Hoth

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—Eco tres a Eco siete. Han, viejo amigo, ¿Me escuchas?—
—Fuerte y claro niño ¿Qué sucede?—
—Terminé la ronda, no detecto señales de vida. No hay suficiente vida en este cubo de hielo para llenar una nave. Los sensores están en posición, voy a regresar.—
—Bien, te veré pronto.—
—Cayó un meteorito cerca de aquí. Iré a ver qué sucede. No tomará mucho—

Luke.

Habían pasado tres años  después de la batalla contra el Imperio, ¡la Alianza Rebelde había destruído la Estrella de la Muerte! Con ayuda de Han, pudimos dar el último golpe abordo de una X-WING, el Halcón milenario en el caso de Han, quien finalmente probó ser un hombre valiente salvando mi vida y apoyando a la rebelión. La Base Echo había sido fundada en Hoth hace aproximadamente un año; aquí no se distinguía el cielo de la tierra y era casi inexplicable cómo la flota montó la base en tan poco tiempo.
Yo había salido en una misión de reconocimiento, para buscar vida en ese terrible lugar. Montado en un Tauntaun, abrigado hasta los pies y con temor, salí adentrándome prácticamente en la nada... Una blanca y helada nada.
A lo lejos, en el borroso y brillante horizonte, algo cayó del cielo con singular velocidad, era mi deber y me aproxime cuán rápido me fue posible.

Mi criatura se cansaba, era obvio, el frío era insoportable y ya estaba oscureciendo.
Me fue imposible comunicarme con la base, Han ya no me llamaba y tampoco había salido a ayudarme. Algo se sentía realmente mal. Un animal de las nieves se aproximó a nosotros con agresividad y nos atacó. Lo último que recuerdo es haber recibido un golpe tremendo en el rostro. Quedé inconsciente...

Han.

—No hay señales de vida afuera,General.——Lo sabremos si algo se acerca. ¿Se reportó ya el comandante Skywalker?—
—No, fue a revisar un meteorito que cayó cerca de él.—
—Con todos esos meteoros será difícil sacar de aquí todas las naves.—
—General, debo irme, no puedo quedarme más tiempo. Le debo dinero a Jabba el Hutt.—
—Lamento escuchar eso.—
—Mi cabeza tiene un precio, si no le pago a Jabba soy hombre muerto. Una deuda de muerte no es algo con lo que se pueda vivir tan fácil —
—Es un buen piloto Solo, odio perderle.—
—Gracias General.
Bien su Alteza creo que esto es todo.— miré a Leia.
—Así es.—
—No te pongas sentimental. Hasta aquí llegamos, princesa.—
—Han...—
—Si, su Alteza.—
—Creí que habías decidido quedarte.—
—Bueno... Cambié de opinión, el cazarrecompensas en Ord Mantell me hizo cambiar de parecer.—
—Han te necesitamos.—
—¿Me necesitan? O... Tú me necesitas.—
—No se de que estás hablando.—
—Oh...vamos... Quieres que me quede por los sentimientos que tienes por mi.—
—Bueno... Si. Eres una gran ayuda. Eres un líder natural.—
—No me refiero a eso. Oh... vamos!—
—Estas imaginando cosas.—
—¿En serio? Entonces por qué me estás siguiendo? Tienes miedo de que me vaya sin darte un buen beso de despedida?—
—¡Preferiría besar a un Wookie antes que a tí!.—
—Eso se puede arreglar— me fui molesto–Te hace falta un buen beso!—
Estaba muy apurado, tenía que marcharme y pagar mi deuda, Leia lo hacía todo muy difícil, estaba seguro de que ella sentía algo por mí. ,
Yo no quería hablar con ella y apagué el comunicador.
Ya era tarde, el chico no había regresado y todos comenzábamos a preocuparnos; puedo sostener que ese planeta, era uno de los más hostiles, salvajes, peligrosos y mortíferos de la galaxia.
Poco a poco empecé a perder la cabeza de la preocupación... Nadie sabía nada de Luke y parecía que nadie estaba dispuesto a salir a tan altas horas de la noche a buscarlo.
—¡Oficial de cubierta!¡Oficial de cubierta!— grité.
—Diga señor.—
—¿Sabe donde está el comandante Skywalker?—
—No le he visto, es posible que haya entrado por la puerta sur.—
—"¿Es posible?" Por qué no va a averiguar? Esta oscureciendo y mi amigo está afuera.—  notoriamente molesto me dirigí al oficial, nadie sabía (según C3-PO) sobre el paradero de Luke.
—El comandante Skywalker no llegó por la entrada sur. Tal vez olvidó reportarse.—
—No lo creo. ¿Estan listos los speeders?—
—Eh...no, tenemos problemas adaptándolos al frío.—
—Entonces usaremos los Tauntauns.—
—Señor, la temperatura está bajando.—
—¡Y mi amigo está afuera!—

Tenía que hacer algo, no podía dejarlo afuera a merced de los peligros del hielo y el ardiente frío.
Me monté el la criatura.
—Su Tauntaun se congelará antes de llegar a la primera marca.—
—¡Pues lo veré en el infierno!—
Salí de la base en busca de Luke. Vaya ese chico corría un grave peligro ahí sólo.
Caminamos hasta que el pobre animal cayó enfermo, dejándome a la deriva en ese álgido territorio del que poco sabíamos. Muriendo de frío dí unos cuantos pasos; en la cercanía parecía haber una especie  de cueva gélida, me acerqué más para observar de cerca dentro de aquella cavidad.
No podía creer lo que estaba pasando! Me apresuré... En la nieve estaba un crío agonizante, intentando estructurar palabras débiles con una voz entrecortada, mientras arrastraba su cuerpo queriendo levantarse...¡Era Luke!
—No hagas esto Luke, vamos, dame una señal...— me aseguré de que aún respirara.
—Ben...Ben.. Da...Dagobah...—
—Aguanta muchacho.—
—Yoda...—
—Esto podrá oler mal, pero te mantendrá caliente.—
—S...sistema Dagobah...—
Lo mejor que se me ocurrió en ese momento, fue abrir al Tauntaun por el estómago, tomando el sable de luz del joven granjero. Esa cosa olía terriblemente mal, pero el chico debía mantenerse caliente, así que con mucho cuidado  lo tomé con mis manos y lo metí en la recientemente difunta criatura.
Llamé inmediatamente a la base para avisar del hallazgo y solicitar un urgente rescate.

—¡Comandante Skywalker! ¿Usted me copia?—
—Buenos días que agradable sorpresa.—
—Base eco, aquí rojo dos. Los encontré, repito, los encontré.—

Con Luke de vuelta en la base ya en proceso de recuperación... Yo sólo podía pensar en la pequeña discusión que había tenido con Leia, Agh! Una mujer fría, obstinada, con nada más en la cabeza que sus ideales libertinos y esa incesante necesidad de diplomacia a cada instante y vocablo de su conversar.

Ella era definitivamente hermosa a su manera, adinerada, de clase indiscutible y una inteligencia digna de mucha admiración; me sentía tonto al creer que aquella joven pudiese fijarse en mí... Aunque igual no perdía nada con intentarlo... Ella era una de las causas por las cuales me era tan indispensable abandonar mi puesto de comandante en la Alianza Rebelde.
Cuando mi amigo, el crío rubio que horas antes había sido brutalmente atacado por un salvaje animal de territorios nevados, por fin despertó, yo me mantuve a su lado.
—¿Cómo te sientes niño? A mi me parece que estás tan fuerte como para quitarle las orejas a un gundark.—
—Gracias a tí.— el chico sonreía.
—Me debes dos, niño.— le dije con un tono amistoso, el sabía que me alegraba de verlo con vida.
—Gracias Han.— me miraba con unos ojos tranquilos y un rostro pálido y herido.
—Vaya, se las arregló para mantenerme un poco más a su lado.— le dije a Leia mirándole con una sonrisa pícara mientras observaba su enojo crecer en ese joven semblante.
 —Yo no tuve nada que ver con esto. El General Rieekan cree que es peligroso dejar salir a cualquier nave sin haber antes activado el campo de energía.— me dijo Su Alteza con seriedad .
—Esa es una buena historia. O creo que simplemente no puedes perder de vista a un tipo tan apuesto como yo.—
—¿De donde sacas tus alucinaciones cerebro frito?—
Chewbacca rió.
—Sigue burlándote, bola peluda. No nos viste solos en el pasillo sur, ahí expreso sus sentimientos por mi.—
—¡Eres un presumido! ¡Ignorante! ¡Vil...andrajoso!— vaya... Leia se tornaba molesta.
—¿Quien es un vil andrajoso?— si, eso me dolió.
Me dirigí a Luke
—Debi tocarle un punto débil para enfurecerla así ¿uh?—
—Creo que aún no sabes todo sobre las mujeres.— Leia caminó hacia el chico, le tomó el rostro con firmeza y lo besó.
En el rubio pude ver un aire de triunfo... Y duda... Y culpa.
—Cuidate.— golpeé con camaradería (y celos, muchos celos.) Su hombro y me fui. Nos llamaron a cubierta.
Algo en la sección 12 había estado causando problemas, al parecer era metálico y se movía con rapidez.
C3-PO, con fluidez en más de 6 millones de lenguajes  pudo identificar... Que se trataba de un código imperial.
Salí con la bola de pelos hacia la sección 12. Definitivamente eran armas del Imperio. Un androide sonda imperial.
Vader sabía nuestra ubicación.
—Chewie, cuídate mucho por favor.— oí la voz de Luke, estaba listo para pelear...
—¡Hola muchacho!— gustoso de verle en pie, lo saludé. —¿Estas bien?—
—Si...—
Nos miramos unos segundos... No lo había notado antes pero... El niño era lindo. Me alegraba de que estuviera en buena salud, no se qué habría hecho si algo le hubiese pasado.
Me miró con una sonrisa ligera y la cabeza inclinada.
—Ten cuidado.— le dije finalmente.
—Y ... T...tu.— respondió.
Chewie me miro con extrañeza ... Volvimos a lo nuestro...
Las tropas rebeldes se preparaban para un ataque terrestre.
El Imperio iba a atacar.

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