¡Força Chapecoense!

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El mundo del fútbol se vio conmovido este martes 28/11/2016 por la caída del avión que transportaba al Chapecoense, equipo de la primera división brasileña, rumbo a Medellín para jugar la ida de la final de la Copa Sudamericana contra el Atlético Nacional.
La noticia inundó de tristeza los corazones de quienes aman este deporte, independientemente del país al que pertenezcan o el equipo al cual apoyen. Nadie pudo quedar exento de los sentimientos de dolor y angustia que genera una tragedia de tal magnitud, como puede ser la muerte de la inmensa mayoría de integrantes que conforman un equipo que en sus años de existencia, a base de esfuerzo y humildad, se dedicó a inflar el pecho de quienes lucen el brillante verde de su inmortal camiseta, y de llenar de orgullo a los habitantes de la ciudad de Chapecó.
En honor a lo conseguido por este club, no puedo no destacar que en 2009 jugaban en la D del fútbol de su país, y poco a poco, con una dirigencia ordenada y jugadores comprometidos, logró ascender a la primera división del Brasilerao en tan solo cuatro años, consiguiéndolo así en 2013. Luego, ya en 2016, con la intención de salvarse del descenso (recordemos que es un equipo humilde, que no posee los recursos de los grandes de Brasil) y llegar hasta donde puedan en la Sudamericana, no solo lograron evitar la pérdida de la categoría, sino que llegaron hasta la instancia final de dicho torneo.
Al pertenecer a una ciudad no muy numerosa, la relación de los jugadores con los hinchas era de sobresaliente, y un ejemplo para los protagonistas de los grandes equipos que ante el incondicional apoyo de su gente, deciden actuar con la mayor frivolidad posible ante ellos.
Todos estos componentes hacían del Chapecoense un club familiar, que se abrió camino merecidamente, que supo cuidar de su lugar y que contaba con jugadores y directivos que sabían recompensar los gestos de afecto con los que sus hinchas premiaban el esfuerzo que día a día hacían para hacer de Chapecoense un equipo más grande.
Lamentablemente, cuando iban en el avión llenos de alegría, ya que disputarían y pelearían por la final de una competición de primer orden internacional, este se quedó sin combustible y se estrelló a cinco minutos de arribar en el aeropuerto de Colombia.
Claramente, un pequeño GRAN equipo cuyo destino fue el equivocado. Como ya dije, un ejemplo para los grandes jugadores que no se paran a dar un autógrafo, mientras estos muchachos que hoy no están pero quedarán en la historia grande del deporte a nivel mundial e histórico, serán recordados, entre otras cosas, por la relación que tenían con su gente.
El fútbol está de luto, en un duelo difícil de superar para todos.
Es insuficiente, pero esta parte de este homenaje me habrá servido para expresar el profundo respeto que siento por lo acontecido, el cariño que le tomé a la institución, y la admiración y orgullo que me genera su historia, así como también quienes la hicieron ser lo que es.
El mundo está con ustedes, Chapecoense. ¡Força!

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