Comenzaba Marzo, y ya todos estaban locos con la entrada a clases, en especial yo porque era mi primer año de T. en enfermería, como lo no iba a estarlo si había esperado tanto tiempo para empezar a estudiar, en realidad estaba feliz, aunque muy asustada y nerviosa, creo que a todos les puede suceder ¿o no?
Para variar ese día llegue atrasada, pero solo fueron minutos, me senté al lado de una chica y comencé a observar a mi alrededor, muchas mujeres, no era de extrañarse, ese día no fue tan interesante, aunque debo confesar que me sentía nerviosa y a las vez muy ansiosa por aprender y conocer gente que tuviera los mismo gustos que yo, las mismas ideas, incluso los mismo pensamientos, creo que ahí ya me había ido al extremo.
Al pasar los días fui conociendo gente, pero en verdad ya no era de hacer amigos, solo me interesaba tener conocidos, y aprender, tal vez era un poco competitiva en ese aspecto, ya que tenía la práctica, pero no la teoría.
Todo comenzó en el primer taller cuando el Doctor y Profesor Juan Quezada nos preguntó la razón de haber elegido la carrera, éramos aprox. 12 en esa sección, cuando de pronto escucho la voz del único varón que había y dice: "Porque quiero hacer algo bueno en la vida". Su respuesta me había parecido rara por el simple hecho de todos teníamos casi las mismas razones, lo mire de reojo, aun no podía distinguirlo bien, lo único que sé, es que era una chico raro.
Ese mismo día tuvimos que hacer grupos y me tocó trabajar con él, traté de ser simpática, pero él era un chico con cara de nada, no tenía expresión, sus ojos tristes y melancólicos, con una cara casi de Sargento o de militar, que se yo que cosa era, pero no había conocido persona más pesada e insoportable como él.
Debo confesar que era un chico inteligente, entendía rápido, incluso mejor que yo, eso me producía una sensación de que tenía competencia en la carrera.
-¿Hola? Le dije con una voz casi chillona y muy amigable, en realidad era normal en mí, pues tenía demasiado desplante, y no me interesaba lo que el resto dijera.
Ese chico me quedó mirando con cara de desagrado, como si mi presencia le molestara o algo, pero aun así al pasar los días algo me llamaba la atención en él, tal vez sus ojos, su energía, su forma de ser tan ... tan diferente pero a la vez tan bella, me preguntaba que le habría pasado en su vida, o que problemas tenia para ser tan desagradable, en realidad no me simpatizaba para nada, era un chico fantástico, y cuando digo fantástico lo digo en serio, porque yo no creo en las fantasías pero, un día todo cambio para siempre.
Entre conversaciones y vistas a diario en cada clase y taller, comencé a conocerlo un poco más, casi llegué a lo profundo de su ser, si no es porque él llegó antes al mío, ya que él era muy introvertido, pues siempre me decía:
-Si te cuento las cosas que he hecho, te despilonarías de mí, y te alejaras por siempre-.
Pues yo sólo le decía que se tomara su tiempo, no podía presionar a alguien que no confiaba en mí, si no me conocía, pero aun así, a pesar de todo, sentía que él tenía un trato diferente conmigo, yo le decía "Mi Guau".
Comenzamos contando nuestras vidas, su vida era un poco triste al igual que la mía. La primera confesión que cuando era niña, la pareja de mi abuela materna, no mi abuelo biológico, "hacía sus juegos" conmigo, y no era cualquier juego, supongo que ya saben a qué me refiero, yo solo tenía aproximadamente 8 años, no tenía voz ni nadie que me defendiera, aunque déjenme decirles que cuando crecí, ya no era la niñita tímida, y miedosa que le asustaba todo, yo lo encare, y aunque me tire a medio mundo encima Salí victoriosa y me saque ese enorme peso de encima, que no me dejaba estar feliz . Tal vez sí, era muy pronto para contar todas las cosas en tan poco tiempo, pero sentía que lo conocía de toda la vida, y que más puedo decir, él amaba a los animales al igual que yo, aunque me llamaba a atención que su amor fuera tan extremo hasta el punto de parecer un perro.
En su pecho colgaba un collar muy rustico y antiguo, tal vez cuantas personas lo habrían ocupado antes de él, no lo sé, puesto que estaba muy feo, era un perro, un perro todo roñoso, pero lo era.
Había olvidado decir un detalle muy importante, su nombre era Paul.
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cuando mis ojos se cierren
General Fictionuna historia de fantasía y amor mas aya de todo lo normal