— ¡Vamos, John!— dijo mientras seguía el camino que él mismo había diseñado en su mente. Era fácil, al menos para el detective, porque conocía Londres como la palma de su mano. Pero se les escurría de algún modo que, con tanta adrenalina, no era capaz de descifrar.
—Por aquí— dijo al ex-militar mientras caminaba por fin por una calle, luego de saltar entre los tejados de la ciudad. Pero el taxi se les había adelantado, y Sherlock tenía que ver otra manera de alcanzarlo. —No, por aquí. Perdón.
Y corrieron. Corrieron sin detenerse un solo segundo. El punto de choque estaba cerca, muy cerca. Tanto que, justo como lo tenía planeado, se lanzó prácticamente sobre el taxi para obligarlo a detenerse. — ¡Policía! Abra la puerta— pero bastó con ver al hombre subido en el vehículo para saber que se había equivocado. —No... Sonrisa, bronceado, ¿Qué? ¿California? De Los Ángeles, Santa Mónica. Acaba de llegar.
— ¿Cómo lo sabes?— Añadió Watson cando por fin recuperó el aliento.
—El equipaje. Su primer viaje a Londres, ¿no? Va a su destino y el taxi lo llevó por esta ruta.
—Lo siento...— interrumpió el pobre hombre, notoriamente asustado. —¿Son policías?
—Sí, ¿Todo está bien?— respondió Sherlock, mostrando una placa.
—Sí— añadió el turista, con una sonrisa notoriamente de nerviosismo.
—Bienvenido a Londres— culminó el consultor, de manera irónica mientras seguía jadeando de haber corrido tanto. En ese momento se dispuso a irse.
Estaba molesto consigo mismo, tanto que intentaba calcular qué fue lo que salió mal, y fue John quien interrumpió sus pensamientos.
—Básicamente, el taxi solo se detuvo.
—Básicamente— contestó inmediatamente el detective, con ese sabor tan amargo en la boca de haber fallado.
—No es el asesino.
—No es el asesino, no— aseveró Sherlock.
—País equivocado. Buena coartada.
—Así es.
— ¿Dónde conseguiste eso?— dijo por fin el ex-militar, pues sin duda le causaba curiosidad la placa que anteriormente le había enseñado al hombre del taxi. — ¿Inspector Lestrade?
—Sí. Se lo robé de su bolsillo. Puedes quedarte con ella, tengo muchas en casa.
Lejos de todo pronóstico, quizá alguna reacción negativa por parte del galeno, lo que obtuvo le sorprendió. John comenzó a reír, y ello hizo que su corazón recibiera una potente taquicardia. ¿Por qué? ¿Qué tenía ese rubio frente suyo que comenzaba a hacerle sentir ese sin fin de sensaciones tan diversas?
— ¿Qué? — Preguntó Sherlock, pues seguía anonadado con la situación.
— Nada, el "Bienvenido a Londres"— y ello, debía admitir, incluso a él le había parecido gracioso.
Pero era tiempo de volver a correr, la policía les había cachado, o más bien el americano les había delatado y eso, seguramente, les causaría grandes problemas. Sherlock no quería eso para John.
—¿Recuperaste el aliento?— dijo el detective consultor a su acompañante.
—Ya estoy listo— respondió John, y corrieron rápidamente a Baker Street.
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—Bien— Murmuró John cuando por fin entraron en el 221B, quitándose la chaqueta e intentando recuperar el aliento —Eso fue lo más ridículo que he hecho en mi vida.

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Los verdaderos sentimientos de Sherlock.
FanfictionFanfiction inspirado en la serie de BBC de "Sherlock". Básicamente te contaré la historia tal y como viene en la serie, pero dando el punto de vista de Sherlock. Desde las emociones y el amor platónico que siente por su compañero y mejor amigo, John...