Encuentro

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— ¿Hola?— llamó— ¿Loki?

— Thor...— respondió desde atrás— ¿Por qué hay un gato en la entrada?— pregunta, desvió la vista hasta la puerta por la que acabo de ingresar.

Reparé a Loki hace unas semanas, le habían arrancado el núcleo con el que funcionaba, lo que los humanos llamaríamos corazón. Le construí uno nuevo, pero imperfecto, con un tiempo de vida limitado, ya que no cuento con los recursos necesarios para darle algo de última generación, moderno y duradero. He tratado de enseñarle... el mundo. "¿Qué implica aprender del mundo?" me preguntó, le plantee la siguiente idea: "Quisiera conocer tu pasado. Los humanos tienen pasado y han conocido parte del mundo. Tal vez necesitas reconocer el mundo ¿me explico?" le había dicho mientras examinaba sus extremidades "Yo no soy humano" sentenció "Tienes mi pecho abierto y puedo ver que tengo un núcleo hecho de metal y contiene una fuente de energía. Los humanos están hechos de músculos, carne, huesos, piel..." le puse un dedo sobre los labios que comenzaban a tener temperatura. Deje las extremidades para cerrar su pecho y así Loki ni pudiera ver eso que lo mantenía "vivo" "Los humanos somos más que eso"; ambos guardamos silencio, yo seguí trabajando en las partes dañadas de su cuerpo y él parecía meditar nuestra reciente charla.

— Él viene de vez en cuando ¿te gusta? — me acerque a acariciar la cabeza del felino que ronroneo a mi tacto, le agradaba más allá de la comida que le ofrecía.

— No sé, pero a él pareces gustarle. En especial cuando haces eso. Supongo que es la misma sensación que yo tengo cuando me acomodas el cabello, me examinas o cuando acaricias mi cabeza— no había ninguna emoción en su voz, pero por dentro algo estaba tomando forma; Loki sentía, no le daba nombre a sus emociones pero estaban presentes. "sensación"; una sensibilidad que se transmitía.

Acomodé un mechón negro detrás de su oreja y le bese la mejilla que había despejado. Loki era cálido desde que lo había reparado, todo rastro de que fuera una máquina había desaparecido. Era tan humano y al mismo tiempo podía ver la mecánica de su cuerpo funcionar; yo era un hombre sencillo y solitario, pero desde que había encontrado a Loki todo parecía mejor, incluso la monotonía de mi rutina de viajar, el ir a la orilla de la Ciudad y volver, encontrarlo y verlo sonreír cuando cruzaba la puerta.

— ¿Qué sentiste?— pregunté y Loki frunció el ceño.

— ¿Sentir?— hizo una pausa y toco su mejilla recién besada—. Tu calor... combinándose con el mío— volvió a pensar—. Creo que mi núcleo está roto.

— ¿Qué? ¿Por qué?— me preocupe. Lo lleve al taller y lo recosté, todo a una velocidad impresionante. No le daba tiempo de protestar ni explicar.

— Se aceleró— me dijo antes de que abriera su camisa; sonreí y le bese la frente. Su mano estaba sobre la mía en su pecho.

Eso era nuevo y bueno. Dejo caer su cabeza y una cascada negra cubrió su rostro, parecía recordar algo. Loki tenía momentos de profunda abstracción, nunca me contaba nada de ellos; si recordaba o no cosas referentes a su pasado era un misterio para mí. Con cuidado tomé su mentón y lo incite a mirarme, sus ojos verdes me vieron, pero no me miraron con la intensidad acostumbrada. Me aleje para mirar por la ventana. "¿Cómo te llamas?— le pregunté. "No tengo nombre" me respondió con voz suave y sin mirarme. Esa respuesta inmediata y sin titubeos me provoco una especie de incomodidad, yo ya lo veía como un compañero de aventuras, no como la máquina que en realidad era. Días más tarde le leía el origen de mi nombre, se vio interesado por el Dios del engaño "Ese, dame ese nombre" pronunció sin palabras, su mirada me suplicaba a gritos que lo nombrara de aquella manera; estaban iluminados y ansiosos por primera vez. No podía engañarme, al menos ya no podía.

Circuito del almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora