Carta a un amor no correspondido

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Hola!

Nos conocimos en segundo ciclo de la carrera de ingeniería empresarial un viernes a las 9:10 am., si mal no recuerdo, ambos estábamos en la misma clase de matemática y nunca hubiéramos hablado de no ser porque el profesor llegaba tarde, muy tarde, espero y él lo recuerde porque yo no lo he olvidado... nunca estaré tan feliz y agradecida con alguien por haber llegado tan a destiempo como aquel día. Hablamos durante bastante rato y me sorprendió poder estar tan cómoda con alguien a quien acababa de conocer teniendo en cuenta, además, de que el susodicho era nada más y nada menos que un hombre (en ese momento me era muy complicado hablar con chicos, no sabría decir por qué, no me juzguen). Nos volvimos amigos, nos conocimos mejor y cada día que pasaba me sentía más cómoda, más feliz, más cercana a él, era muy emocionante el pensar, el día anterior a la clase, que al día siguiente iba a verlo y que podría volver a hablar con él una vez más. Sin darme cuenta mis sentimientos comenzaron a cambiar, ya no era simple amistad, me sentía demasiado feliz y emocionada cada vez que lo veía, las cosas ya no eran las mismas, cada vez sentía más ganas de tenerlo cerca y poder hablar con él, las clases ya no eran suficientes, ya no podían satisfacerme, necesitaba más, necesitaba estar más cerca, necesitaba más tiempo. Ya no solo lo veía como amigo, había comenzado a gustarme. No se trataba de una simple atracción, realmente me gustaba el chico que había conocido aquella inolvidable mañana en un balcón del edificio H.

No sabía si él lo había notado, no sabía ni siquiera si era tan obvia como creía que lo era. Cuando mis amigas comenzaron a notarlo me comenzaron a molestar con las típicas sonrisas tontas, los guiños, las miradas cómplices, cada día sentía que era más y más obvio que me moría por él pero había alguien a quien parecía no molestarle o que parecía no notarlo en absoluto... él. Sé que no era la mejor haciéndome notar, mi forma de protección era la peor que a algún ser humano se le podía ocurrir jamás, lo trataba mal, le gritaba y mis frases, en su mayoría, acababan con un "muere" o "te odio", pero a él parecía no molestarle, parecía no importarle y yo solo no podía evitarlo, me sacaba de quicio a veces y el miedo a ser descubierta era tan fuerte que no me dejaba pensar y solo soltaba cualquier tontería que a la mente se me venía, maldita sea la hora en la que mi boca no se podía controlar, mi sentido común estaba tomando vacaciones Dios sabe dónde y mi cerebro simplemente había decidido abandonarme para pensar en las musarañas. Como odio mi mal temperamento y mi inexistente control de emociones.

No sé si era despistado, lento o simplemente era indiferente. Probablemente no le importaba y yo lo entiendo y es que yo soy la unica que notó las "señales" entre nosotros, él me miraba, me sonreía, me escuchaba, me ayudaba y cada vez que lo necesitaba estaba ahí para mí, ¿Cómo iba yo a ignorar a ese chico que tan bien me trataba? Aun así, todas sus lindas maneras no necesariamente significaban que tenía un interés más allá del amical, él probablemente nunca me vio más que como una amiga a la que ayudaba en los momentos en los que podía. Una inocente preocupación nada más.

Así pasó ese ciclo, entre sentimientos que crecían, "indirectas" que no tenían sentido y fuertes dudas al respecto. Nunca me dijo nada ni yo tampoco le dije nada. Así paso el tiempo, hablando, molestándonos, distanciándonos y luego volviendo a contactarnos; sin embargo, nada era lo que yo quería que fuera ¿o sí?

Yo nunca he tenido novio, siempre me ha gustado alguien pero nunca le he dicho mis sentimientos ni he aceptado los suyos, no es que no quisiera, es solo que sentía que no era el momento y bueno... ahora no sé cómo actuar, desearía que mis sentimientos fueran correspondidos pero no sé ni cómo hacérselos llegar, no sé cómo leer sus emociones, no sé cómo expresar las mías. Soy buena con las palabras, las respuestas rápidas e ingeniosas, soy buena expresando mis ideas y dejando mis puntos claros pero... soy malísima expresando mis sentimientos cuando la otra parte es la culpable de los mismos.

Dos años pasaron, dos años de "amistad" que, si bien no nos la pasábamos hablando todo el tiempo, hablábamos lo suficiente como para no poder olvidar mis sentimientos por él. Cada vez que me gustaba alguien más, cada vez que encontraba a alguien que me gustaba y que me correspondía y sentía que estaba por dejar todo y seguir otro camino... él aparecía en mi mente o en la realidad hablándome o simplemente saludándome y, maldita sea si soy tonta, no podía superar los sentimientos tan fuertes que tenía por él.

Cuando volvimos a llevar un curso juntos, cuando nos volvimos más cercanos que antes, cuando reíamos juntos, trabajábamos juntos o solo tonteábamos juntos sentía, sentía cada vez más y cada vez caía más y más profundo. Luche, oh, Dios sabe que luche con todas mis fuerzas para no caer más fuerte y más duro por aquel que muy dentro de mi sabía que no sentía nada más que cariño por mí pero, maldita sea la suerte, mi corazón no me dejaba olvidarlo, mi cerebro simplemente ignoraba mis suplicas y lo miraba, incluso de forma racional sentía que era uno de los chicos más lindos, graciosos y magníficos que había conocido. Maduro a su manera, inteligente, seguro de sí mismo y con un carisma avasallador ¿Cómo era posible que este solo? Debía de estar esperando a alguien especial o, tal vez prefería estar solo, no lo sé, simplemente... era triste no ser la que estuviera a su lado como algo más que una amiga pero, qué podía hacer, mi cobardía nunca me iba a dejar ir y decirle mis sentimientos correctamente.

Aquel sexto ciclo fue el mejor, lo conocí más, claro, también caí el triple de duro por él y mis amigas tendrían que darme un golpe para no estar todo el tiempo mirándolo o buscándolo, lamentablemente este, al igual que todos los anteriores, también llegó a su fin y, para mi mala suerte, era muy probable que no volviéramos a encontrarnos nunca más en una clase. Con lo poco que lo conocía sabía que no lo volvería a ver en un tiempo, tal vez era lo mejor, dolía como el infierno, quería verlo siempre, hablar con él, quería que me mire y me note pero... no era posible, sus sentimientos por mí no eran tantos como para no hacerlo salir disparado de la universidad cuando las clases acabaran, no lo iban a hacer que me esperara o simplemente se dignara a ir conmigo a algún sitio que no fuera la U o Starbucks, simplemente debía resignarme y olvidarlo, era lo más sano y lógico; sin embargo, maldita sea la lógica y su dificultad a la hora de seguirla, yo solo quería correr, abrazarlo y decirle que me gustaba y que él me dijera lo mismo... nunca ocurriría, la suerte estaba echada y yo no era la más beneficiada y feliz con el resultado.

Nunca me ha gustado dar mi brazo a torcer y rendirme con las cosas pero, en este punto, no había más que hacer, mi mundo estaba de cabeza, me sentía desesperada por una salida y la única que parecía que no iba a destruirme, tanto, era la resignación. Era hora de abandonar, no había más que hacer, estaba renunciando y eso era todo.

Escribir es mi forma de liberar mi alma y corazón de la aflicción, me hace sentir tranquila y en paz conmigo, las palabras en una hoja son mi mejor escape, no necesito emitir mayor ruido que el de mis dedos sobre las teclas y, aun así, puedo expresar todo y desahogarme, bendito quien invento la escritura y las computadoras.

Este es mi último adiós al chico que me golpeo tan duro y rápido que ni lo vi venir, solo queda agradecerle por todos los lindos momentos y los bellos sentimientos que me ayudó a desarrollar, agradecerle por estar ahí cuando se lo necesitaba, por ser un buen amigo y consejero, por ser el maduro de los dos y, al mismo tiempo, el niño tonto, gracioso y despreocupado cuando las cosas se me iban de la mano y no podía hacer más que querer llorar o gritar. Gracias por todo, a partir de ahora solo seremos amigos, enterrare todos mis sentimientos, les diré adiós y solo quedara el inmenso cariño que siento por ti. Gracias por ser como eres mi nunca novio y siempre amigo.

Así concluyo esta carta, diciéndole adiós a mi amor unilateral y saludando a la amistad desinteresada.

Adiós amor y bienvenido amigo eterno.

Atte. Yo, la tonta que estuvo detrás de ti por unos largos y tortuosos dos años.

Carta a un amor no correspondidoWhere stories live. Discover now