Anna Simon y Ana Morgade empezaron a trabajar en la televisión en el mismo programa, "Estas no son las noticias". Sus carreras y ellas mismas han ido evolucionando, lo han hecho juntas, desde el principio. Por ello, el cariño que se tienen entre ell...
-¿Estáis ya, tortolitas? -se queja Cristina- ¡Que yo también quiero darle un abrazo a mi rubia!
Anna y yo nos miramos. Le brillan los ojos. Me hace un gesto de que todo está bien y me aparto. Me seco las lágrimas mientras Cris se lanza a sus brazos.
-¿Estás bien? -me dice Frank.
-Em, sí, sí. Es que hace un montón que no la veo -le contesto, a lo que él me abraza. Sara me hace una seña de que tengo todo el rímel corrido, pero no me importa.
Después de saludarnos, el director del programa, Carlos, nos guía por todo el plató para enseñarnos todo con detalle. Anna y yo íbamos juntas detrás. Resulta que tenemos cada uno un camerino, y el mío está entre el de Frank y el de Anna.
Cada uno entra en el suyo, después de ver todo, y nos acomodamos. Yo aprovecho para arreglarme el maquillaje, que madre mía. Iba hecha un cuadro.
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Después de un rato, tocan a mi puerta.
-¡Vamos! -dice Miki, y entran todos dentro.
-¿Qué pasa? -digo, viendo como están observando todos y cada uno de los detalles de mi camerino.
-Efectivamente, ¡éste es el más grande! -dice Anna.
-¿Qué decís?
-Estamos mirando cómo de grandes son los camerinos. Los nuestros son iguales y enanos, ¡pero el tuyo es enorme! -se queja Sara, poniendo pucheros.
-¡Será suerte! -digo, con una sonrisa triunfante- ¡Ahora iros! ¡Que me estaba arreglando!
-¿El maquillaje que se te había corrido antes? De que será... -dice Miki entre risas, y se va junto Frank y Quique. Yo me vuelvo a sentar frente al espejo.
-Déjalos, son unos tontos. Te echaba mucho de menos, morena -dice Anna abrazándome.
-Anda que yo a ti, rubia. No me mires así, que me vas a hacer llorar otra vez -digo entre risas, me siento y cojo el rímel.
-¿Cómo te miro?
-No sé, con la misma mirada con la que me has estado mirando todo el tiempo.
Cristina y Sara se ríen al vernos hablar. No sé por qué, pero noto que esto va a ser más increíble de lo que me imaginaba.
Narra Cristina
-¿Y qué ha sido de ti estos 4 años? -pregunta Ana a Anna.
-Bueno, me han salido bastantes curros. Uno de ellos era "Otra Movida", que iba con la aquí presente -me mira y me río- y poco más. ¿Y de ti, qué ha sido?
-La verdad es que me ha ido genial. Estuve dos años trabajando en "Buenafuente" y fue lo mejor que me podría haber pasado. Trabajar con Andreu era como si fuera de nuevo a la escuela. Aprendías con él cada día. Y trabajar con Berto y Silvia ni te cuento. Me surgieron proyectos varios, uno con Silvia Abril -Sara y yo asentimos, en señal de que vimos el programa- que no acabó de cuajar. Y bueno también hice un poco de teatro.
-¡Pues madre mía! ¡Qué bien te ha ido, chica! -dice Sara, asombrada.
-No me puedo quejar -contesta Ana. Llevamos ya como dos horas en su camerino, hablando de nuestras vidas, y ya son las 13:30, así que nos dirigimos al comedor para comer con los demás.
-¡Ya era hora! -dice Quique al vernos- ¡Llevamos como media hora esperandoos!
-¡Pues ya estamos aquí! -dice Anna. Nos sentamos y yo me siento al lado de Miki y de Sara. Los chicos ya tenían sus bandejas, así que nosotras nos vamos a por las nuestras.
Narra Frank
-¿Frank? ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? ¡Tierra llamando a Frank! -dice Miki, pasando su mano delante de mi cara para que le prestara atención.
-Eh, ¿qué? -digo, agitando la cabeza para despejarme.
-¿Qué estás mirando, pillín? -pregunta Miki, encarnando una ceja.
-No es qué, sino a quién, ¿verdad, Frank? -dice Quique haciendo el mismo gesto que Miki.
-Q-qué... ¿Qué decís?
-No te hagas el tonto, -dice Miki- que nos hemos dado cuenta de que no paras de mirar a Ana...
-Bueno vale sí, qué queréis que os diga... Desde que la he visto no he podido apartar la mirada de ella... -y les confieso lo que siento por ella. En solo tres horas me ha enamorado. Su sonrisa, su mirada, su generosidad, su cuerpo, su simpatía, su sensibilidad... Es preciosa.
-¿Y se lo vas a decir? -pregunta Quique. Miki le toca el abrazo y le avisa de que las chicas ya vienen. Justamente Ana se sienta a mi lado y los chicos ante eso se ríen. Yo les mando una mirada de advertencia, y la comida pasa entre risas, pero yo no he podido apartar la mirada de ella.
