Brandon.
Y nuevamente me encuentro aquí, una tez blanca, cabello castaño, ojos azules, cabello lacio y unos labios tan carnosos como rojizos, otra vez tenía a mi lado a otra chica dando la impresión de ser una modelo capaz de sí misma, trabajadora y sobretodo, fiel a su pareja cuando las cosas eran completamente distintas, Katherine era astuta cuando lo quería, una depredadora de animales o en aquel caso, de hombres, caprichosa y todo menos dedicada a su pareja eran tal para cual cosa que ya me comenzaba a aburrir.
Ya me canse de que siempre sea lo mismo, una y otra chica todos los días, quiero cambiar de rutina, concentrarme en otras cosas, no se dedicarme más a la fotografía que es lo que me apasiona o a hacer cosas nuevas, algo que defina finalmente mi personalidad y que le cierre la boca a esos imbéciles que dicen que soy solo un mimado y consentido por mi madre y que voy a vivir mantenido toda la vida por ella.
Hoy en la noche iba a ir a cenar con Brooke, ya que era su cumpleaños y bueno no la podía defraudar, así que me fui a bañar, me vestí lo mejor que pude, aunque tampoco iba tan bien, llevaba una jean negro, una camisa azul y unas zapatillas normales. Ya estaba llegando tarde a la cena, así que me fui en un taxi al restaurante, cuando llegué entré y la vi allí sentada tan linda como siempre, llevaba un vestido corto de color negro. Me acerco hasta ella tomando el asiento contrario y con una sonrisa de oreja a oreja la cual nunca me devolvió le hablé.
— Hola Brooke, feliz cumpleaños —dije intentando demostrar un poco de entusiasmo el cual por el pésimo día que había tenido no tenía..
— Hola Brandon, gracias —lo dijo con un puchero en los labios y eso no era común en ella, ella se describe por ser alegre.
Después charlamos de cómo nos iba y cosas asi pero notaba que brooke estaba medio triste y me atreví a preguntarle qué le pasaba.
—¿Qué te pasa Brooke?, desde que llegue te noto algo rara—.
— No me pasa nada, solo estoy un poco cansada y ya.
— Bueno esta bien, si quieres nos vamos así te vas a descansar .
— Si ya me quiero ir, perdón por hacerte pasar un mal rato pero no estaba bien—me mira con los ojos cristalizados, debo admitir que tuve ganas de abrazarla pero lo mejor era mantener la distancia porque la conocía y sabía que si llegaba tan solo a tocarla terminaría haciendo un escándalo en el lugar, la bipolaridad también la definía muy bien.
Después cada uno nos fuimos a nuestras casas, desde eso no nos hablamos por unos 3 dias mas o menos. Yo no sabía qué le pasaba, estaba rara hace unos días y no me quería decir, así que me quedé con la intriga de saber qué le pasaba.
— Brandon, cielo baja a cenar que ya llegó tu padre —los toques de la puerta y la dulce voz de su madre lo sacaron de su enorme burbuja cayendo en la realidad de que vivía rodeado de seres humanos, se deshizo de su suave frazada y se levantó con pereza de la cama comenzando a refregar sus ojos.
— Si ma, ya bajó —respondí tratando de sonar alegre y al escuchar los pasos alejarse de la puerta tome una simple camisa azul con un bóxer negro y no, no me incomodaba tener que bajar en bóxer o estar completamente desnudo en mi habitación, eso era algo que también me describe como ser humano.
Rascando mi nuca y con una sonrisa falsa salí de mi habitación e ingrese a la cocina en la cual saludé tanto a mamá como a papá, todos tomamos asiento en el comedor y tomando mi cubierto comencé a devorar la carne preparada por mamá.
— Hijo ¿qué tal van las cosas en la escuela? —preguntó papá queriéndose hacer el interesado cuando yo perfectamente sabía que mi vida no le interesaba en lo absoluto.
— Bien, gracias por preguntar —le sonreí.
