LA CARTA-SASOSAKU

Para mi querido...

Querido Sasori:

Dices que fui yo, y no fui yo, dices que nunca te amé de verdad, ¡que rabia me da!, siempre estuviste viviendo bajo la sombra, obsesionado con tus marionetas, pero eso nunca me importó... es la 1:55 de la mañana, la fría y silenciosa noche créeme que me acompaña, junto a ese cigarro que prometí jamás fumaria por miedo a que la muerte sería lo único que nos separaría. Y no fue así.

Un cigarro se consume a medida que siento como el humo me abarca los pulmones, ya siento como me cuesta respirar, y lo peor es que es lo único que de alguna extraña manera me calma luego de lo sucedido. Nos prometimos amor eterno en la iglesia y más aún, frente a frente, con tus ojitos miel, caídos y desinteresados, de esos ojos que solamente nacen cuando el verdadero amor se encuentra, o eso creímos... o eso creí.

La facilidad con que se va consumiendo mientras escucho esas canciones, que no creo ser la única, solo les encuentro sentido una vez luego de haber vivido un desamor. Estabas conmigo en todo momento, la pasábamos bien y era la relación ideal, siempre juntos, siempre chateando, a cada momento a cada instante, éramos dos niños en el liceo, dos jóvenes, que se amaban , con un pequeño problema que acompleja a todos y a cualquiera, el espacio y el tiempo. Hicimos lo imposible para estar juntos, para vernos, para relacionarnos, nuestros amigos no nos querían juntos, tu amigo Itachi, capitán de la policía y Deidara, empresario, por mi parte, estaban Naruto y Sasuke,   éramos tan distintos, tu tan serio, distante y en ocasiones arrogante, yo optimista, alegre y sociable, pero es ese tipo de diferencia, que atrae, que gusta, que enamora, que obsesiona... y así nos fuimos enamorando, hasta que el espacio tiempo, nos dio el mas alto golpe que dos almas aparentemente unidas podían sufrir, las etapas.

Las etapas de la vida son claras, concisas y lo peor, es que se debe elegir, para ver si somos o no algo que vale la pena en que perdure, en este interminable circulo de sufrimiento llamado vivencia. Nacer, alimentarte, sufrir, caerte, crecer, enamorarte, sufrir, aprender, superar, mejorar, madurar,..., solo una de las pocas etapas que pueden existir, y entre aprender y crecer, esta el irse. Tuve que irme. Tuve que crecer. Al igual que tú.

Me fui a estudiar medicina, a otra ciudad, a otro tiempo, a otra vida, para poder, según mi ingenua creencia, vivir juntos, crecer juntos...cumplir nuestros sueños. Acepte tu meta de volverte el mejor marionetista del mundo superando a tu abuela. Pero me querías a tu lado, como tu sombra.

No soportaste que no me fuera a tu lado, generalmente en estas ocasiones una parte de la pareja es mas débil, no tiene el amor la misma fuerza y fue ahí donde caíste, donde se manifestó el dolor, la desesperación, la soledad... y me dejaste... cuando más necesitaba aferrarme, cuando más necesitaba un apoyo, me abandonaste.

A estas horas, frente a este cigarro que se consume en mi mano, veo como se consumió mi vida, veo como se consumió nuestro amor, nuestras promesas, "nuestros" sueños y me doy cuenta, que la vida, el amor se acaba de a poco hasta solo quedar esa colilla que no se puede consumir, esa colilla que se abandona y que nadie sabe lo que ocurre con ella, y reflexiono, y entiendo, tu amor se esfumo como el humo del cigarro, mi amor y las ganas de seguir luchando por lo que teníamos se consumió como el tabaco que saboreo, nuestro amor, esa colilla termino abandonada, donde nadie la recuerda, y cada uno siguió su camino.

Fuimos una bonita historia de amor, fuimos una bonita vivencia, fuimos una bonita enseñanza para otros, para nosotros, fuimos un buen cigarro. Que si no dejabas en algún momento, te iba a terminar matando, nos iba a terminar matando. Y estoy aquí, fumándome ese cigarro que prometí jamás fumar, porque, que mas da morir, al fin y al cabo, el amor se debe consumir, al fin y al cabo, ya no te tengo, ya no me preocupa perderte, ya no me preocupa que no me ames, ese cigarro ya se consumió.