Capítulo 2

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Me desperté muy tarde, pero había tenido un sueño de lo más interesante.

Casi nunca recordaba más allá de cinco años, lo cual ya es bastante teniendo en cuenta que llevo ciento cincuenta y seis vivo. Sin embargo, esta vez retrocedí hasta los años veinte, durante los años que viví en Nueva York.

Aquella época fue la peor de las que recuerdo. Conocí a muchas personas, y esas personas llegaron a conocerme a mí. También conocí a alguien como yo, pero perdí su pista poco tiempo después.

En el sueño estaba en el callejón en el que se encontraba mi casa. Ella también estaba allí, aunque no recuerdo su nombre. Luego empezó a desvanecerse la escena para dar lugar al que había sido mi siguiente destino: Europa.

Admito que había sido muy mala idea mudarse a Europa durante esos tiempos, y menos aún dada mi situación.

Había aparecido en la hoguera. La gente gritaba mi nombre y me abucheaba. Por aquella yo me llamaba Henry Carter. El fuego empezaba a subir por la escalera hacia mis pies. En cuanto pude sentirlo, paré el tiempo. Pude verla entre la muchedumbre. En ella no se había parado el tiempo. Después huí de nuevo a América y no supe nunca qué le había pasado. Supuse que había muerto.

Me choqué contra la pared del apartamento. Pensar en ello no me hacía bien, pero no podía parar de darle vueltas a la cuestión. Hacía mucho tiempo que no me acordaba de ella. Al instante oí unos golpes en la puerta.

-¿Estás bien?-preguntó mi vecina en cuanto la abrí- He oído unos golpes y pensé que te había pasado algo.

Mis ojos se posaron sobre su cabello. Se lo había cortado. Me asusté y, en un acto reflejo, retrocedí unos pasos.

-¿Qué pasa?- dijo, pero ya no era ella quien hablaba- Ah, es que me he cortado el pelo. ¿Me queda bien?

Era como ver un fantasma. Como escuchar un fantasma. Era un fantasma. Su fantasma. Nunca antes me había dado cuenta del parecido de mi vecina con ella. Me tambaleé hacia los lados, mareado. Mi vecina dejó atrás la escena y corrió a sujetarme el brazo. Entonces perdí el conocimiento.

...

Cuando me desperté, me encontré con los grandes ojos de mi vecina mirándome fijamente. En ellos se mezclaban los diferentes tonos de verdes que existían, y un puntito de luz les daba vida. En ese momento me vino un nombre a la cabeza, pero desapareció rápidamente, como si una parte de mí no quisiera recordarlo.

-¿Qué te ha pasado?-me preguntó mi vecina.

Esa pregunta me despertó por completo. Me incorporé de un salto, propinándole un cabezazo. Pasaron unos segundos antes de que volviera a intentar entablar conversación conmigo.

-¿Estás mudo o qué?- insistió, con una mano sobre la frente a causa del golpe.

Claro que no estaba mudo, pero me pareció una idea excepcional y decidí ponerla en práctica, así que asentí con la cabeza. Ella puso los ojos en blanco.

-Pues mira, señorito sim voz. No me importa que no quieras hablar conmigo, pero al menos escribe en un papel lo que te ha pasado, ¿o tampoco sabes escribir?

Estuve tentado a contestar a esa pregunta, pero decidí quedarme en silencio de nuevo y esperar a que se marchara.

-Oye, me estoy preocupando por tu salud. Es cuestión de educación agradecerme ese detalle.

El silencio se apoderó una vez más de la sala, pero terminó rápidamente con un portazo por parte de mi vecina al salir por la puerta. No me parecía correcto que hablase de educación cuando ella se marchaba con tales modales, pero decidí no decirle nada, ya que por algo le había hecho creer que era mudo.

Me pareció buena idea no dormir más por ese día. Ya había tenido suficiente y podía esperar al siguiente para descansar. Aún así, debía despejar la mente, por lo que retomar una afición del pasado me resultó una propuesta interesante. Abrí un libro por primera vez en mucho tiempo, y esperaba que no fuese la última vez.

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⏰ Última actualización: Jan 17, 2017 ⏰

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