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Michael

Abrí los ojos con pereza. Katherine no estaba en la cama. Me siento rápidamente en la cama mirando a rodas partes. La veo en el balcón. Me saqué la lotería con ella. Justo cuando estaba apunto de rendirme en el amor, ella va a salvarme.

Me da pena que por 7 meses más no pueda pelear. Sé que le encanta. Amo a Katherine con toda mi vida, la cual daría por ella. Es tan diferente a las demás.

Me levanto y camino hacia ella. Hace frío. La abrazo por la espalda recostando la cabeza en su hombro. Beso su mejilla y vuelvo a acomodar la cabeza.

"Buenos días mis amores!" digo con una sonrisa.

Kate ríe hermosamente.

"Buenos días bello!" dice mirándome.

Se pone frente a frente a mí para besarme con lentitud y cariño. Nos abrazamos. Nos quedamos mucho rato en el abrazo mientras el frío viento nos cubre.

"Hay que prepararnos." digo buscando su rostro.

Ella me mira con una pequeña sonrisa y asiente. Mientras yo buscaba un traje para ponerme Kate se bañaba. Cuando ella salió en su toalla se asomó a la maleta y sacó su ropa interiór y sacó su ropa.

"Se supone que seas tú la que se tarde en escojer tu ropa! No yo!" dice frustrado.

"Yo empaque mi ropa por combinación!" digo con una sonrisa triunfante.

"Vas a llevarte un abrigo verdad?" pregunto cuando la veo vestida.

"Tu qué crees?" pregunta alzando una ceja.

"Creo que enseñas mucho!" digo serio.

Ella sonríe y me besa.

"Me voy a llevar un abrigo!" dice con una sonrisa.

"Vete a bañar yo te busco laa cosas!" dice sonriente.

"Gracias." digo besando su mejilla.

Prendo el agua caliente y me relajo bajo esta. Cuando salgo Kate ya tenía mi ropa y estaba sentada con los ojos cerrados y una expresión de malestar. Pongo mi mano sobre su muslo y ella abre los ojos.

"Estás bien?" pregunto sentándome frente a ella en la cama.

Ella sonríe y asiente. Alzo una ceja.

"Solo tengo ascos!" dice con simpleza.

Asiento y beso su frente. Me visto rápido. La cosa es que no me puedo poner la maldita corbata. Kate se ríe de mí y me ayuda.

"Qué yo haría sin ti!"

"Llegar tarde! Vamos!" dice tomando su abrigo.

Se lo pone mientras salíamos. Cuando llegamos el jefe de la empresa no le quitaba el ojo de enzima a Kate. Imbécil. Yo sé que Kate nunca me sería infiel, pero no confío en él. Kate tenía un abrigo que le llegaba a la cintura. Era más bien una chaqueta, pero él le miraba las piernas.

La reunión pasó demaciado lento para mí. Kate traducía lo que todos decíamos. Las secretarias tomaban nota

La boxeadora es madreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora