Capítulo Dos

12 0 0
                                    

Después de dos largas horas llenas de sexo, Louis dejó recostado a Michael en la habitación privada para salir a su camerino. Terminó de cambiarse y tomó el dinero del peinador de la habitación; en total eran mil quinientos dólares. Sacó un cigarrillo, lo prendió y lo puso en su boca para después exhalar el humo. Tomó su chaqueta y la colgó en su hombro, para al fin salir de la habitación.
Mala decisión, pensó. Al llegar a su camerino, Eliana se encontraba allí.
—¿Tienes los quinientos dólares? —preguntó— ¿o te saco de una buena vez?
Louis sacó el dinero de su bolsillo y lo arrojó en la mesa frente al sillón en el que Eliana se encontraba.
—Ten —pronunció el castaño— trágatelo.
—Mocoso insolente —la mujer se levantó para tomarlo de la barbilla bruscamente, dando una risotada— ¿Recuerdas que soy la dueña de este lugar, no? Puedo sacarte a la hora que yo quiera. Así te mueres de hambre.
Louis se tensó al instante, pero era demasiado. Ahora no dejaría que sus palabras lo intimidaran.
—Hazlo entonces —dijo, ocultando su miedo— no tienes las bolas. Este lugar quebraría sin mí.
Eliana rió sarcásticamente, y le dio una mirada de burla.
—Te vas mañana —dijo y se fue, azotando la puerta. Dejando a Louis hecho un manojo de nervios y llanto.
¿Por qué había hecho eso?
>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>

Por la mañana, Louis despertó en posición fetal en el sillón de su camerino. Cinco minutos después, recibió un mensaje.
"¿Qué hiciste? Eliana quiere verte en su oficina en veinte minutos." decía, era de Emma.
Louis ignoró el mensaje y sin más, se metió al baño y se dio una ducha. El ser el bailarín más apreciado, lindo y famoso del lugar; le regalaba privilegios. Primero que nada: tenía un camerino personal. En éste tenía una bañera, cama, sillón, peinador y un ropero lleno de vestimenta diferente que se le entregaba cada noche. Sólo él tenía camerino, los demás tenían que esforzarse para conseguir una suite con alguien para pasar la noche o dormir en la calle. En la bañera, comenzó a pensar qué sería lo que haría Eliana. No puede sacarme, pensó, no tengo a dónde más ir.
Cuando estuvo completamente listo, salió de la habitación; saludando a todo aquél que se topara. Al llegar a la oficina de su compradora se le revolvió el estómago, pero sin ninguna otra opción, entró.
—Siéntate —dijo la morena— gracias por venir.
—¿Qué necesitas? —dijo Louis. Siempre la había tratado así, claramente le temía pero frente a ella trataba de pasar desapercibido.
—Necesito hablar contigo, Lou.
—Hazlo entonces.
—Alista tus cosas —dijo Eliana— te vas en dos horas.
Louis se quedó pasmado. Lo había hecho, Eliana lo había sacado a la calle.
—¿Qué?
—Lo que oíste. Pon tus cosas en tu maleta.
—Eliana, Eliana, Eliana —Louis se levantó de su asiento rápidamente, para lanzarse a las piernas de aquella cruel mujer— Eliana, por favor no lo hagas. Prometo cambiar, prometo reunir el dinero que me digas cada noche, haré lo que sea, lo que me digas. Pero por favor, por favor; no me saques a la calle.
—Levántate, pedazo de escoria —lo tomó fuertemente de los hombros y lo levantó de la misma manera— No te sacaré a la calle, te irás a otro lugar.
Para ese momento Louis ya estaba sollozando.
—¿A dónde? Por favor Eliana, no lo hagas, por favor, no me quiero ir.
—Eso no decías ayer, ¿verdad? Ya tomé una decisión, Louis.
—Eliana, cambiaré. Lo prometo; en serio que lo haré, lo juro.
Por última vez, ya tomé una decisión. Ve y haz tus maletas, vienen por ti en dos horas. Me darán un buen dinero por ti, por el famoso y lindísimo Louis Tomlinson. —dijo, y sin más; arrastró a Louis fuera de la habitación y azotó la puerta. Dejando a un pobre Louis ahogado en su propio llanto en el suelo.
>>>>>>>>>>>>>>>>>>>

Louis había terminado ya de hacer sus maletas, ahora se encontraba llorando y despidiéndose de los pocos amigos que había hecho en aquél lugar.
Te voy a extrañar demasiado, pequeño —dijo Emma, quien también lloraba— no temas, todo estará bien. Cuídate mucho, ¿si? Iré a verte pronto, te quiero demasiado.
Louis no podía hablar, le dolía demasiado despedirse de la mejor amiga que había tenido nunca. Lo único que lograba hacer era llorar e hipar.
Niño —dijo Eliana, con desprecio— Están por llegar. Sepárense.
El castaño tomó sus maletas y le dio un beso a Emma en la mejilla, para irse con Eliana.
Tengo que ir al baño —dijo Louis— ¿Puedo?
Eliana lo pensó un poco.
—Apresúrate. —dijo sin más.
Ya en el tocador, Louis hizo sus necesidades y tomó un pedazo de papel higiénico para limpiar sus lágrimas. Se miró en el espejo y peinó su cabello. Dio una última y profunda respiración, y con un pesado dolor; salió del baño.
Al salir, se encontró con la sorpresa de que una camioneta negra se estacionaba fuera del lugar.
—Ven acá —dijo Eliana— Ya llegaron.
Louis sintió el nudo en su garganta formándose de nuevo. Pero no lo permitiría, esta vez no. Tomó su maleta y caminó hacia allá. A la vez un hombre alto, fuerte y de traje caminaba hacia ellos.
—Buenos días —dijo éste— Estoy aquí de parte del Sr. Styles; y vengo por Louis Tomlinson.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Dec 18, 2016 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Angels BoysWhere stories live. Discover now