1. A la deriva

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Alicia iba llorando por frías calles de Bronx, la habían despedido de su único trabajo en la cafetería "Joe's". No sabía que hacer ahora, no sabía cómo comprar los medicamentos de su madre, y lo peor, no sabía cómo pagar su escuela. ¿De dónde sacará ese dinero ahora?

Comenzaba a llover, perfecto, hace el día aún mejor. Sus pies se sentían como hielo, y aún no paraba de llorar.

Dobló la esquina y vio a un hombre con el rostro tapado con un pañuelo negro, en la mano izquierda llevaba una navaja. El hombre venía por su misma vereda. Alicia se sobresaltó y sintió cómo su corazón comenzaba a latir más rápido y el cuerpo se le helaba aún más, vaciló un poco, pensó que quizás podía pasar desapercibida por su lado, pero al ver lo corpulento que el hombre era y la sonrisa siniestra que esbozó, ni eso se atrevió a hacer, dio la vuelta y comenzó a correr lo más rápido que sus piernas le rendían.

Se metió por unas calles que no conocía, pero en ese momento no le importó, sólo quería escapar de ese maniaco, seguramente homicida .

Podía escuchar los pasos agigantados del hombre corriendo detrás de ella. Alicia comenzaba a cansarse, a respirar agitadamente, sus piernas comenzaban a flaquear, nunca tuvo buena resistencia. Lo sentía más cerca, y más cerca.

Sintió cómo la tomaban del brazo, con una fuerza brutal. El hombre la pegó a la pared, la tomó por el cuello y la levantó un poco para ejercer presión. Al instante Alicia comenzó a sentir la falta de aire.

- Hola bebé, que andas haciendo sola, tan tarde por las calles de Bronx, ¿no te han dicho que es peligroso mi niña?

Alicia sólo lo miraba, no sabía qué quería el hombre, en todo caso, ya estaba perdida.

- Okay, muñeca lo único que tu tienes que hacer aquí es darme esa maldita mochila y yo me iré, ¿está bien?- Alicia asintió rápidamente

El hombre procedió a sacar la mochila de los hombros de la chica, tironeándola.
Revisó lo que ahí había, pero se decepcionó al ver que sólo habían libros, lápices, unas llaves y tres dólares. Después de revisar los otros compartimentos, volvió una mirada fría a la chica.

- Celular, ¿no tienes?- Alicia todavía se encontraba en shock, no podía ni moverse- ¡Responde!- las lágrimas de la chica caían con más rapidez por sus mejillas.

El hombre perdió su paciencia, tomó a Alicia del pelo, la lanzó al piso con todas sus fuerzas, quedando con un mechón en su mano. Con Alicia en el suelo, el hombre la abofeteó, la pateó cinco veces, tres en las costillas, una en la cabeza y una en las piernas. A ese punto, Alicia lloraba y gritaba ferozmente, ya estaba viendo doble pero seguía suplicando piedad, pidiendo perdón, ni siquiera sabía porqué lo hacía, pero eran intentos desesperados por hacer que el hombre se detuviera, fallidos.

-¡No me digas que corrí todo esto para nada pendeja puta!

Justo en ese momento, lo peor pasó, su teléfono comenzó a sonar en su chaqueta.

- Mmm, creo que ya encontré tu celular- el hombre rió sarcásticamente

El hombre sacó la navaja que había guardado antes de acorralar a Alicia, y le rajó el bolsillo de la chaqueta a la chica, sacó su celular y se lo guardó.

Se agachó para estar cara a cara con ella, y acercó la navaja a su cara.

- ¿Sabes para que traigo esto conmigo?- Alicia lo mira con ojos suplicantes- Para las chicas que no cooperan- el hombre comenzó a reír como un enfermo psiquiátrico, quizás lo era.

Alicia empezó a llorar con más fuerzas, pensó que moriría. Pero fue callada por un puñetazo que le proporcionó el hombre. Esta vez empezó a gemir de dolor, nunca le habían pegado con esa magnitud. Comenzó a pedir ayuda, a gritar como nunca antes en su vida lo había hecho.

El hombre se dio cuenta de cómo las luces de las casas comenzaban a prenderse, la gente podía escuchar a Alicia desde dentro de sus casas.

Él no vio más solución que callarla a mala manera, así qué empuñó la navaja, alzó la mano, estaba listo para apuñalar el estómago de la chica para acabar con su vida, o quizás el degollamiento sería más rápido, cuando de pronto un chico se abalanzó sobre él, tratando de quitarle la navaja.

Fue una pelea intensa, puños por todas partes, pero se podría decir que el nuevo chico misterioso iba ganando. Hasta que el hombre, quién tenía el poder del arma blanca, trata de apuñalar al chico, sin éxito, puesto que éste era muy ágil. Hubo un segundo intento, en el que sólo logró cortarlo al nivel de la ceja, pero su intención fue ir por el ojo, intento fallido.

El chico, al sentir el ardor del corte y la sangre que ahora resbalaba por su rostro, emitió un grito de guerra, con un solo empujón tiró al tipo al suelo, le dobló el brazo en que tenía la navaja, logrando que éste la soltara junto con un grito de dolor, y comenzó a golpearlo repetidas veces, el rostro del tipo se tornaba irreconocible, estaba completamente lleno de sangre.

Golpe, golpe, golpe. El muchacho parecía estar en un trance.

-¡Adrien!- se escuchó una voz femenina

El chico levantó la mirada, miró al hombre denuevo y luego a la mujer nuevamente. Se paró, aún en guardia.

La mujer avanzó, tomó del brazo a la chica y la llevó dentro de un recinto con una puerta casi camuflada, de metal, con folletos rándom pegados en ella.

-Adrian déjalo ya, ¿acaso quieres matarlo?, nosotros no nos ocupamos de ellos- la mujer habló
-¿Quieres dejarlo escapar?- preguntó él con una voz omnipotente
-¿Cuál es tu idea entonces? ¿Llamar a la policía?

Se quedaron mirando unos segundos, el chico bufó, escupió sangre proveniente de la pelea y la siguió, no muy feliz. Mientras Alicia se preguntaba donde era que la llevaban.

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⏰ Última actualización: Oct 14, 2017 ⏰

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