-¿Por qué? Esa es la pregunta que ronda en mi cabeza desde que tengo siete años, ¿Por qué?-
Amy, una niña de catorce años de edad, que ha sufrido tanto en su colegio como en su casa, no tiene amigos y su “familia” la ignora
-solo me pregunto ¿Qué eh echo para ganar esto? – Dijo ella caminado hacia el baño de su habitación, con la nueva y afilada cuchilla de marca ‘minora’ – no soy perfecta, pero tampoco le eh echo daño a nadie –
Resbalando por la lisa pared cerámica-da de su baño y con lágrimas en sus ojos, deslizo la afilada hoja de metal sobre si muñeca-una cierta cantidad de veces-que al instante logro que una fina línea de sangre saliera de su piel-ya-herida
-cuando me vean se arrepentirán – se dijo así misma
Arrastro sus pies hasta su armario y saco dos pequeños frascos de pastillas que había comprado-ya con su decisión echa-en la farmacia. Y saco la botella de agua que había tomado del refrigerador
-es que, si tienen algo contra mí ¿Por qué no solo me lo dicen? No habría tanto sufrimiento tanto para mí como para ellos - dijo con lágrimas estallando de sus ojos ya pesados - el solo pensar que me dejaron nacer para maltratarme, ¡me da nauseas! ¿Por qué no solo me abortaron? Al fin y al cabo no tienen perdón por todo lo que me han hecho, apenas estoy entrando en mi pre-adolescencia y ya la jodieron – aun con lágrimas brotando de sus ojos comenzó a recordar - cuando tenía cuatro años todo era diferente.
-‘bebe, ven aquí pequeña, te he traído un regalito’- mi padre, era tierno.
-‘Linda, ¿Qué me queda mejor, el azul o el rojo?’- mi madre era especial y feliz.
-‘es mi hermana Idiota, no la vuelvas a tocar en tu vida, o sacare tus ojos y se los daré de comer a los buitres’- mi hermana era más unida a mí.
Destapando los pequeños frascos observo detenidamente su contenido y seguía recordando.
-pero una de las razones por las que lo are, es el cambio tan repentino que tuvieron todos con migo-
-‘Amy quita esto de mi camino ¡AHORA!’- imbécil, jamás creí que todo cambiaria así.
-‘oye van a venir unas amigas, metete en tu cuarto y no salgas hasta mañana, no quiero que lo arruines’- estúpida, soy su hija, ¿cómo puede decir algo así?
-‘quítate gusano, estorbas’- hija de *****.
Tomando en sus manos mientras cruzaba sus piernas, apoyada en la taza observo el contenido de uno de los frascos, las pastillas para dormir no la iban a matar, pero una vez mesclada con antidepresivos serian letales, sacudió la botellita y deposito las pastillas en la palma de su mano y estudio con sumo cuidado, eran redondas, pequeñas, blancas. Sus antidepresivos eran delgados, ovalados y de color naranja, mesclados entre si llenaron la pequeña y herida mano de Amy, observo su muñeca, aun brotaba sangre de ella.
-es increíble que diga esto pero, odio a mi familia, odio a mi vida ¡ODIO LA VIDA!-
Llevo su mano hasta en frente de su rostro, cuando las puso en su boca tenían un sabor amargo, tomo un sorbo de agua para bajarlas hasta su estómago, le rascaron la garganta mientras bajaban, así que decidió tomárselas de a porciones pequeñas. Repitió en proceso con las pastillas para dormir hasta que se terminaron y prosiguió con los antidepresivos pero antes murmuro para sí misma.
-adiós, familia, estoy segura de que no iré al cielo por hacer esto, y tal vez tengan la oportunidad de arrepentirse, pero los conozco y sé que no lo harán, así que seguramente nos veremos en el infierno-
Con los antidepresivos hizo lo mismo, probablemente se estaba metiendo muchos a la boca pero quería asegurarse. No quería volver a despertar.
El mundo se veía confuso y difuso por los bordes. Vagamente en el fondo de su conciencia escucho la puerta de la casa abrirse y a alguien encendiendo la televisión. Entro en pánico pero los sedantes estaban tomando parte de su cuerpo ya y sus ojos se cerraron. El negro era fresco y acogedor pero aún no había muerto.
Como despedida para sí misma murmuro lo último, sin saber que una persona que si la estimaba se dirigía a su habitación.
-perdóname Dios, no tuve opción- débilmente escucho un grito y el goteo de la llave de agua y luego a su primo.
-¡NO! ¡AMY NO! –
Amy, sintió en sus labios formar palabras.
-Perdóname. Te qui. e. ro- pero de pronto se sintió, muy, muy cansada, y el negro anterior se volvió más profundo adueñándose completamente de ella.
FIN
Un momento…
En realidad…
¿Es el fin?
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Hola, yo otra ves, esta historia la habia publicado antes, pero se elimino y aqui esta otra ves, si les gustaria que la convierta en algo mas que un corto, solo comentenlo, las quiero y los quiero.
PD: feliz año ;)
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