Afortunadamente Storybrooke no era una metrópolis, y después de diez minutos el Mercedes negro entró en la calle Mifflin Street.
Después de haberse asegurado de que Emma estuviese bien instalada, nada más y nada menos, que en su propia habitación, Regina bajó a la cocina a coger agua y alguna milagrosa pastilla que permitiría a la tonta de la sheriff descansar bien. Antes de subir de nuevo, la mujer se tomó la libertad de sentarse dos minutos en uno de los taburetes de la cocina.
¿Qué diablos había de erróneo en ella? Sí, la había abrazado, ¿y? Solo había sido un gesto de ayuda para impedirle que se cayera, no significaba nada, ¿verdad? Y entonces ¿por qué querría tenerla en los brazos también ahora?
Basta, Regina, se dijo, levantándose de repente para volver finalmente con la mujer. Cualquier cosa que estás pensando que sientes por ella es una equivocación. Detente ahora antes de que sea demasiado tarde. Algunos sentimientos no están hechos para ti, lo sabes. Ella solo es la madre biológica de tu hijo. Sois amigas; cuándo ha comenzado esta "amistad" ni tú misma lo sabes, pero al menos hace un tiempo que no intentáis mataros la una a la otra. Estás preocupada porque está enferma, ahí acaba todo. No hay nada más, no sientes nada más. Fin de la historia.
Desgraciadamente para ella, su frágil convicción se rompió en mil pedazos cuando vio a la sheriff dormir plácidamente en su cama, acurrucada bajo las sábanas como un niño. Y fue en aquel preciso instante en que Regina Mills deseó verla siempre ahí, poder despertar con ella a su lado, después de haber dormido abrazadas la una a la otra.
En silencio, dejó el vaso de agua y la medicina en la cómoda y se fue a sentar en la cama cerca de la muchacha. No hubiese querido despertarla, pero la pastilla le haría bajar la fiebre. Con delicadeza, le acarició el pelo, antes de pasarle una mano por la frente: todavía ardía, quizás peor que antes.
«¿Emma?»
La joven sonrió con expresión de cansancio
«Hoy es la segunda vez que me llamas por mi nombre» le hizo notar. Regina se sintió casi perdida apenas sus ojos se reflejaron en aquellos verdes de la Salvadora.
«Te equivocas, querida. La fiebre te hace delirar»
«Me gusta» confesó, mirándola intensamente «En Neverland a menudo me llamabas así, después volviste a ese pésimo Miss Swan»
Un espléndido matiz rojo había coloreado las mejillas de Regina: tenía razón. En la época en que habían estado juntas en la isla se había acostumbrado a llamarla Emma y pensando en ello, había comenzado esa historia cuando la había visto caer al agua en el Jolly Roger. Idiota, pensó, recordando lo sucedido. En aquella ocasión casi la pierde. Una imprevista sensación de vacío la invadió, y se encontró rezando para no experimentar un sentimiento parecido nunca más.
«Deja de decir tonterías, Miss Swan. Tienes fiebre alta» le dijo con poca convicción en su voz. No estaba preparada para bajar las barreras con ella. Y quizás nunca tendría el valor. Era una locura, y debería dejar de soñar con Emma Swan en la cama, entre sus brazos.
Por su parte, la Salvadora se encontró de nuevo sonriendo; le gustaba esa versión atenta de Regina. Por un lado, hubiese querido que toda Storybrooke pudiese ver qué maravillosa persona era. Por otro, estaba egoístamente contenta de que la mujer solo se comportase así con ella...y con Henry. Regina se quedó mirándola por algunos minutos, hasta que decidió que quizás sería mejor hacerle tomar las condenadas pastillas, o la fiebre le subiría mucho más. Se estiró para coger el agua y las pastillas, y la ayudo a beber.
«Gracias» logró murmurar Emma al límite del cansancio.
La mujer estuvo tentada de besarle la frente, pero se limitó solo a acariciarle la cara
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Cuidarte
FanfictionTRADUCCIÓN del mini fic de dos capitulos Prendersi cura di te de Briskal. Se tata de una pequeña historia de dos capitulos, su versión original es en italiano y yo la he traducido como Cuidarte. Regina se encarga de una Emma enferma.