La invitación

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Estábamos en época de fin de año, época de vacaciones navideñas. La nieve y las bebidas calientes, las botas y las bufandas, muñecos de nieve y guantes tejidos por doquier. South Park volvía a esta bella temporada.

La llegada de las vacaciones no sólo era un receso de actividades para los adultos, sino también para los niños, en especial aquellos que asistían a la escuela de South Park. Era el ultimo día de clases, el cual como era costumbre fue un día de despedida entre los chicos y sus maestros, al menos hasta el siguiente año. La clase del señor Garrison no fue la excepción, pues el maestro también se despidió de sus alumnos de buena manera.

—Que tengan unas buenas vacaciones niños, y no hagan cosas inadecuadas —dijo el maestro, manteniendo su tono de burla habitual.

Los chicos del cuarto grado estaban en su receso tan deseado, en sus vacaciones navideñas. Craig, Tweek, Butters, Kenny, Cartman; y por supuesto, los mejores amigos, Stan y Kyle. La campana avisó que el año escolar había terminado, era la ultima vez que esta sonaría en todo el año.

Los niños salieron contentos de la escuela. La felicidad se sentía en el aire, se evidenciaba en las risas y el bullicio de los niños. Pero, a pesar de esto, era erróneo decir que todos estabas contentos, pues había un chico que no tenía altas expectativas en esta fecha, y se hacía evidente en su cara larga. Ese chico era Kyle Broflovski.

Kyle seguía en el salón de clases, acostado sobre su mochila, mirando hacia la ventana con notoria tristeza.

—¿Pasa algo Kyle? —a Kyle se acercó un muchacho de gorro azul y cabello negro, dejando mostrar su preocupación.

El pelirrojo de ojos verdes se veía decaído, no respondía las preguntas que Stan le hacía. Era evidente que algo estaba mal con su pequeño amigo.

—¿No crees que es algo vacío? —preguntó el pelirrojo con la voz apagada.

—¿Qué cosa es vacía? —replicó Stan, sentándose a su lado.

—Nada, olvídalo... Vámonos —dijo Kyle fulminantemente.

Kyle se levantó de su escritorio, tomó su mochila y se fue sin esperar a Stan, dejándolo atrás. Stan, al ver esto, levantó su mirada y se fue detrás de su amigo. Fueron los últimos en irse del salón de clases.

Un poco más adelante Stan alcanzó a Kyle, y se quedó a su lado. Caminaban ahora lento, en silencio, sin siquiera compartir alguna mirada. El de cabello negro se sentía incomodo, por lo que decidió romper el silencio.

—Por cierto, Kyle, ¿planeas hacer algo estas vacaciones?

Stan esperaba que Kyle dejara de lado su melancolía, al menos pensando en algo positivo. Sin embargo, Kyle no cambió de actitud, mostrándose incluso pesimista.

—No lo sé Stan, supongo que lo mismo de cada año —respondió sin ganas.

El pelirrojo se veía decaído, no parecía disfrutar el haber salido a vacaciones. Stan se sentía mal al respecto, pues no encontraba como ayudar a su amigo. Fue entonces que a su cabeza llegó una genial idea.

—¡Oye Kyle! —exclamó alegre.

—Si, ¿Qué pasa?

—Acabo de recordar algo, ¿y si me acompañas a mí y a mi familia a un viaje?

La idea de Stan era sacar a Kyle de su aburrimiento en casa, darle un plan diferente al de todos los años, intentar cambiar la expresión de su rostro con algo diferente.

—¿Viaje?

De inmediato la expresión de Kyle cambió. Se dibujó una sonrisa en sus delicados labios, y sus ojos brillaron con una luz sin igual.

—Sip, pero con una condición —replicó Stan, con una sonrisa picara en sus labios.

—¿Qué condición?

—Tendrás que dormir en la misma cama, conmigo —le dijo él al pelirrojo en voz baja.

—¿Pero que carajo? Stan, deja de ser gay —respondió sonrojado.

—Entonces, ¿Qué dices?

—Bueno, acepto. Sería algo distinto a lo de cada año.

—¡Genial! —gritó Stan alegre, percatándose de algo en el proceso—. Ah, lo olvidaba, tenemos que ir a tu casa por tus cosas.

—¿Qué? No me digas que se van hoy mismo.

—Bueno, a decir verdad... sí. Hoy deberíamos salir en auto.

—¡¿Qué?!

Vacaciones navideñas  (Bajo edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora