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Jueves a las 3 a.m - hospital regional de Seúl






Jimin se encontraba recostado junto a Jungkook en la camilla, con su cabeza acostada en su pecho mientras miraba las luces de ciudad por el gran ventanal de la habitación.

Quizás en el peor de los momentos, Jimin intentaba recordar como era Jungkook antes, cuando podían vivir sin preocupaciones, cuando no tenían que pensar en un futuro, cuando la muerte no los perseguía tan insistentemente y era entonces cuando se preguntaba por qué la vida se lo ponía tan difícil, por que dios permitía esto.

Jungkook siempre fue algo tan peculiar para Jimin, como era tan inexpresivo y desinteresado con los desconocidos y amable, infantil y protector con los que en verdad llegaban a entrar en su corazón... Recordaba su sonrisa deslumbrante y que cuando sonreía sus ojos lo hacían con el, su cabello tapando levemente sus ojos haciéndolo ver como un niño, el era un niño, era su niño...

Pero ahora era tan diferente, ese hermoso chico que lo tenía tan encantado sufría, su perfecta sonrisa ya no era como antes, era débil, sin vida, sus labios estaban resecos, su piel era opaca, de un color palido que enfermaba, su cabello sedoso y brillante se había caído, pero eso no era lo que le perturbaba, si no las venas que se marcaban con intensidad es su cabeza y de igual forma bajo sus ojos, acompañadas de una horribles ojeras azules.

Pero a pesar de todo ahí estaba ese brillo en sus ojos, Jimin podía jurar que aquello era lo único que lo mantenía en pié, lo único que lo hacía fuerte y es que el era tan frágil, se sorprendía de no estar llorando en ese momento.

Jimin se estremeció al sentir un par se caricias en su espalda, Jungkook mantenía los ojos cerrados mientras respiraba algo pausado pero tranquilo, llevaba un gorro gris que Jimin le había regalado ya que odiaba esas lineas azules que se marcaban en su nuca, aunque para Jimin se veía hermoso, a pesar de todo.

—¿Te sientes cansado?—

—Un poco.—

El abrió sus ojos y Jimin sonrió, le encantaban, era como ver estrellas.

—¿Qué?— Jungkook río un poco y acarició su mejilla, sus manos eran grandes y cálidas, algo que a Jimin le fascinaba.

—Es curioso que me sienta tan tranquilo ahora, siempre que te veo a los ojos tengo esperanza, como si todo fuera a estar bien...—

—Todo va a estar bien, sólo bésame—

Se acercó con cuidado quedando sobre el y unió sus labios en un beso dulce, entonces el mas bajo recordó la primera vez que se besaron, fueron tan torpes que incluso sus dientes se chocaron, pero aún así el primer contacto con los labios ajenos provoco esas mariposas producto de la emoción, mariposas que aún siguen apareciendo y quizás esa misma noche seguirían su caminó hacía otro lado.

Entre besos y caricias ambos se quedaron dormidos, pero en la mañana solo uno de ellos despertó.







Al otro se lo habían llevado las mariposas hacía un destino incierto.













Light off | Kookmin OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora