Capítulo Uno

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Louis se encontraba en su camerino, estaba por salir al show pero él se encontraba sin cambiarse. Estaba solamente vestido por una bata, mirándose en el espejo. Él no quería salir al espectáculo esa noche, estaba cansado de recibir piropos por parte de hombres viejos y espantosos.
—¿Qué crees que haces, pequeño? —preguntó Eliana, la mujer que en tres años se había encargado de convertirse en su peor pesadilla.
Louis reaccionó al instante, no quería volver a ser castigado de una manera tan cruel como sólo esa mujer lo hacía.
—Yo, eh, lo siento. Estaba esperando a Emma, se supone que vendría a maquillarme.
Eliana sólo le dedicó una mirada repugnante y desconfiada.
—Vístete, mocoso —iba a cerrar la puerta, pero se arrepintió— Volveré en cinco minutos, si no estás listo; sabes lo que pasará.
Al decir esto, salió; dejando a Louis hecho un manojo de nervios y miedo. Sin más, tomó el teléfono móvil que le había obsequiado un cliente y llamó a Emma, la chica que maquillaba a los bailarines, que llegó a los cinco minutos.
—Louis, ¡hola! Vengo a maquillarte, pero sólo es un poco, ya que el vestuario que utilizarás hoy es muy natural, nada excéntrico —Emma dijo, con toda la felicidad que reflejaba siempre— Supongo que Eliana ya debe de haber venido a amenazarte por que te cambies, ¿por qué no lo has hecho?
—No quiero salir al escenario ahora, no tengo ganas. Pero no quiero volver a ser castigado.
Emma sólo asintió con la cabeza y le pidió que por favor empezara a vestirse para que la vestimenta no arruinara el maquillaje. Louis se quitó la bata y tomó del pequeño sillón rojo en su camerino su vestuario de ese día, que era conformado por unas medias negras hasta la mitad del muslo, unas bragas negras con un pequeño moño en la parte de adelante, unos zapatos negros con un diminuto tacón, tirantes y un sombrero negro.
—Estoy listo —dijo, sin más— Por favor, no me maquilles tanto.
Emma, emocionada por maquillar al castaño; sólo hizo un movimiento con su mano restándole importancia a su comentario. ¿Quién no estaría emocionado por maquillarlo? Con su perfecto rostro, sus pequeños labios, su afilada barbilla y ojos azules.
Abrió su enorme maletín y empezó a buscar lo que necesitaría, cosa que no le gustó mucho a Louis pues maquillarse no era cosa que le encantara. Una vez encontró todo, procedió a sentar a Louis frente a ella.
—No te muevas —pronunció— y abre el ojo, o te picaré con el delineador.
El maquillaje sería natural, nada extravagante. Emma tardó al rededor de treinta minutos, al terminar aplicó un poco de labial rojo en los labios de Louis para evitar que se vieran tan pequeños.
—Ahora haz esto —hizo un pequeño apretón con sus labios, que Louis imitó— He terminado, estás listo. Mírate, ¡eres precioso! —le entregó un espejo a Louis— Admira mi obra de arte.
El de ojos azules tomó el espejo y dio gracias al cielo de que Emma esta vez no se haya pasado. El único maquillaje que llevaba era delineador en sus ojos, máscara de pestañas, iluminador, labial y pequeños brillos que Emma había puesto en cada uno de sus pómulos.
Una vez que se observó, puso su sombrero y sus tirantes en su cuerpo. Tomó los zapatos con el pequeño tacón y suspiró para ponérselos. Louis se exaltó cuando escuchó la voz del presentador decir su nombre, era su turno.
—Tengo que irme —dijo Louis— si no consigo los quinientos dólares, Eliana me matará.
—Buena suerte, lindo —Emma dio un pequeño beso en su mejilla y lo abrazó— Consigue el dinero, quiero tenerte junto a mí más tiempo.
—Y yo quiero conservar mi camerino.

Ambos rieron, se abrazaron y después Louis salió a su show.

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—Caballeros, tengo el honor de presentarles a la estrella del show y el mejor chico de nuestro club "Danger Boys". El único, el inigualable: ¡Louis Tomlinson! —la voz del presentador retumbó en el salón, seguido de silbidos y gritos de hombres, jóvenes y adultos— Siempre hay que dejar lo mejor para el final, así que, por favor; admiren nuestro último show.
La canción "Ain't Nobody" comenzó a escucharse junto a gritos, sonidos y silbidos vulgares mientras el castaño subía al escenario. No era novedad, Louis era conocido por ser el mejor y más lindo chico del club. Acto seguido, tomó el tubo que estaba a la mitad del escenario y posó sus manos tras su espalda; para después resbalar por el mismo quedando sentado en el piso. Empezó a gatear por el suelo del escenario hasta llegar hasta el final de éste, donde se encontraba un hombre de traje y adinerado. El hombre lo miró con deseo y Louis supo que tenía una enorme oportunidad, así que prosiguió a quitar la corbata del hombre y a ponérsela él mismo, para después pararse muy lentamente mostrando excesivamente su culo. Sintió que alguien azotaba su trasero. Se asqueó, pero era con lo que se ganaba la vida. Caminó poniendo una pierna adelante de otra mientras caminaba, para llegar al tubo y enredar una de ellas alzando la otra, deslizándose hacia abajo. Siguió haciendo más movimientos hasta que terminó la canción, y terminó acostado y con una pierna alzada en el piso de la pasarela. Al terminar su show, los hombres empezaron a a gritar y a lanzar dinero, que Louis recogió. Dirigió una última mirada llena de pasión al hombre rico y bajó del escenario, despidiéndose con las manos en sus rodillas y lanzando un beso hacia al público.
—Y ese fue nuestro sexy chico, ¿quién quiere tenerlo en la habitación privada? —dijo el presentador, para poner una última melodía y terminar con el show.

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Louis comenzó a contar su dinero, sólo eran $355 dólares. Eliana le dijo que si no conseguía $500 lo transferiría a otro prostíbulo, a uno donde abusarían sexual y físicamente de él. Lo pensó un poco, sabía que se arrepentiría de lo que iba a hacer pero no tenía otra opción. Sin más, se dirigió con el hombre de traje con el que había coqueteado minutos antes. Cuando el hombre lo vio, alejó a todas las personas que tenía a su alrededor, pues sabía lo que el ojiazul haría. Louis comenzó a caminar más rapido, y al llegar; se sentó en el regazo del hombre.
—Hola, lindo —dijo Louis— Te observé hoy en mi show, eres tan guapo.
Louis comenzó a frotarse contra su pene, lo que hizo que al hombre se le empezara a formar una erección. El castaño comenzó a lanzar gemidos falsos, todo era por su dinero.
—¿Qué te parece si terminamos esto en la habitación privada? —preguntó, a lo que el hombre, excitado, asintió— Ven aquí.
Tomó al tipo que ni siquiera conocía de la mano, y se dirigió al espacio donde se encontraba el presentador.
—Jack, la llave de la habitación privada, por favor.
—Aquí tienes —Jack le dio una mirada medio divertida y medio vulgar— Que se diviertan.
Louis y el hombre se dirigieron hacia la habitación tomados de la mano. El castaño abrió la puerta y acto seguido la cerró con seguro, asegurándose de que no entrara nadie.
—Así que, ¿cómo te llamas, hermoso? —dijo Louis, se quitó el sombrero y los tirantes, y los dejó en un pequeño sillón en forma de cuadrado.
—Michael.
Louis asintió y puso sus manos sobre los hombros de Michael, hasta recorrer su espalda.
—Entonces Michael, voy a ser tuyo esta noche.

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