
Mi padre lo dice todo antes de que a mi madre le de tiempo a abrir la boca.
- ¡Edward! - se queja mi madre - era una sorpresa y quería decírselo yo ya que soy yo la que lleva casi cinco horas cocinando.
- Lo siento cielo - pone las dos manos juntas - no he podido controlarme.
Nos dirigimos al comedor y allí está todo servido, perfectamente colocado, las bebidas en fila ...
- Siéntate Jenevitte. - dice mi madre entusiasmada.
- Mamá ... - me siento - ¿porque tuviste que llamarme así? No me gusta nada. Prefiero Jenne.
- Jenevitte es un nombre muy bonito hija.
- Pues no me gusta. - digo jugando con el borde de la servilleta - suena a provincia o a ... a vacuna contra una enfermedad. "Vacuna contra la Jenevitte".
- ¡Qué dices hija! - se me queda mirando - a mi me suena a princesa del siglo 17.
Nos reímos y nos ponemos a comer.
- Bueno papá - le miro intensamente - ¿qué has estado haciendo mientas mamá se mataba en la cocina?
- Pues ... - mira a mamá de reojo - primero repase como hacer una operación a corazón abierto a la perfección, después fui a nadar un rato a la piscina y volví corriendo a ducharme y ver la tele. Diez minutos después o así llegaste tú.
- Mañana productiva - digo poniendo los ojos en blanco - yo estuve en casa de Alice jugando a el karaoke y comiendo nachos con wakamole.
Cuando acabamos de comer me tumbo en el sofá a echar una siesta. Cinco minutos después llaman a la puerta y me levanto a abrir. Un chico de ojos pardos con sudadera negra con capucha y un pañuelo rojo tapándole la boca y la nariz entra en casa corriendo y cierra la puerta.
- Ho-ola - tartamudeo - ¿quien eres?
- Shssss - chista para que me calle.
- ¿Pero por qué? - insisto.
- Shsss - vuelve a chistar - he dicho que te calles.
Hago lo que me dice y espero su señal. No puedo dejar de mirarle a esos ojos pardos donde abunda la maldad y la inocencia a la vez que un toque de arrogancia.
-¿Qué miras? - me pregunta con una voz suave y tajante.
- Nada, lo siento - apartó la vista al suelo.
- He dicho que no hables - vuelve a ordenarme - ¿no hablas mi idioma o qué?
- ¿A que estás jugando? Me has preguntado tú.
- Acatar órdenes no es lo tuyo. Captado.
Me coje en brazos como un saco de patatas y sube escaleras arriba.
- ¿Cuál es tu habitación? - me pregunta en bajito - ahora.
- Al fondo a la derecha.
Me lleva rápido y cierra la puerta, dejándome en el suelo.
-¿Vives sola?
- No puedo hablar - me burlo y me siento en la cama.
- Puedes hablar ahora.
- No, no puedo.
- A buenas horas acatas mis órdenes.
- No tengo porque acatar órdenes tuyas.
- Vale - se quita el pañuelo y luce una sonrisa juguetona blanca, perfecta, digna de un ángel - si W.S te dice que te calles te callas, si W.S te dice que te vayas te vas, si W.S te dice que ...
- Si Jenevitte te dice que te vayas de su cuarto o llama a la policía te vas o llama a la policía.
-¿Es así como te llamas?¿Jenevitte? - frunce el ceño - suena a vacuna ¿lo sabías? - dice mirando por la ventana hacia el jardín.
- Haber ... ¿que quieres? - suspiro - y no me llames Jenevitte, llámame Jenne.
- Vale - me guiña un ojo - Jenevitte.
Gruño y aprieto los dientes.
- Vale - abro un cajón y cojo 20$ - ¿quieres dinero? Te doy 20$ y te largas de aquí.
Coje los 20$ y se los guarda en el bolsillo.
- No, no quiero dinero. - sonríe apretando los labios y entrecerrando los ojos - solo quería burlar a los pitufos.
Al ver que lo miro con cara de no entender nada lo dice más claro.
- Ay... - suspira - esconderme de los polis.
- Eso me da igual - levanto el labio - solo quiero que me devuelvas mis 20$ ya que no los quieres.
- No, no te confundas. Yo no venía buscando dinero pero si me lo das no voy a rechazarlo. - Se sienta conmigo en la cama - Por cierto, sigo esperando.
-¿Esperando a qué?
-¿Vives sola? - se tumba en mi cama con los brazos por debajo de la cabeza.
- No, están mis padres durmiendo en la habitación de en frente. Así que veamos si tu sabes acatar órdenes y baja el tono de voz.
- A mi nadie me da órdenes nena. Tenlo presente.
- Ni se te ocurra volver a llamarme nena.
- Como quieras Jenevitte.
-¿Cómo te llamas?
- W.S
- Digo de verdad.
- No te importa.
- La verdad es que no. Porque no voy a volver a verte después de que cruces está puerta.
- Ay ... - se sienta de nuevo - volviendo al tema. Eres un niñita de mamá y de papa también.¿Cuántos años tienes?
- No te importa.
- La verdad es que no. Porque en cuanto cruce ESA puerta - dice señalándola - no volveré a verte.
Rindiéndome ante tanta insistencia decido responder.
- Diecisiete.
- Jajajaja - ríe con fuerza - solo eres una niña. Ni siquiera eres mayor de edad.
Shsss - digo dándole un golpe en el brazo - no alces tanto la voz.
- Eh - me agarra con fuerza de la muñeca - no vuelvas a tocar esta sudadera en tu vida. ¿Me has oído? - me fulmina con la mirada y me quedo totalmente paralizada ante sus ojos donde el verde abunda en cada borde de su iris. - Me conformo con que acates esa orden.
- En-entendido - tartamudeo - lo siento.
- ¿Así que diecisiete eh? - este chaval en bipolar.
- Si diecisiete y te apuesto lo que quieras a que soy más madura yo con diecisiete que tu con tus veintinueve años.
-¿Quien ha dicho que tenga veintinueve años?
- ¿Cuántos tienes?
- Jaja - ríe bajito y simpático - no te acostumbres a que responda preguntas eh.
- No tengo porque acostumbrarme a nada de ti, esto acabará pronto.
- Tengo veinticuatro.
-¿Veinticuatro? - no me lo creo. Tiene una facciones bastante masculinas para esa edad. No digo que parezca mayor o viejo, al contrario le hace ... sexy. ¿Pero en que estoy pensando? Es un chulo, no me conviene que siga aquí, en mi casa, en mi cuarto, hablando conmigo y hace nada tirado en mi cama.- Wow, pues no me lo esperaba.
- jajajaja - ladea un poco la cabeza - ¿y que esperabas?¿Qué tuviera sesenta y cinco o que?
- No la verdad.
- Eres bastante sexy para tu edad ¿sabes? Jenevitte.
- Y tu eres un caradura. Y no me llames Jenevitte.
- Eso no es nada nuevo ni nada que tu puedas cambiar, nena. - se acerca mucho a mi cara hasta que puedo sentir su respiración bajando hasta mi boca mientras sonríe y se muerde el labio inferior. Estoy deseando que me bese y me haga sentir algo diferente a lo que sentiría con cualquier otra persona y luego desaparezca sin dejar rastro, dejándome con las ganas de saber más sobre él - lástima que seas menor de edad.
- Fuera de aquí, asqueroso.
- De acuerdo nena - se levanta y se pone frente a la puerta - pero que sepas que me voy porque quiero no porque tu me lo hayas dicho.
Me lanza una última sonrisa y sale por la puerta.
No me lo creo. Creía que no quedaba gente tan chula en el planeta y de repente aparece alguien chulo y guapo. Borrar imagen, borrar imagen ...
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You Are My Dream
RomanceLa diferencia de edad no debería ser un problema, pero sólo si es amor verdadero. ¿Podrá un joven de 24 años satisfacer los deseos de una joven de 17? Y aun más difícil.¿Podrá satisfacer ella los suyos, mientras aguanta sus cambios de humor y su vid...