Si aguantaba todo eso era solo por mamá ya que sino fuese por ella me iría de aquella casa y terminaría golpeando a papá gracias a todas sus humillaciones y sus ganas de querer controlar mi vida como se le antoja como todo lo que hacía él, tratar de controlar a la gente a su antojo.
Recogí mi plato al terminar y lavé del mismo para luego salir de la cocina y al estar por entrar a mi habitación tomé el rostro de mamá en manos y deje un sonoro beso en su frente.
— Buenas noches mamá —le sonreí de oreja a oreja.
— Buenas noches hijo.
♔
— Venga Brandon, levántate de esa cama y baja a desayunar que debes ir a la escuela —escuché por décima vez la voz de mi mamá, me estuve haciendo el dormido pero eso no sirvió de mucho ya que las cortinas fueron abiertas y mis ojos casi ardieron ante aquello, me levanté y me cambié para ir a la escuela, baje a la cocina a desayunar y me fui a la escuela.
Iba a ir caminando a la escuela ya que no tenía ganas de tomarme el autobús y tener que fumarme a los imbéciles de mis compañeros, así que me fui caminando, tampoco me quedaba muy lejos quedaba a unas 15-20 calles de mi casa, mientras caminaba pensaba en lo pésimo que la había pasado ayer, tener que fingir amar a papá y pensar en el desastre que tengo como vida.
Llegó a la escuela y entró al aula mirando los tantos rostros conocidos, nada nuevo, excepto mi asiento el cual estaba siendo ocupado por un chico de cabello castaño el cual estaba dado vuelta, mis puños se cerraron y mis mejillas se pusieron tan rojas como dos tomates al borde del maduro.
— Oye tú, largo de mi asiento —le reclame tratando de calmarme lo más que podía, claro solo si aquello era posible.
—Perdón, pero yo llegué primero —dio vuelta la silla y pude reencontrarme con él, nunca lo había visto pero aquella sonrisa de chico bueno hizo que la sangre me hirviera.
Mis venas comenzaron a marcarse y ya cuando no aguante más, lo tomé por la camisa y lo levanté como si de un juguete se tratase, lo empuje hasta la pared ya llamando la atención de todos. Mi puño se volvió a cerrar y¿ este quiso ir directo a su rostro pero mis ojos se encontraron con aquellos orbes cafés, fruncí mi ceño y trague saliva bajando poco a poco mi mano, qué diablos me había pasado.
— Y-yo lo lamento, joder, perdón es que no tuve un buen día y me la agarre contigo siendo que ni siquiera te conozco —lo solté y trague saliva apenado, escuché una risita de su parte y fue extraño porque en vez de molestarme.. Me causo ternura.
— Me llamo Tomas y tí ¿cómo te llamas? —susurró con una sonrisa de oreja a oreja ofreciéndome la mano la cual estreche al instante.
— Me llamo Brandon, oye en serio lo siento por lo de recién, es que no tuve un buen día ayer y no estoy de humor y me agarre contigo sin que me hayas hecho nada —volví a disculparme.
— No hay problema, esta bien te entiendo, si quieres te dejo tu lugar asi estas mas comodo —se levantó y se fue hacía el asiento de atrás.
—¡Gracias! no hacía falta pero gracias, ¿porque me tratas bien? si yo te trate mal, no te entiendo, si fuera tú, ya me hubiera golpeado unas cuarenta veces quizás —le sonreí.
— Da igual, ya te dije que te entiendo y no hay problema.
Faltaban unos minutos para que termine la última y tenía muchas ganas de irme, de repente suena el timbre, agarre mis cosas y salí del aula lo más rápido que pude. Salí del colegio y me fui caminando a mi casa, llego y veo que no están mis padres, así que me voy a mi habitación a dormir hasta que se me pasara el enojo conmigo mismo. Mañana me espera un día largo así que voy a descansar lo más que pueda, mañana me convertiré en un nuevo Brandon.
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Confundido ©
RomanceLuego de que tanto rubias como morochas pasasen por la cama de Brandon, éste comienza a aburrirse de la rutina diaria la cual se basa en llevarse todos los días a alguien nuevo a la cama, para su mala suerte, todas las chicas o al menos todas las qu...