11:11♥

14(narrado).

Hoy toca escribir una carta a alguien que no está a nuestro lado, te la escribiré a ti.

Querido ángel:

Te echo de menos.
Vuelve.
Esto no es una carta cualquiera, aquí estoy poniendo mi corazón en tinta y papel, lo mismo que hago todas las noches, recordarte, llorar.
Sé que si me vieras así me dirías algo como pequeña para, no lo merezco, pero yo sé que te mereces más que eso.
Tú, nunca te has valorado tanto, pero yo, yo sé que no hay nadie mejor que tú.
Y pe

No aguanté más, no podía escribir más, lágrimas y miles de lágrimas salían, recordaba tus besos, me vino tu perfume, sentí tus manos secarlas como tantas veces lo hicieron, y no pude, salí corriendo, llorando, sin importarme la profesora ni mis compañeros, y fui directamente hacia la esquina donde lloraba, donde tú me abrazabas y me decías que todo estará bien, pero no, ahora nada estaba bien, no estabas tú, ¿qué va a estar bien? Te quiero como el primer día o incluso más.

Fue en esa esquina donde vino el chico nuevo a preguntarme porque lloraba.
Quería gritarle que se fuese, que esa esquina era solo tuya y mía que ahí solo tú tenias permiso para consolarme, que no quería que borrasen tu huella.
Pero no pude, no pude, lloré más, escondí mi cabeza entre mis piernas y lloré, lloré como si lo arreglara todo, lloré como si estuviese sola, lloré como si él no me estuviese abrazando, lloré por ti, por tu ausencia, por que te quitaron de mi lado y no pude hacer nada, lloré por aquella maldita noche, por aquella maldita pelea, por aquella maldita llamada, por aquella maldita cuchilla, lloré porque quizás ese era tu final, pero el mío también, lloré porque me quedé sin alma, te la llevaste. Y no dejaba de llorar.

—¿Quieres contarme que te pasa bonita?

Inhalé aire y lo solté en forma de suspiro, ya que un suspiro es el aire que sobra por alguien que te falta.
Alcé la cabeza, me sequé las lágrimas y lo miré.

—Ausencia.

Contesté, nada más.
Intenté levantarme pero me fallaban las fuerzas.
Él me cogió, me agarró de la cintura y puso mi brazo en sus hombros.
Volvía inhalar aire, y me vino tu olor, y puedo jurar que cuando lo miré a los ojos pude ver los tuyos.
Me estaré volviendo paranoica pero tus ojos los distingo en cualquier parte.