Aquí estoy, no me he ido.

64 8 8
                                    


Ven,

dame tu mano,

acércate a mí,

deja que te abrace,

deja que mis brazos rodeen tu cuerpo,

descansa un poco.


Así, abrazados,

dejemos que nuestras lágrimas se mezclen,

sin palabras,

sin reproches,

solo tu cuerpo y el mío,

solo sintiéndonos suavemente,

sin movimiento,

que el tiempo se detenga,

que todo el ruido se convierta en silencio...

solo sollozos, solo suspiros...


Cierra los ojos...

Escucha mi voz...

eres tan bella, tan hermosa,

tan importante para mí,

me has hecho vivir de nuevo,

tu juventud le ha dado un soplo de vida

a mi cansado cuerpo,

tu sensibilidad me ha hecho sentir

que aun puedo sentir,

tu ternura ah alejado la soledad de mi corazón...


Siente como mi mano

acaricia suavemente tu cabello...

mientras mis palabras continúan...

Si pudiera borrar el dolor de tu corazón,

si pudiera tomarlo para mí;

que tus pensamientos y tus emociones

olvidaran su amargo sabor...


Dame tu dolor,

mira que yo puedo y quiero cargar con él,

sé que muchos fantasmas

de duda e incertidumbre rodean tu alma,

no los mires, no escuches su lamentos...


Siente mis brazos,

aquí estoy, no me he ido,

y no me iré,

en estos brazos y en este cansado pecho

siempre habrá un refugio para ti...


Ven, recuéstate junto a mí,

siente mi abrazo,

llora lo que quieras sobre mi pecho

y después descansa, duerme,

aquí estaré hasta que un rayo de luz,

se cuele por la ventana,

por esa rendija

que esas cortinas mal puestas han dejado,

entonces depositare suavemente tu cabeza

sobre la almohada y me iré como en ladrón,

tratando de llevarme tu dolor, tu angustia...

Y esa bella imagen de tu cuerpo durmiendo...


Daré gracias a Dios,

por una noche más,

por un día más,

y le presentaré en ofrenda

tu dolor y mi dolor...


Por éste instante

solo siente mis brazos,

aquí estoy, no me he ido...

Escritos de un Amor VirtualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora